Una semicolumna es un elemento arquitectónico en el que una columna está empotrada en un muro o adosada, y sobresale parcialmente de la superficie del mismo, pudiendo soportar o no una carga estructural parcial. A veces se define como s columna empotrada o tres cuartos adosados.[1] En la Arquitectura griega clásica rara vez se encuentran semicolumnas adosadas, y solo en casos excepcionales, pero en la Arquitectura romana abundan, sobre todo incrustadas en los muros de las cella [1] de los templos romanos pseudoperípteros y otros edificios.
En los templos se adosan a los muros de la cella, repitiendo las columnas del peristilo, y en los teatros y anfiteatros, donde subdividían los vanos arqueados: en todos estos casos las semicolumnas se utilizan como elemento decorativo, y por regla general se mantienen las mismas proporciones que si hubieran sido columnas aisladas. En las obras de arquitectura románica ya no se respetan las proporciones clásicas; la columna adosada, unida al pilar, tiene siempre una función especial que desempeñar, bien para sostener arcos subsidiarios, bien, elevada a la bóveda, para soportar sus nervaduras transversales o diagonales. El mismo objeto constructivo se sigue en la arquitectura gótica, en la que se funden con las molduras. Al estar casi siempre ya hechas, en lo que a su diseño se refiere, se vieron muy afectadas en el historicismo italiano.[1]