Arquitectura barroca novohispana

Summary

La arquitectura barroca novohispana es la denominación que recibe la arquitectura del Barroco que se produjo en el territorio histórico español del virreinato de Nueva España entre los siglos XVII y XVIII.

Capilla del Rosario (1650-1690) en la iglesia de Santo Domingo de Puebla
Iglesia de Nuestra Señora del Carmen en Antigua Guatemala.

El país más representativo del estilo barroco novohispano es México, seguido de Filipinas, Guatemala, y Honduras. Además, hay ejemplos en Nicaragua, Cuba, EE. UU., El Salvador, y Puerto Rico.

Proveniente de la palabra portuguesa barrueco, en Nueva España el barroco produjo además, una arquitectura fantásticamente extravagante y visualmente frenética en México que es el churrigueresco. Además, la sismicidad dio lugar a la solución del barroco de terremotos.

En la actualidad las obras del barroco novohispano son símbolos nacionales y recursos turísticos culturales de primer orden mundial. Además, muchas de estas construcciones son patrimonio de la humanidad por la UNESCO, entre ellas un gran número de conjuntos monumentales, edificios religiosos y civiles en todo México, las Iglesias Barrocas de Filipinas, la ciudad de Antigua Guatemala, la Catedral de León, Nicaragua, los edificios barrocos incluidos en Ciudad vieja de La Habana y su sistema de fortificaciones y las Misiones de San Antonio, Texas.

Barroco del siglo XVIII

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El barroco llegó a la Nueva España de mano de algunos arquitectos españoles que realizaron trabajos en las principales ciudades virreinales, en especial en la Ciudad de México, y también de arquitectos novohispanos.

Algunos de los arquitectos más destacados en este periodo son Jerónimo de Balbás, autor del retablo de los Reyes de la catedral Metropolitana de la Ciudad de México, la obra churrigueresca más antigua de México; Lorenzo Rodríguez, maestro de Francisco Antonio de Guerrero y Torres y autor entre otros de la fachada del colegio jesuita de San Ildefonso (México); Pedro de Arrieta, autor de entre otros del antiguo palacio del Tribunal del Santo Oficio de la Santa Inquisición y Miguel Custodio Durán, autor entre otros del templo de San Juan de Dios (México).[1]

Otros arquitectos novohispanos destacados fueron Juan Montero de Espinosa, Felipe de Urueña, Manuel Álvarez y el ingeniero militar español Luis Díez de Navarro

Último barroco

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El mayor representante de la fase última del barroco es Francisco Guerrero y Torres, quien tradujo el rococó galante a un lenguaje mexicano.

Arquitectura religiosa en México

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La arquitectura religiosa barroca en México constituye una de las manifestaciones más relevantes del arte novohispano entre finales del siglo XVII y el siglo XVIII.[2]​ Su desarrollo estuvo vinculado al proceso de consolidación de la Iglesia católica en la Nueva España y a la prosperidad económica de ciudades como Ciudad de México, Puebla, Querétaro, Guanajuato y Morelia, donde se erigieron templos, conventos y colegios de gran riqueza ornamental.[3]

Contexto histórico

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El barroco novohispano se desarrolló en un contexto de fuerte religiosidad, con el patrocinio de órdenes como los jesuitas, franciscanos y dominicos.[4]​ La abundancia de recursos mineros en regiones como el Bajío permitió la construcción de templos ricamente decorados, que funcionaban tanto como espacios litúrgicos como símbolos de poder y prestigio social.[5]

Características arquitectónicas

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Entre los rasgos distintivos se encuentran:

  • Fachadas con profusa decoración en cantera, estípites y columnas salomónicas.[4]
  • Retablos interiores de madera dorada con abundantes relieves y esculturas policromadas.[3]
  • Uso de cúpulas y torres ornamentadas como elementos de monumentalidad.
  • Integración con programas pictóricos y escultóricos de carácter devocional.[2]

Ejemplos destacados

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Valoración crítica

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La historiografía del arte ha considerado al barroco religioso novohispano como una de las expresiones más originales del barroco americano, con autores como Manuel Toussaint y George Kubler que han analizado su especificidad frente a los modelos europeos.[3][4]​ Investigaciones recientes, como las de Martha Fernández, destacan su función social y su papel en la construcción de identidades locales.[2][5]

Anexo: obras del barroco novohispano

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México

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  • en la Ciudad de México, la catedral Metropolitana, con su Altar de los Reyes, y las portadas del Sagrario que está anexo a la misma, así como la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, la capilla de Balvanera en el templo de San Francisco el Grande, la iglesia de la Santísima Trinidad y las portadas de la iglesia de la Santa Veracruz y del antiguo colegio de San Ildefonso
  • en el estado de Puebla, la iglesia de Santa María Tonantzintla y la fachada del Templo de San Francisco y la capilla del Rosario en la iglesia de Santo Domingo, en la ciudad de Puebla. Puebla, donde la abundancia de baldosas pintadas a mano y piedra local gris llevaron a una evolución muy personal y localizada del estilo, con un pronunciado sabor indígena, es la verdadera capital del barroco novohispano
  • en el estado de México, la fachada y el retablo principal del templo de San Francisco Javier, actual Museo Nacional del Virreinato, Tepotzotlán, considerados de las obras barrocas churriguerescas más importantes llevadas a cabo por los jesuitas en la Nueva España
  • en el estado de Oaxaca, la fachada del templo de San Francisco y el convento y el templo de Santo Domingo de Guzmán de Oaxaca
  • en el estado de Zacatecas, la catedral Basílica de Zacatecas
  • en el estado de San Luis Potosí, el Templo del Carmen
  • en el estado de Aguascalientes, el templo de Guadalupe y el templo del Señor de El Encino
  • en el estado de Guerrero, la iglesia de Santa Prisca, en Taxco
  • en la ciudad de Guanajuato, la iglesia de la Compañía, la iglesia de San Cayetano y la iglesia de San Diego y la Parroquia Antigua en Salamanca
  • en el estado de Hidalgo, la parroquia de San Miguel en Atitalaquia
  • en el estado de Tlaxcala, la Basílica de Ocotlán (comenzada en 1745), una catedral barroca de primer orden, cuya superficie está cubierta de baldosas rojas brillantes, que contrastan con la plétora de ornamentos comprimidos aplicados generosamente en la portada y los flancos de las torres
  • en el estado de Durango, la casa del conde de Suchil en Victoria de Durango por ser uno de los pocos ejemplos de estilo churrigueresco civil en el país.

Filipinas

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Guatemala

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Honduras

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Nicaragua

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Cuba

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El Salvador

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Estados Unidos

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Puerto Rico

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Referencias

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  1. Gutiérrez, Ramón (4.ª edición (2002)). Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica. Manuales Arte Cátedra. Cátedra. 
  2. a b c d Fernández, Martha. El barroco en Querétaro. México: Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 1994.
  3. a b c d Toussaint, Manuel. Arte colonial en México. México: UNAM, 1962.
  4. a b c d e f Kubler, George. Arquitectura mexicana del siglo XVIII. México: UNAM, 1983.
  5. a b c Sebastiani, Valeria. Arquitectura y sociedad en el México barroco. México: INAH, 2010.
  6. UNESCO. Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco.
  7. «Arquitectura Barroca en Guatemala | PDF | Barroco | Escultura». Scribd. Consultado el 29 de agosto de 2025. 
  8. «CATÁLOGO ─ Provisional ─ DEL PATRIMONIO HISTÓRICO - ARTÍSTICO DE NICARAGUA. ERNESTO LA ORDEN MIRACLE. Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua (2021)». 
  •   Datos: Q30899571