Los Betsileo (en francés, Bétsiléos) son uno de los principales pueblos de las Tierras Altas de Madagascar, tradicionalmente asentados en el sector sur del altiplano central. Su nombre suele traducirse como «los numerosos invencibles», en alusión a la resistencia que opusieron frente a intentos de invasión de otros reinos malgaches en el siglo XIX.[1][2]
Betsileo | ||
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![]() Niños betsileo. | ||
Otros nombres | Bétsiléos (francés) | |
Ubicación | Sur de las Tierras Altas de Madagascar (principalmente Matsiatra Ambony y áreas adyacentes), Madagascar. | |
Descendencia | 4 359 000 | |
Idioma | Malgache (dialectos betsileo) | |
Religión | Cristianismo (protestante y católico) y creencias tradicionales malgaches | |
Etnias relacionadas | Merina, Bara, Tanala, otros pueblos malgaches; raíces austronesias y aportes bantúes | |
Asentamientos importantes | ||
Fianarantsoa | ||
Ambositra | ||
Ambohimahasoa | ||
Ambalavao | ||
Isandra | ||
Sahambavy | ||
Vohibato | ||
Lalangina | ||
Ikalamavony | ||
Ambohimahamasina | ||
Ankaramena (Ambalavao) | ||
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Constituyen el tercer grupo étnico más numeroso de Madagascar, después de los Merina y los Betsimisaraka, con una población estimada en más de cuatro millones de personas. Su territorio histórico se extiende desde el río Mania al norte hasta el pie del macizo de Andringitra al sur; limitado al oeste por la cadena del Bongolava y al este por la selva húmeda habitada por los Tanala. La actual región de Matsiatra Ambony, cuya capital es Fianarantsoa, constituye el centro cultural y político betsileo.
Los Betsileo son conocidos por sus sistemas de cultivo en terrazas de arroz en las laderas del altiplano, comparables a los de Asia sudoriental, y por su compleja organización social, marcada por antiguas divisiones de estatus. Su cultura combina tradiciones ancestrales con una fuerte impronta del cristianismo, mayoritariamente en sus ramas protestante y católica.
El territorio histórico betsileo se extiende entre la cuenca del río Mania al norte y los pies del macizo de Andringitra al sur; lo delimitan al oeste la cadena del Bongolava y al este el bosque húmedo oriental, tradicionalmente ocupado por los Tanala.
En la división clásica se distinguen tres subregiones:
Los antiguos reinos betsileo —Fandriana, Fisakana, Manandriana, Isandra, entre otros— se formaron entre los siglos XVII y XVIII y coexistieron de manera independiente hasta su incorporación al reino merina en el siglo XIX, bajo el reinado de Radama I.
Durante este proceso se produjeron reordenamientos políticos, traslados de población y una notable expansión de la agricultura de regadío. En época colonial francesa se consolidó Fianarantsoa como capital administrativa de la zona betsileo.[4][5]
La organización social tradicional de los betsileo distingue estratos históricos: los andriana (nobles), los hova (hombres libres) y los andevo (esclavos). Aunque estas categorías ya no tienen reconocimiento jurídico, han dejado una fuerte huella cultural.
La autoridad de los ancianos y las redes de parentesco desempeñan un papel destacado en la vida comunitaria, influyendo tanto en la organización local como en la toma de decisiones.
La ceremonia del famadihana («volver a envolver a los antepasados») sigue practicándose en determinadas áreas, combinada con el cristianismo introducido y extendido desde el siglo XIX.[6][7]
Las colinas y valles betsileo están modelados por extensas terrazas arroceras, que forman parte central del paisaje agrícola y de la identidad cultural local.
Destacan también las artes de la madera, tanto en el tallado como en la arquitectura doméstica tradicional, así como la importancia simbólica del zebú en rituales y deportes autóctonos como el savika (toloñ’omby).[2][8]
Los Betsileo hablan variedades dialectales del idioma malgache, perteneciente a la familia austronesia. Estos dialectos están emparentados con los de otras áreas altas de Madagascar, como el de los merina.
El malgache procede del subgrupo barito de Borneo, con posteriores aportes léxicos y fonéticos de origen bantú llegados a través de los contactos con las poblaciones de la costa.[9]
La base económica tradicional es la agricultura de regadío, centrada en el cultivo de arroz, que constituye el alimento básico y un marcador de riqueza familiar. En las colinas se siembran también maíz, mandioca, batata y diversas leguminosas, mientras que la ganadería de zebú cumple funciones productivas, rituales y de prestigio social.
La artesanía maderera y el trabajo en cestería y tejido complementan la economía doméstica, junto con pequeños intercambios comerciales en los mercados locales. El tamaño y el rendimiento de los arrozales han sido históricamente un indicador de estatus económico y social.[3]