El concordato del 11 de junio de 1817 es un concordato firmado entre la Santa Sede y el Reino de Francia de Luis XVIII. Al no haber sido validado, nunca entró en vigor y, por tanto, Francia permaneció bajo el régimen del concordato de 1801 hasta la ley de separación.
Del lado del papa Pío VII, fue el cardenal Ercole Consalvi, que ya había negociado el texto de 1801, quien fue designado plenipotenciario. Del lado francés, Luis XVIII eligió a su embajador en Roma, que era su antiguo «favorito» y Presidente del Consejo, Pierre Jean Casimir, Duque de Blacas d'Aulps.
La principal disposición del concordato es el regreso al concordato de Bolonia (art. 1), pero otros artículos establecen restricciones al respecto «recuperación» del Concordato de Bolonia.
Uno de los objetivos del acuerdo es aumentar el número de diócesis. Por lo tanto, otro artículo importante (art. 4) establece que «las sedes que fueron suprimidas en el reino de Francia por la bula de las S. S., del 29 de noviembre de 1801, serán restablecidos en el número que se convenga de mutuo acuerdo, como el más ventajoso para el bien de la religión.»
(*) En cursiva, obispados elevados al rango de arzobispados.(**) En negrita, los obispados y arzobispados creados o restablecidos.
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