El año 2012 fue proclamado como el Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos mediante la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, adoptada el 20 de diciembre de 2010.[1] La iniciativa surgió como una respuesta a la necesidad urgente de abordar los desafíos energéticos globales que afectan especialmente a los países en desarrollo. Este año se dedicó a promover el acceso universal a servicios energéticos modernos, fomentar la eficiencia energética y aumentar el uso de fuentes renovables. La declaración subrayó la relevancia de la energía para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y otros compromisos internacionales de desarrollo sostenible.[1][2]
Durante el Año Internacional, se llevaron a cabo múltiples esfuerzos para coordinar políticas nacionales que integraran tecnologías de bajas emisiones y fuentes renovables, fomentando los marcos regulatorios necesarios para la transición energética. A nivel global, se promovieron iniciativas dirigidas a garantizar el acceso a energía moderna para las poblaciones más vulnerables, reducir la dependencia de fuentes contaminantes y fomentar la innovación tecnológica en el sector energético.[2]
El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, lideró la iniciativa Energía Sostenible para Todos,[3] que buscaba comprometer a gobiernos, empresas y sociedad civil en tres objetivos clave para 2030: garantizar el acceso universal a servicios energéticos modernos, reducir la intensidad energética global en un 40% e incrementar el uso de fuentes renovables al 30%. Esta iniciativa también facilitó redes de cooperación internacional, facilitando el intercambio de tecnologías avanzadas y recursos financieros entre países, especialmente en regiones como África, Asia y América Latina.
El impacto del Año Internacional trascendió su tiempo de conmemoración, ya que contribuyó al diálogo global sobre el vínculo entre energía y desarrollo sostenible. También contribuyó a que el acceso a energía sostenible se incluyera como un objetivo clave en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible bajo el ODS 7: "Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos". Estas acciones fomentaron el desarrollo de infraestructuras energéticas sostenibles y la consolidación de mercados energéticos regionales en países en desarrollo.[1][2]
2009 fue proclamado Año Internacional de las Fibras Naturales por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2006.
El Año Internacional de las Fibras Naturales fue proclamado en 2009 por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de diciembre de 2006.[4] La iniciativa contó con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) como facilitadora principal para coordinar las actividades del año en colaboración con gobiernos, organizaciones regionales e internacionales, ONGs, el sector privado y otros organismos del sistema de la ONU. El propósito de esta designación fue aumentar la visibilidad y la demanda de fibras naturales, promoviendo la sostenibilidad de las industrias que dependen de ellas y mejorando el bienestar de los productores. Además, se buscó apoyar la seguridad alimentaria y contribuir a la erradicación de la pobreza, ya que las fibras naturales representan una fuente clave de ingresos para los agricultores en muchos países en desarrollo.
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Su proclamación destacó la importancia de estas materias primas tanto para la sostenibilidad ambiental como para el desarrollo económico y social. A lo largo del año, la FAO lideró iniciativas para aumentar la conciencia global sobre las ventajas de las fibras naturales frente a las sintéticas, resaltando su papel en sectores tradicionales e innovadores. A continuación, se abordan los principales temas y actividades que marcaron esta conmemoración.
