Hoy conocí a Juan del Angel, Juan es un mecánico hondureño que ha viajado en tren los últimos 28 días junto con su esposa y sus 3 hijos buscando llegar a Ciudad Juarez donde le espera un trabajo. Le conocí afuera de un seven eleven donde pedía con lágrimas en los ojos trabajo para comprar la leche de su hijo de 8 meses porque a su esposa le robaron el bolso con todo el dinero que les quedaba.
Cuando le pregunté por qué viajaba me respondió, en Honduras mis hijos comen 2 tortillas cada tercer día, quiero que coman todos los días. Es cuando uno se topa con estas situaciones que empieza a evaluar ¿como medimos el éxito?. Para Juan el éxito es que sus hijos coman UNA vez al día ¿y para nosotros?
Es dificil enfrentar una situación de este tipo, nunca faltará quien diga ¡Que se ponga a trabajar! mi pregunta es ¿Ustedes le darían trabajo? no faltará quien diga ¡Qué les ayude el gobierno! ¿El mismo gobierno que no les pudo dar oportunidades y que les orilló a arriesgarlo todo, incluso la vida en un viaje que no saben si terminarán? Es muy sencillo evadirnos diciendo, no es culpa mía, debería existir tal o cual instancia para que les ayude. Aquí yo voy a parafrasear a Silvio Rodriguez quien en "Canción en harapos" decía: "Que fácil es escribir, algo que invite a la acción, contra tiranos, contra asesinos, contra la cruz y el poder divino siempre al alcance de la vidriera y el comedor"
Yo se que no faltará quien piense, ¿Cómo se puede arriesgar la vida y la de tu familia en algo tan imprudente como eso? yo pienso, cuando uno ve a sus hijos condenados a morir lentamente de hambre se es capaz de todo. Juan del Angel me enseñó algo hoy, tengo mucho más de lo que necesito, soy grandemente bendecido por Dios y no lo reconozco como debería hacerlo, me hizo reflexionar por estar molesto porque no funcionaba el la televisión por cable mientras el estaba desesperado por no tener que darle de comer a sus hijos, eso realmente pone las cosas en perspectiva.
Hoy tuve la oportunidad de ayudar a un ser humano, sin que supiera mi nombre, sin aceptar las gracias porque yo he sido solo un instrumento para que la bondad de Dios se manifestara para con uno de sus hijos. En medio de todo alcancé la claridad suficiente para obsequiarle la desgastada Biblia que usé en los peores momentos de mi vida, tengo confianza en que el mensaje de esperanza que a mi me transmitió pueda tener el mismo efecto en él y su vida.
Después de esto solo puedo decir, Señor, gracias por mostrarme cuan afortunado soy, permíteme ser un instrumento para que tu amor se manifieste en la tierra, una acción a la vez.