La madrasa Al-Attarine o medersa al-Attarine [2] (en árabe: مدرسة العطارين, romanizado: madrasat al-ʿattārīn, ‘escuela de perfumistas’) es una madrasa en Fez, Marruecos, cerca de la mezquita Al-Qarawiyyin. Fue construida por el sultán meriní Abu Saïd Uthman II (r. 1310-1331) entre 1323 y 1325. La madrasa toma su nombre del zoco Al-Attarine (Fez), el mercado de especias y perfumes. Se considera uno de los mayores logros de la arquitectura meriní gracias a su rica y armoniosa decoración y al eficiente aprovechamiento del espacio limitado.[3][4][5][6]
Madrasa Al-Attarine | ||
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مدرسة العطارين | ||
patrimonio cultural de Marruecos y parte de un sitio Patrimonio de la Humanidad | ||
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Localización | ||
País |
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División | Fez | |
Localidad | Fez | |
Coordenadas | 34°03′55″N 4°58′25″O / 34.065138888889, -4.9736111111111 | |
Información religiosa | ||
Culto | Islam | |
Acceso | Sí | |
Historia del edificio | ||
Fundación | 1320 y 1323 | |
Primera piedra | 1323 | |
Construcción | 1325 | |
Arquitecto | Sheikh Abu Muhammad ibn Kasam al-Mazwar [1] | |
Datos arquitectónicos | ||
Tipo | Madrasa | |
Estilo | Arquitectura morisca | |
Materiales | Madera de cedro, ladrillo, estuco, teja | |
Otros datos | ||
Rama del Islam | Sunismo | |
Mapa de localización | ||
Ubicación en Marruecos | ||
Los meriníes fueron prolíficos constructores de madrasas, un tipo de institución que se originó en el noreste de Irán a principios del siglo XI y se adoptó progresivamente hacia el oeste.[5] Estos establecimientos sirvieron para formar a los ulemas, particularmente en la sharía y la jurisprudencia islámica (fiqh). La madrasa en el mundo sunita era generalmente antitética a las doctrinas religiosas más heterodoxas, incluyendo la doctrina propugnada por la dinastía almohade. Por ello, solo floreció en Marruecos bajo la dinastía meriní, que sucedió a los almohades.[5] Para los meriníes, las madrasas contribuyeron a reforzar la legitimidad política de su dinastía. Utilizaron este patrocinio para fomentar la lealtad de las influyentes, pero fervientemente independientes, élites religiosas de Fez, y también para presentarse ante la población como protectores y promotores del islam sunita ortodoxo.[5][4] Las madrasas también sirvieron para formar a los eruditos y a las élites que operaban la burocracia de su Estado.[4] Junto con otras madrasas cercanas como la madrasa Saffarin y la Mesbahiyya), fue construida muy cerca de la Mezquita/Universidad al-Qarawiyyin, el principal centro de aprendizaje en Fez e históricamente el centro intelectual más importante de Marruecos.[7][8][9] Las madrasas desempeñaban un papel de apoyo a la Qarawiyyin; a diferencia de la mezquita, proporcionaban alojamiento a los estudiantes, especialmente a los que venían de fuera de Fez.[10] Muchos de estos estudiantes eran pobres y buscaban una educación suficiente para conseguir una posición más alta en sus ciudades de origen, y las madrasas les proporcionaban necesidades básicas como alojamiento y pan.[9][8] No obstante, las madrasas también eran instituciones de enseñanza por derecho propio y ofrecían sus propios cursos, y algunos eruditos islámicos se ganaron su reputación enseñando en ciertas madrasas.[8]
Fue construida entre 1323 y 1325 por orden del sultán meriní Abu Sa'id Uthman II.[9][11][3] El supervisor de la construcción fue el jeque Beni Abu Muhammad Abdallah ibn Qasim al-Mizwar.[8][4] Según el Rawd al-Qirtas (crónica histórica), el sultán observó personalmente la colocación de los cimientos de la madrasa, en compañía de los ulemas locales.[8]
Su creación, como ocurrió con todas las instituciones religiosas y caritativas islámicas de la época, requirió la dotación de un habiz, un fideicomiso caritativo que generalmente consistía en propiedades de manos muertas, que proporcionaba ingresos para sostener las operaciones y el mantenimiento de la madrasa, establecido por directiva del sultán.[8] Esto permitió que la madrasa albergara a un imán, a un muecín, a profesores y tuviera alojamiento para 50 o 60 estudiantes.[8][10][9] La mayoría de los estudiantes de esta madrasa en particular provenían de pueblos y ciudades del noroeste de Marruecos, como Tánger, Larache y Alcazarquivir.[10][9] La madrasa está catalogada como monumento del patrimonio histórico en Marruecos desde 1915.[12] Desde entonces, la madrasa ha sido restaurada muchas veces, pero de un modo coherente con su estilo arquitectónico original.[10] Está abiertacomo sitio histórico y atracción turística.[13]