Durante el Año Internacional, uno de los mensajes clave fue enfatizar la relevancia de las fibras naturales frente a las fibras sintéticas, como el poliéster, el nailon y el acrílico, que se habían vuelto populares en el último siglo debido a sus bajos costos de producción. Sin embargo, las fibras sintéticas suelen ser derivadas del petróleo, lo que implica una mayor huella ecológica debido a las emisiones de dióxido de carbono y al uso de materiales no renovables. En contraste, las fibras naturales, como el algodón, el lino, la lana y el cáñamo, son biodegradables y, en general, requieren menos energía en su producción, lo que las convierte en una opción más sostenible y menos perjudicial para el medio ambiente.[5][6]
El impacto positivo de las fibras naturales en el medio ambiente fue un aspecto destacado. Además de ser recursos renovables, su producción genera residuos reutilizables, como los materiales compuestos de yute y sisal que se usan en la construcción de viviendas o para generar electricidad. También son completamente biodegradables al final de su ciclo de vida, lo que reduce significativamente la generación de desechos persistentes en el medio ambiente..[5][6]
La designación de este año también subrayó el rol económico de estas fibras para los países en desarrollo. Industrias tradicionales como el yute en India, el sisal en Brasil y la lana en Mongolia son esenciales para el sustento de millones de pequeños agricultores y comunidades rurales, y proporcionan una fuente de ingresos fundamental que ayuda a mejorar la seguridad alimentaria. La FAO promovió estas fibras como vehículos de crecimiento económico y social, incentivando políticas comerciales justas y un aumento en las inversiones para fortalecer las industrias de fibras naturales en estos países..[5][6]
La FAO también resaltó las innovaciones que incorporan fibras naturales en industrias avanzadas, como la automotriz, la construcción y la medicina. Gracias a sus propiedades mecánicas y su bajo costo, fibras como el abacá, el cáñamo y el lino se utilizan en materiales compuestos para componentes de automóviles, techos y aislantes en la construcción, así como en textiles con propiedades antibacterianas para el ámbito médico. Estos desarrollos demuestran cómo las fibras naturales han evolucionado de su uso tradicional en prendas y textiles a aplicaciones de alta tecnología, alineándose con la tendencia hacia materiales sostenibles.[5][6]
Durante el año se realizaron más de 150 actividades en unos 50 países, coordinadas por la FAO y un comité directivo internacional. Entre los eventos destacados estuvieron:[7]
La resolución de la Asamblea General exhortó a los gobiernos, organizaciones regionales e internacionales, así como a ONGs y al sector privado, a contribuir voluntariamente para apoyar la celebración del Año. Este enfoque de financiamiento voluntario permitió realizar múltiples actividades sin depender de los fondos obligatorios de las Naciones Unidas.[4]
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La Semana Mundial de la Alfabetización Mediática e Informacional es un evento anual que comienza el 24 de octubre desde 2011, fue proclamada por la UNESCO en ese mismo año.
La Semana Mundial de la Alfabetización Mediática e Informacional fue proclamada por la UNESCO en colaboración con la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas (UNAOC) y la Alianza Global para las Asociaciones sobre Alfabetización Mediática e Informacional (GAPMIL)[8] a partir del primer Foro Internacional sobre Alfabetización Mediática e Informacional, celebrado en Fez, Marruecos, en 2011.[9] La proclamación responde a la creciente necesidad de que las personas desarrollen habilidades críticas para manejar la información y medios en un entorno digital cada vez más complejo, promoviendo una ciudadanía informada que sea capaz de discernir información veraz y protegerse de la desinformación. La UNESCO y sus socios establecieron esta iniciativa para fomentar la inclusión social y el diálogo intercultural, promoviendo competencias que empoderen a las personas en el uso seguro y responsable de las tecnologías de la información.[10][11]
La semana comienza cada año el 24 de octubre. La primera celebración tuvo lugar en 2011,[12] y desde entonces el evento se ha consolidado como una plataforma de referencia donde educadores, estudiantes y profesionales comparten conocimientos, desarrollan competencias digitales y fortalecen el pensamiento crítico en relación con los medios y la información. Las actividades incluyen talleres, conferencias, competencias y presentaciones sobre alfabetización en medios e información digital,[13][14] así como la presentación anual de los Premios Mundiales de Alfabetización Mediática e Informacional, que reconocen a educadores destacados en esta área.[15]
Año | País | Ciudad | Tema |
---|---|---|---|
2011 | Marruecos | Fez | Primera celebración, sin tema[16] |
2012 | España | Barcelona | Sin tema[16] |
2013 | Egipto | El Cairo | Sin tema[16] |
2014 | China | Pekín | Sin tema[16] |
2015 | Estados Unidos | Filadelfia | Sin tema[16][17] |
2016 | Brasil | São Paulo | Sin tema[16] |
2017 | Jamaica | Kingston | Media and Information Literacy in Critical Times: Re-imagining Ways of Learning and Information Environments,[18] ('Alfabetización Mediática e Informacional en Tiempos Críticos: Reimaginando Formas de Aprendizaje y Entornos de Información') |
2018 | Lituania | Kaunas | Media and Information Literate Cities: Voices, Powers and Change Makers,[19] ('Ciudades Alfabetizadas en Medios e Información: Voces, Poderes y Agentes de Cambio') |
2019 | Suecia | Gotemburgo | MIL Citizens: Informed, Engaged, Empowered,[20] ('Ciudadanos AMI: Informados, Comprometidos, Empoderados) |
2020 | Corea del Sur | Resisting Disinfodemic: Media and Information Literacy for Everyone and by Everyone,[21] ('Resistiendo la Desinfodemia: Alfabetización Mediática e Informacional para Todos y por Todos') | |
2021 | Sudáfrica | Alfabetización mediática e informacional por el bien público[22] | |
2022 | Nigeria | Abuya | Profundizar la confianza: un imperativo de la alfabetización mediática e informacional[23] |
2023 | Jordania | Mar Muerto | Alfabetización mediática e informacional en los espacios digitales: Una Agenda Global Colectiva,[24] Postpuesta[25] |
2024 | Jordania | Amán | Las nuevas fronteras digitales de la información: Alfabetización mediática e informacional para la información de interés público[26] |
La Semana del Bienestar es un evento anual que incluye segundo sábado de septiembre y se celebra desde 2011, fue proclamada por Organización Panamericana de la Salud en ese mismo año.
