¡Muestre algunas tripas!

Pregunté antes en este foro de blog: "¿Alguna vez te ha parecido interesante que todos quieran cambiar el mundo ... pero nadie quiere cambiar?"
Los humanos son criaturas de hábito. Como criaturas, tenemos necesidades básicas de supervivencia, alimento, agua, refugio. En términos de pensamiento cognitivo, estamos en la cima del reino animal. Refinado como somos, inteligentes y sociales como somos, todavía somos animales. Como criaturas refinadas, inteligentes y sociales que han creado esta existencia multifacética aquí en la tierra, tenemos que formar hábitos y rutinas que se vuelven casi autónomos solo para sobrevivir. Nuestros requisitos diarios son tales que, en nuestras sociedades aceleradas, nos marchitaríamos sin rutina. Hay cosas que debemos hacer todos los días; cosas que no queremos tener que pensar mientras las hacemos, para que podamos pensar en otras cosas que son más importantes. Las cosas que requieren atención cognitiva activa deben lograrse con éxito.
Formamos estas rutinas, las encerramos y nos quedamos allí. Formamos patrones de comportamiento en los que nos involucramos y refinamos hasta que sean efectivos en términos de tiempo y costo; requiriendo un mínimo de pensamiento y acción, llevándonos a nuestro objetivo con la mayor conveniencia. Hacemos esto porque no solo es conveniente, también es reconfortante. Todos encontramos consuelo en la regularidad. La regularidad significa que la rutina de nuestras vidas está funcionando sin problemas. El patrón de nuestra existencia no se ha roto y necesita poca o ninguna atención.
Para decirlo sin rodeos, ¡vivimos enamorados de nuestros surcos! La mayoría de nosotros vivimos la mayoría de nuestras vidas en una rutina de surcos.
"Pero espera un momento", dices. "No todas las rutinas son surcos".
Te daré que la palabra rut es una palabra fea. Tiene una connotación negativa y no todas las rutinas son comportamientos negativos. Pero, es mi opinión que todas las rutinas pueden llevar a un comportamiento negativo, porque una rutina es solo eso, una rutina. Requiere poco o ningún pensamiento, es fácil porque nuestra memoria muscular automáticamente adopta de manera predeterminada un patrón de comportamiento que promueve la pereza en el pensamiento y la acción.
Yo digo: "¡Muestra algunas agallas, tira las rotas!"


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