El mestizaje es el encuentro biológico y cultural o su ordenamiento entre etnias diferentes, en el que estas se mezclan, dando nacimiento a nuevas especies de familias y nuevos genotipos. Se utiliza con frecuencia este término para describir el proceso histórico sucedido en la América española (ya que en ningún otro lugar ni circunstancia se ha producido en la historia un mestizaje habitual ni significativo salvo en otros territorios históricos del Imperio español asiáticos, oceánicos o africanos). Sin embargo, puede también referirse a otros pueblos y otras épocas en el que hayan atravesado un proceso de encuentro entre varias especies de familias, en lugares como Filipinas (éstas islas sí con un mestizaje extendido), Sudáfrica o Estados Unidos, donde el proceso de mestizaje entre los europeos e indígenas fue casi inexistente.
En la historia de las naciones modernas, el mestizaje fue atravesado por numerosos factores, como el clima, las particularidades culturales de cada comunidad, u otros aspectos que provocaron, en diferentes regiones dentro de un mismo país, que el mestizaje haya sucedido en diferentes ritmos y grados de profundidad. El ejemplo latinoamericano es notable, puesto que ejemplifica una mezcla étnica expandida por gran parte de los países que la conforman.
África ha tenido una larga historia de mezclarse con no africanos desde tiempos prehistóricos. El reflujo euroasiático que ocurrió en tiempos prehistóricos vio una gran migración desde el Levante que ingresó a la región y estos inmigrantes se mezclaron con los nativos africanos. Se pueden encontrar signos de esta migración entre las personas que habitan el Cuerno de África y Sudán. África en la Antigüedad también ha tenido una larga historia de mezclas interraciales con exploradores, comerciantes y soldados árabes y europeos que tenían relaciones sexuales con mujeres negras africanas y las tomaban como esposas.[1]
Richard Francis Burton escribe, durante su expedición a África, sobre las relaciones entre mujeres negras y hombres blancos: "Las mujeres están bien dispuestas hacia los extraños de tez clara, aparentemente con el permiso de sus maridos". Hay varias poblaciones de raza mixta en toda África, en su mayoría como resultado de las relaciones interraciales entre hombres árabes y europeos y mujeres negras. En Sudáfrica, hay grandes comunidades mestizas como los mestizos y los griqua formados por colonos blancos que toman esposas nativas africanas. En Namibia existe una comunidad llamada Rehoboth Basters formada por el matrimonio interracial de hombres holandeses/alemanes y mujeres negras africanas.[2]
En la antigua África portuguesa (ahora conocida como Angola, Mozambique y Cabo Verde), la mezcla racial entre portugueses blancos y africanos negros era bastante común, especialmente en Cabo Verde, donde la mayoría de la población es de ascendencia mixta.
Ha habido algunos casos registrados de comerciantes y trabajadores chinos que tomaron esposas africanas en África, ya que muchos trabajadores chinos fueron empleados para construir ferrocarriles y otros proyectos de infraestructura en África. Estos grupos laborales estaban compuestos completamente por hombres y muy pocas mujeres chinas venían a África.
En África occidental, especialmente en Nigeria, hay muchos casos de hombres no africanos que toman mujeres africanas. Muchos de sus descendientes han ganado posiciones destacadas en África. El teniente de vuelo Jerry John Rawlings, de padre escocés y madre ghanesa negra, fue nombrado presidente de Ghana. Jean Ping, hijo de un comerciante chino y madre gabonesa negra, se convirtió en vice primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de Gabón y fue presidente de la Comisión de la Unión Africana de 2009 a 2012.