La Semana del Bienestar fue proclamada en 2011 por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en el marco de la implementación de la Declaración Política de las Naciones Unidas sobre las Enfermedades No Transmisibles (ENT).[27] Esta iniciativa nació con el objetivo de generar conciencia y movilizar a los sectores de la sociedad hacia la prevención y control de las ENT, que representan una de las principales amenazas para la salud pública en la Región de las Américas. La proclamación busca promover una acción intersectorial para la creación de entornos saludables, políticas públicas favorables a la salud y un movimiento social que abogue por el bienestar físico, mental y social, en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, particularmente el ODS 3.[28][29]
Se celebra anualmente durante la semana que incluye el segundo sábado de septiembre, un evento que amplía el enfoque del Día del Bienestar en el Caribe.[30] La primera celebración de la Semana del Bienestar tuvo lugar el 16 de septiembre de 2011 en Nueva York. Esta fecha fue elegida para alinearse con la atención internacional hacia la salud pública en ese período, en coincidencia con la Declaración sobre las ENT. Cada año, la Semana del Bienestar adopta un tema relacionado con la salud pública global, integrando cuestiones planteadas en el Día Mundial de la Salud. Las actividades típicas incluyen la organización de ferias de salud, eventos comunitarios, programas educativos en escuelas y universidades, y campañas de concienciación a nivel regional, que involucran a diversas partes interesadas, desde el sector público y privado hasta organizaciones de la sociedad civil.[28]
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La Semana de Vacunación en las Américas es un evento anual que se celebra durante la última semana de abril desde 2003, fue proclamada por Organización Panamericana de la Salud en 2002.
La Semana de Vacunación en las Américas (VWA) fue propuesta en 2002 por los ministros de salud de la Región Andina, como respuesta a un brote de sarampión en Venezuela y Colombia.[44] El 22 de septiembre de 2003, el Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) aceptó formalmente la propuesta.[45] Los objetivos principales incluyen promover la equidad y el acceso a la inmunización en América, particularmente en poblaciones marginadas y vulnerables con acceso limitado a los servicios de salud, como comunidades indígenas, zonas rurales o fronterizas, y municipios con baja cobertura de vacunación.[46]
La campaña se celebra durante la última semana de abril de cada año. La fecha fue elegida para coincidir con las campañas de inmunización, subrayando la importancia de las vacunas como una herramienta esencial de salud pública. La primera Semana de Vacunación en las Américas se llevó a cabo en 2003,[44] y desde entonces ha servido como plataforma para campañas de vacunación a gran escala, la introducción de nuevas vacunas, y la promoción de la movilización social. En 2012, la OPS se unió a otras regiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para lanzar la Semana Mundial de la Inmunización. Durante esta semana se realizan jornadas de vacunación masivas, eventos de comunicación pública y se integran otras medidas de promoción de la salud, como la distribución de suplementos nutricionales o el monitoreo de la salud infantil.[47]
Historia y materiales de la Semana de Vacunación en las Américas[48]