Los tejidos weenhayek son elaborados por mujeres indígenas del pueblo Weenhayek, que habitan en el Chaco de Bolivia y Argentina, a los lados del río Pilcomayo. Principalmente, los tejidos weenhayek están hechos a partir de la fibra de la carawata o caraguatá y su venta representa una importante fuente de ingresos para las mujeres weenhayek.[1][2]
Para poder obtener hilos de carawata, los weenhayek siguen un proceso largo que comienza en la recolección de la planta y que culmina con el uso o la venta del tejido. Los pasos de la elaboración son: recolección de la carawata, extracción de la fibra, secado de la fibra, remojado, machucado, teñido, hilado y torcido y, finalmente, tejido y entrega para venta o uso personal. Durante todo este proceso, son las mujeres quienes se encargan de la elaboración de los tejidos, aunque los hombres pueden participar en la recolección de las plantas.[3][4]
Los tejidos weenhayek hechos con carawata se suelen tenir con elementos naturales, aunque con el tiempo se han añadido algunos tintes artificiales. Entre los colores naturales, resaltan el café, el negro, el anaranjado, el amarillo y el color blanco o al natural. El café se logra a base de resina de algarrobo; el negro a base de semilla de algarrobillo y lodo negro; el anaranjado a partir de una planta denominada "pata pata" y el color natural, que es el color de la fibra de carawata blanqueada con la ayuda de ceniza.[4]
Se han registrado muchos diseños distintos en los tejidos Weenhayek. Abundan las referencias a animales y otros elementos de la naturalza, como por ejemplo los diseños de garras de carcancho, caparazón de tortuga del Chaco, espalda o lomo de suri y lunares de boa.[5][6][7]
Históricamente, los weenhayek han usado sus tejidos para construir redes de pesca y prendas de vestir, especialmente bolsas o llicas (del quechua lliclla: bolsa cuadrada) que se usan para la recolección de plantas y frutas. En los últimos años, han surgido propuestas modernas de uso de estos tejidos, empleándolos en vestidos y prendas de gala.[8]
La elaboración de los tejidos weenhayek a base de carawata ha disminuido en los últimos años. El tiempo que toma su elaboración es bastante largo, de aproximadamente tres meses, y los ingresos que generan sus ventas no logran justificar el esfuerzo.[9] Las artesanas denuncian que hay una "falta de mercado" y que el precio final no suele ser justo. De igual manera, mayoritariamente las nuevas generaciones ya no saben tejer y ya no usan redes de pesca o prendas hechas a partir de caraguatá; igualmente, desconocen el significado de los diseños.[4]