Si alguien le preguntara quién inventó el yogur y cuánto tiempo lleva en el menú gastronómico, es posible que no conozca la respuesta, así que se lo diré.
Es probable que el yogur haya sido uno de los primeros alimentos "procesados", ya que surgió como un agradable accidente en algún lugar de Asia Central desde el Neolítico; 4 500 años antes de la Era Común (AEC), también conocida como Antes de Cristo.
Si alguna vez se ha preguntado cómo es que los seres humanos sobrevivieron esas épocas prehistóricas, el consumo del yogur puede ayudar a explicarlo.
Durante algún tiempo hemos sabido que al ser un producto lácteo cultivado, el yogur ayuda a equilibrar las bacterias intestinales para la salud digestiva, sin embargo, una nueva investigación revela que también proporciona beneficios para los huesos.
De hecho, esa investigación demostró una alimentación que incluía yogur aumentó la densidad ósea y disminuyó el riesgo de padecer osteoporosis.
Como recordará, el yogur en realidad es leche fermentada. Incluso podríamos decir que es un conjunto de bacterias comestibles, y además es sorprendentemente fácil de preparar con los ingredientes y las condiciones correctas.
El yogur puede ayudarle a su intestino a eliminar las toxinas y desarrollar un microbioma saludable. Tome dos bacterias beneficiosas, lactobacillus bulgaricus y streptococcus thermophilus, agréguelas a leche sin pasteurizar de alta calidad, proveniente de vacas alimentadas con pastura, y cuando esté a cierta temperatura se fermentará.
Aunque es probable que no suene muy apetitoso, el producto final será un suave y delicioso yogur.