Es un edificio de dos plantas al que se accede a través de una entrada en forma de L en el extremo este de la calle Tala'a Kebira.[3][5] El vestíbulo conduce al patio principal del edificio, al que se accede a través de un arco con una celosía de madera (mashrabiya).[14] Los lados sur y norte del patio están ocupados por galerías con dos pilares cuadrados y dos columnas de mármol más pequeñas, que sostienen tres arcos de madera tallada en el medio y dos arcos de estuco más pequeños mocárabes a los lados.[5][3] Sobre estas galerías se encuentran las fachadas de la segunda planta, marcadas por ventanas que dan al patio. Esta segunda planta, a la que se accede por una escalera desde el lado sur del vestíbulo de entrada, está ocupada por 30 habitaciones que servían como dormitorios para los estudiantes.[14][5] Esto da como resultado una disposición general similar a la ligeramente anterior madrasa Sahrij.[5] El vestíbulo de entrada también da acceso a una mida'a (sala de abluciones) que se encuentra en su lado norte.[5][3]
En el extremo oriental del patio hay otro arco decorado que da acceso a la sala de oración. La mayoría de las madrasas de la época meriní estaban orientadas de modo que el eje principal del edificio ya estaba alineado con la alquibla (la dirección de la oración), lo que permitía que el mihrab (nicho que simboliza la alquibla) de la sala de oración se integrara con la entrada al patio principal.[5] Sin embargo, el espacio en el que se construyó la madrasa no permitía esta disposición, y en su lugar el mihrab se encuentra a un lado, en la pared sur de la sala de oración, en un eje perpendicular al eje principal del edificio.[5] La sala de oración es rectangular, pero una galería de triple arco en su lado norte permitió a los arquitectos colocar una cúpula cuadrada de madera sobre el espacio principal frente al mihrab.[5] Esta inusual pero elegante solución al limitado e incómodo espacio disponible para la construcción demuestra el ingenio y el enfoque racional del diseño que los arquitectos meriníes habían logrado en ese momento.[3]: 313 [4]
Aunque su exterior es completamente sencillo (como la mayoría de los edificios tradicionales marroquíes de su tipo), la madrasa es famosa por su extensa y sofisticada decoración interior, que exhibe un riguroso equilibrio entre diferentes elementos, marcando el período de mayor logro en la arquitectura meriní.[5][4][3]: 347, 360 El patio principal lo demuestra en particular. El pavimento, los muros inferiores y los pilares están cubiertos de zellige (mosaico de azulejos). Si bien la mayor parte del zellige está dispuesto formando patrones geométricos islámicos y otros motivos, su capa superior, casi a la altura de la vista, presenta una franja de inscripciones caligráficas sobre azulejos de estilo "esgrafiado" que rodea el patio.[3][15] Por encima de esto, en general, hay una zona de extensa e intrincadamente tallada decoración de estuco, que incluye otra capa de decoración caligráfica, nichos y arcos esculpidos con mocárabes, y grandes superficies cubiertas con una variedad diversa de arabescos (patrones florales y vegetales) y otros motivos marroquíes.[3][4][6] Por último, las zonas superiores suelen presentar superficies de madera de cedro tallada, que culminan en aleros de madera ricamente esculpidos que sobresalen de los muros. También se pueden encontrar obras de arte en madera en la cúpula piramidal de madera de la sala de oración, tallada con patrones geométricos de estrellas (similar a lo que se encuentra con mayor frecuencia en la arquitectura morisca). La talla de madera que se exhibe aquí también se considera un ejemplo del apogeo del arte meriní.[5]: 337
La sala de oración también presenta una extensa decoración de estuco, especialmente alrededor del nicho del mihrab, ricamente decorado.[14][5] La entrada a la sala consiste en un arco con lambrequines, cuyo intradós está tallado con mocárabes. Los muros superiores de la cámara, bajo la cúpula de madera, también presentan ventanas de vidrio coloreado engastadas en rejas de plomo (en lugar de las rejas de estuco, mucho más comunes en la época), formando intrincados motivos geométricos o florales.[14][5]: 338 Las columnas de mármol (o de ónix) y las semicolumnas del patio y de la sala de oración también presentan capiteles excepcionalmente elegantes y ricamente tallados, entre los mejores ejemplos de su tipo en este período.[14][5]: 340
La madrasa también cuenta con notables ejemplos de orfebrería ornamental de la época meriní. Las puertas de la entrada de la madrasa son de madera de cedro, pero están revestidas con un revestimiento decorativo de bronce. Las puertas actuales son réplicas de las originales, que se conservan en el Museo de Batha.[4] El enchapado está compuesto de muchas piezas ensambladas para formar un patrón geométrico entrelazado similar al que se encuentra en otras formas de arte marroquí medieval, como la decoración coránica o manuscrita.[4] Cada pieza está cincelada con un fondo de motivos arabescos o vegetales, así como una pequeña composición en caligrafía cúfica dentro de cada una de las estrellas octogonales del patrón geométrico más amplio. Este diseño marca una evolución y refinamiento de la decoración en bronce de la época almorávide, de las puertas de la cercana mezquita Qarawiyyin.[4] Otra pieza notable de orfebrería en la madrasa es la lámpara de araña de bronce original que cuelga en la sala de oración, la cual incluye una inscripción que alaba al fundador de la madrasa.[4][14]