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Artículo destacado

Esteban I de Hungría

Ataviado con sus vestiduras reales en una miniatura de la Crónica iluminada (s. XIV).

Esteban I (en latín, Stephanus I; en húngaro, I. István; en eslovaco, Štefan I.; Esztergom, c. 975 - ib. o Székesfehérvár, 15 de agosto de 1038), llamado «el Santo» o «el Grande», fue el último gran príncipe de los húngaros (997-1000/1001) y el primer rey de Hungría (1000/1001-1038). El año de su nacimiento es incierto, pero las fuentes sugieren que nació en o después de 975 en Esztergom; su nombre original era Vajk, de origen pagano. La fecha de su bautismo tampoco es conocida. Fue el único hijo varón del gran príncipe Géza y Sarolta, princesa descendiente de una distinguida familia de gyulas. Aunque sus padres fueron bautizados antes de su nacimiento, Esteban fue el primer miembro de la dinastía Árpad devoto del cristianismo. Se casó con Gisela de Baviera, originaria de la dinastía imperial otoniana. La Iglesia católica conmemora su festividad el 16 de agosto.

Después de suceder a su padre en 997, Esteban disputó el trono con su pariente Cupan, quien era apoyado por un gran número de guerreros paganos. Con la ayuda de caballeros extranjeros como Vencelino, los hermanos Hont y Pázmány y tropas magiares, Esteban derrotó a Cupan. Fue coronado el 25 de diciembre de 1000 o el 1 de enero de 1001 con una corona enviada por el papa Silvestre II. A través de una serie de guerras contra tribus y caciques semiindependientes —entre estos, los magiares negros y su tío Gyula III «el Joven»— unificó la cuenca cárpata. Protegió la independencia de su reino forzando la salida de las tropas invasoras del emperador Conrado II en 1030.

Esteban estableció un arzobispado, seis obispados y tres monasterios benedictinos y de esta manera la Iglesia católica en Hungría se desarrolló con independencia de los arzobispos del Sacro Imperio. Alentó la difusión del cristianismo con castigos severos si se ignoraban las «costumbres cristianas». Su sistema de administración local se basaba en condados organizados alrededor de fortalezas y administrados por funcionarios reales. Debido a la relativa paz durante su reinado, Hungría se convirtió en una ruta preferida por peregrinos y comerciantes que viajaban entre Europa Occidental y Tierra Santa o Constantinopla.