La desigualdad de género en Venezuela continúa siendo un problema en el país a pesar de la adopción de medidas enfocadas a disminuirla.[1] La estructura social en Venezuela generalmente ha sido descrita como sexista.[2]
En la participación en el trabajo, el papel de las mujeres en la fuerza laboral aumentó de un 17.5% en 1950 a un 43.0% en 1998. Esto incluía a mujeres casadas que no podían dedicarle tanto tiempo al trabajodebido a los estándares tradicionales para establecer una familia.[3]
Bajo el gobierno de Luis Herrera Campíns, el gobierno venezolano se concentró en renovar la "ley familiar" nacional. El 16 de julio de 1982, el Congreso de Venezuela aprobó enmiendas a la ley que le garantizaban a la mujer venezolana igual poder que su marido para tomar decisiones familiares, al igual que divorciarse en caso de que su pareja fuese infiel. Anteriormente, la ley venezolana declaraba que una esposa "tenía que seguir a su marido a donde decidiese vivir" y que el "marido tomará todas las decisiones relacionadas con la vida matrimonial".[4]