El nacionalismo paraguayo es una corriente ideológica y política que ha influido en el desarrollo del país desde su independencia en 1811.[1] Se caracteriza por una exaltación de la identidad nacional, el culto a figuras históricas emblemáticas y una narrativa que enfatiza la singularidad del Paraguay dentro de América Latina. A lo largo de la historia, esta ideología ha servido tanto para la cohesión nacional como para justificar diversas formas de gobierno, incluyendo regímenes autoritarios.[2][3][4][5]
El nacionalismo paraguayo tiene sus raíces en la consolidación de la independencia bajo José Gaspar Rodríguez de Francia, quien promovió una política de aislamiento y autosuficiencia. Posteriormente, alcanzó un punto álgido con el gobierno de Carlos Antonio López y la guerra de la Triple Alianza (1864-1870), conflicto que cimentó la idea de Paraguay como una nación víctima de agresiones externas, lo que reforzó una narrativa de resistencia heroica.[6][7]
Durante el siglo XX, el nacionalismo paraguayo fue adoptado por distintos movimientos políticos, desde el coloradismo hasta el febrerismo, cada uno con su interpretación particular de la identidad nacional y el papel del Estado en la sociedad.[8][9][7]
El nacionalismo paraguayo combina varios elementos:
Hoy en día, el nacionalismo paraguayo sigue presente en discursos políticos y educativos, influyendo en la percepción de la historia y la identidad nacional.[13][7][9][5]
Críticos del nacionalismo paraguayo, como Diego Abente Brun y Peter Lamber, argumentan que, en ocasiones, ha servido para justificar prácticas autoritarias y excluir visiones alternativas de la identidad nacional.[14][13] Señalan que su énfasis en el pasado puede obstaculizar una comprensión más crítica y pluralista de la historia.[14][13]