Los hombres indios, que durante mucho tiempo han sido comerciantes en el este de África, a veces se casan con mujeres africanas locales. El Imperio Británico trajo muchos trabajadores indios a África Oriental para construir ferrocarriles en Uganda . Los indios finalmente poblaron Sudáfrica, Kenia, Uganda, Tanzania, Malaui, Ruanda, Zambia, Zimbabue y Zaire en pequeñas cantidades. Estas uniones interraciales eran en su mayoría matrimonios unilaterales entre hombres indios y mujeres de África Oriental.[3]
En Reunión la mayoría de la población se define como mestiza. En los últimos 350 años, varios grupos étnicos (africanos, chinos, británicos, franceses, indios gujarati, indios tamiles) han llegado y se han asentado en la isla. Ha habido personas de raza mixta en la isla desde su primera habitación permanente en 1665. La población nativa de Kaf tiene una diversa gama de ascendencia que proviene de los pueblos coloniales indios, chinos y esclavos africanos traídos de países como Mozambique, Guinea, Senegal, Madagascar, Tanzania y Zambia a la isla.[4]
En Madagascar hubo una mezcla frecuente entre las poblaciones de habla austronesia y bantú. Un gran número de los malgaches de hoy son el resultado de un mestizaje entre austronesios y africanos. Esto es más evidente en los mikeas, que también son la última población malgache conocida que todavía practica un estilo de vida de cazadores-recolectores. En el estudio de los malgaches, el ADN autosómico muestra el grupo étnico de los montañeses casi una mezcla uniforme de origen del Sudeste Asiático y bantú, mientras que el grupo étnico costero tiene una mezcla bantú mucho más alta en su ADN autosómico, lo que sugiere que son una mezcla de nuevos inmigrantes bantú y el grupo étnico montañés ya establecido. Las estimaciones de máxima verosimilitud favorecen un escenario en el que Madagascar fue colonizada hace aproximadamente 1200 años por un grupo muy pequeño de mujeres de aproximadamente 30. El pueblo malgache existió a través de matrimonios mixtos entre la pequeña población fundadora. También matrimonios mixtos entre hombres chinos trabajadores o hombres franceses colonos con las mujeres malgaches nativas no eran infrecuentes.[5][6]
Los asiáticos centrales descienden de una mezcla de varios pueblos, como los mongoles, los túrquicos y los iranios. La conquista mongola de Asia Central en el siglo XIII resultó en asesinatos masivos de la población de habla irania e indoeuropea de la región, y su cultura e idiomas fueron reemplazados por los de los pueblos turco-mongoles. La población sobreviviente restante se casó con invasores. La genética muestra una mezcla de ascendencia asiática oriental y caucásica en los individuos de Asia central.[7][8]
Este proceso se ha definido como uno de transculturación, que ha definido la identidad latinoamericana. El proceso de mestizaje en América se originó con la llegada de los europeos al continente y subsecuentemente de los esclavos africanos que vinieron con ellos. En este encuentro de culturas surgieron varios tipos de mestizos:
El mestizaje ha sido uno de los temas fundamentales en los países americanos pero especialmente en América Latina. Esta característica de fusiones culturales, ha sido acogida en las últimas dos décadas para explicar el fenómeno de la pluralidad en Iberoamérica. Así mismo, esta misma ideología le ha dado fuerza a la teoría de que detrás de la percepción de la sociedad como producto del mestizaje existe un fenómeno enmascarado de racismo y exclusión. Este último punto se refleja en el hecho que estudios recientes tienden a llamar la atención sobre la necesidad de reformar el derecho para poder hacer frente a una realidad antes inexistente o ignorada: la pluralidad de la sociedad.
La idea del mestizaje, según algunos estudiosos, ha sido utilizada por los gobiernos y las élites latinoamericanas para ocultar indicios de discriminación racial y racismo en el continente. Utilizando términos de Stanley Cohen, Ariel Dulitzky argumenta que existen tres tipos de formas en que se niegan la discriminación racial y el racismo en el continente: la negación literal, la negación interpretativa y la negación justificada. La primera de éstas se da cuando los gobiernos niegan que se dé cualquier tipo masivo de racismo y discriminación en sus países. Una forma clara de negación literal es mediante el uso de la idea de mestizaje. A través del discurso de igualdad de razas en el continente, la percepción de que todos pertenecemos a una sola etnia «mestiza» que tiene los mismos ancestros ayuda a reforzar la imagen de que no existe el racismo puesto que ni siquiera existen razas diferentes. Esta noción ayuda a reforzar la idea de la democracia e incluso a fomentar la consolidación de un nacionalismo que fortalece el estado, en el período republicano la idea de la raza única mestiza era un arma de defensa contra otros elementos que podían fragmentar los nuevos estados latinoamericanos por medio de esta se buscaba fortalecer los países emergentes al estilo de las naciones europeas.
