Se llama fibra natural a los fragmentos, hebras o pelo, cuyo origen está en la Naturaleza, y que pueden hilarse para dar lugar a hilos o cuerdas. Las fibras que no provienen de la Naturaleza se denominan «fibras químicas», ya sean artificiales o sintéticas.
Los hilos obtenidos con las fibras , pueden tejerse para un tejido o aplicarse para producir un no tejido. La única fibra natural que es capaz de formar un hilo es la seda; el resto de las fibras se deben teñir e hilar para poder ser utilizadas posteriormente en la fabricación de textiles. Además, las fibras naturales se utilizan para reforzar composites.[1]
Las fibras naturales más antiguas que se conocen son fibras de lino silvestre encontradas en estratos del Paleolítico superior —unos 30 000 años a. C.— dentro de una cueva en las estribaciones de las montañas del Cáucaso en Georgia.[2][3]
Las fibras textiles naturales se clasifican de acuerdo con su origen: animal, vegetal o mineral.
Las fibras de origen animal son las que ha utilizado el ser humano desde tiempos prehistóricos:[4] pelos de diversas especies, secreciones de otras y cueros.
Las fibras de origen vegetal son básicamente celulosa. La celulosa se utiliza en la industria textil y en la fabricación de papel. Las tres fibras vegetales más importantes son el algodón, el lino y el esparto. La clasificación de estas fibras está relacionada con la parte de la planta que se aprovecha.