Inicia el Juicio por la mala gestión de Niemeyer

Desde esta mañana y hasta que se dicte sentencia comparecerán como acusados el exdirector del Centro NiemeyerNatalio Gruesosu entonces esposa, J. P. P.; el que fuera secretario general del patronato de la instalación cultural, José Luis Rebollo; el exdirector de producción del Niemeyer, Marc Martí; el exempleado de la agencia de viajes con la que operaba el centro cultural de la ría avilesina, J. M. V. R., y la propia agencia de viajes. Afrontan penas de entre año y medio y 11 años de prisión. Testificarán decenas de personas: algunas de ellas víctimas de una gestión presuntamente irregular, pero otras muchas responsables políticos por cuyas manos pasó el proyecto. Ojo, porque puede haber más morbo en las declaraciones de algunos testigos que en las de los propios acusados.


l argumento más facilón para cualquier defensa será el de enarbolar la relevancia que para Avilés tenía (y tiene) el Centro Niemeyer y enumerar la lista de presuntos hitos de programación que se llevaron a cabo. “El Niemeyer puso a Avilés en el mundo”, llegaron a decir los gestores que hoy se sientan en el banquillo, como si eso fuese justificación alguna. Lo que la sección tercera de la Audiencia Provincial tratará de dilucidar nada tiene que ver con si fue mejor o peor la alfombra roja del Niemeyer de Natalio Grueso, sino si la gestión de las cuentas fue o no la adecuada. Tampoco si se gastó mucho o poco, sino si las facturas pagadas con fondos públicos fueron manipuladas y falseadas; si hubo enriquecimiento ilícito con el dinero de subvenciones públicas. Tratar de llevar el asunto a otro terreno no es más que una cortina de humo.

En la investigación sobre las irregularidades en la gestión del Niemeyer la clave está en las cuentas, no en las intenciones. LA NUEVA ESPAÑA puso el primer foco al revelar en febrero de 2011 que los socios privados de la Fundación Niemeyer habían rechazado firmar las cuentas del centro referidas a 2009. Esa fue la punta de un iceberg de presuntas irregularidades que acabaron por desbordar a las administraciones que participaban en la gestión del complejo cultural: el Ayuntamiento de Avilés, el Principado de Asturias y la Autoridad Portuaria avilesina. Ya entonces corrían los comentarios sobre el descontrol en la gestión de Natalio Grueso al frente del Niemeyer, en especial los gastos en viajes que cargaba al complejo cultural. Ante la incertidumbre, la Fundación Cristina Masaveu Peterson y Cajastur dejaron pasar sin pronunciarse las cuentas del ejercicio, pero ya comenzaba a conocerse que algo podía acabar torciéndose en el centro cultural avilesino. Pocos días después, LA NUEVA ESPAÑA puso al aire las cuentas del centro cultural y en medios socialistas ya se hablaba de la necesidad de establecer más controles sobre la gestión de Natalio Grueso.


El Centro Niemeyer nació en medio de un atronador ruido político. Probablemente fuese el artefacto electoral más evidente de los últimos años. El ya fallecido Vicente Álvarez Areces, que presidía el gobierno socialista del Principado conocía bien en 2006 (cuando trascendió a través de este periódico el proyecto), que Avilés era un granero socialista de votos esencial para garantizar otra victoria electoral. La construcción en Avilés de una obra de Oscar Niemeyer, cedida a la Fundación Príncipe sin que esta le diese salida, abrió una pugna política entre populares y socialistas, primero a cuenta de la elección del lugar (Gabino de Lorenzo movilizó a la sociedad ovetense y los socialistas se atrincheraron en Avilés). Tras la victoria en 2007, el Ejecutivo socialista logró que las obras del Niemeyer estuviesen listas otra vez a las puertas de las elecciones. Pero para entonces ya afloraban las sospechas sobre la gestión. No se mostró la realidad del desbarajuste contable hasta que el Ejecutivo de Foro (guiado por cierto revanchismo) y el gobierno de Javier Fernández decidieron revisar cada pago.

Natalio Grueso, con una arrolladora personalidad, siempre ha contraatacado cualquier crítica a su gestión con un cierto desdén con tintes de desprecio. Pudo verse en su intervención en la Junta General, durante la comisión de investigación parlamentaria sobre el Niemeyer. Criticar la gestión era criticar al centro cultural y, además, implicaba una cortedad de miras porque en el mundo de la élite cultural las cosas funcionaban de otra manera. Esa estrategia poco valor tendrá ante el tribunal. Lo que la Audiencia Provincial trata de juzgar es el destino de fondos mal justificado, por qué hubo viajes a nombre de Grueso y su mujer, algunos de ellos antes incluso de haber sido nombrado director, por qué se cargaron al complejo facturas de viajes y gastos que nada tenían que ver con él. Cuando el gobierno de Foro en el Principado aireó las cuentas del Niemeyer se centró en la anécdota, en algunos casos, como los gin-tonics pagados tras alguna comida. Pero la Agencia Tributaria desglosa una elevada lista de facturas presuntamente irregulares. La prueba más evidente de que alguien intentó, no se sabe por qué motivos, cargar al centro cultural gastos ajenos está en las familias que comprobaron que sus excursiones a Eurodisney, pagadas a la agencia de viajes, acabaron como costeadas por el Niemeyer. ¿Por qué se produjo eso? Si las familias ya habían abonado ese viaje, ¿qué destino tuvo el dinero que el Principado volvió a pagar?

Informa: https://www.3detresabogados.com/


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