Sin embargo, esta visión de mestizaje ha adquirido, según Peter Wade, una imagen que se acerca más a aquella proyectada por la raza blanca y se ha intentado alienar a la raza indígena y aún en mayor medida a la negra.
Aunque la noción de raza ya es un concepto anacrónico, Peter Wade tenía la idea de que en estas razas o grupos étnicos de no blancos y no mestizos, existiría un deseo de blanqueamiento mediante el mestizaje lo que les llevaría a un nuevo posicionamiento dentro del orden social. En esto se enfoca Peter Wade al hablar en especial de la raza negra cuando algunos buscan abrir un camino de abrir nuevas posibilidades para sus descendientes. Sin embargo, existe la noción contraria bajo la cual el mestizaje es evitado por una de las razas ya que esto es mal visto por los suyos, en el caso de alguien de raza negra esto podría ser considerado una traición para sus ancestros.
Pocos países en el mundo pasaron por un mestizaje tan intenso como Brasil.[10]
Los portugueses ya trajeron a Brasil varios siglos de integración genética y cultural entre grupos europeos, y ejemplo de ello son los pueblos celta, romano, germánicos, otros pueblos ibéricos y lusitano. A pesar de que los portugueses básicamente son un grupo europeo, siete siglos de convivencia con moros del norte de África así como con judíos, dejaron por cierto en ellos un importante legado genético y cultural. Y en Brasil, una parte importante de los colonizadores portugueses e ibéricos se mezcló con indios y con africanos, dando lugar a un proceso que resultó muy importante para la formación del futuro nuevo país en suelo americano.
Al citado y a otros procesos, se sumó luego una fuerte inmigración desde otras regiones de Europa. Desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, Brasil recibió cerca de cinco millones de inmigrantes europeos, en su mayoría portugueses, españoles, italianos y alemanes, sin contar otros grupos menores, pero significativos, como los estadounidenses, que llegaron a fundar pueblos (ejemplo: Americana, SP), japoneses, chinos, coreanos, paraguayos, peruanos, bolivianos, entre otros grupos. La suma de estos procesos dio por resultado la actual composición de la población brasileña, que sigue adelante con su tradición de misceginación. En 2008, 48 % de la población de Brasil se consideraba blanca, 44 % se identificaba como parda, y 7 % se consideraba negra.[11]
Los indios brasileros no presentan relevantes diferencias genéticas entre sí, pues serían todos descendientes del primer grupo de cazadores asiáticos que llegaron a las Américas, hace 60 mil años atrás.[12] Pero en lo cultural, los aborígenes brasileros constituían una diversidad de naciones con lenguas y costumbres distintas. La llegada de los primeros portugueses, en su mayoría hombres, culminó en relaciones esporádicas y de concubinato con las indias. Y el 4 de abril de 1755, D. José, rey de Portugal, firmó un decreto autorizando el mestizaje de portugueses con indios.[13]
Los africanos esclavizados en Brasil pertenecían a muchas diferentes etnias, aunque la mayor parte eran bantúes, originarios de Angola, Congo, y Mozambique. De todas maneras, en lugares como Bahía predominaron esclavos de Nigeria, Daomé, y Costa da Mina, especialmente durante el siglo XVIII. Algunos esclavos islámicos habían sido alfabetizados en árabe, trayendo así a Brasil un rico y variado aporte cultural.
A fines del siglo XIX, el gobierno brasilero liberó a los esclavos, aunque sin darles adecuada asistencia social, y por varios motivos, incluyendo la necesidad de mano de obra y el deseo de "blanquear" a la población nacional, durante al menos un siglo se estimuló muy especialmente la inmigración europea. Había entre los gobernantes de Brasil de la época, la idea de que si inmigrantes europeos se casaban con pardos y negros, el resultado sería un paulatino "emblanquecimiento" de la población brasilera. La conocida pintura A Redenção de Cam,[14] obra hecha en 1895 por Modesto Brocos y Gómez, sintetiza la idea corriente de esa época: «A través del mestizaje con europeos, los brasileños se volverían de piel cada vez más blanca».