La Puerta de Recoletos fue un acceso en el tramo norte de la cerca de Madrid.[1] Denominado puerta y portillo indistintamente por los cronistas,[2] estuvo situado en el Paseo de Recoletos, con ligeras variaciones de ubicación y aspecto.[3]
La primera puerta que tuvo este nombre se construyó en 1626, no pasando de ser un simple portillo abierto en la cerca, entre el vecino portillo de Santa Bárbara, al oeste, y la Puerta de Alcalá al este. Este paso estuvo inicialmente en Recoletos frente al solar que siglos después ocuparía la Biblioteca Nacional de España.[3]
La segunda puerta, situada un poco más adelante –en la plaza de Colón, a la altura de la calle Génova– fue levantada «en 1756, al levantar la cerca de las Salesas por mandato de Fernando VI, con diseños de don Francisco Carlier y bajo la dirección de don Francisco Moradillo».[2] El médico higienista Pedro Felipe Monlau describe del siguiente modo la puerta: «Consiste en un arco de medio punto con archivolta y en la clave un mascarón de mujer dentro de una concha. Decoran este arco cuatro medias columnas dóricas pareadas, que sientan sobre un primero y segundo zócalo. Sobre el correspondiente cornisamento se eleva un frontispicio triangular con escudo de armas reales en la cumbre, y a los lados dos figuras alegóricas algo inclinadas, que al parecer representan la Abundancia. En cada lado hay una puerta pequeña de arco a regla, coronada con una balustrada [sic], bien inútil por cierto, y debajo de la misma y encima de la puerta se ve un tarjetón en cada una con inscripciones tan pretenciosas como ridículas. La decoración es totalmente igual en ambos frentes; y la materia piedra de Colmenar en los adornos, y granito en lo demás.»[a][4]
Su cierre se llevaba a cabo con rejerías que desaparecieron en 1826.[3] En 1863 la puerta se desmontó y los restos de piedra se emplearon en otras obras municipales.[5]
A Dios omnipotente, missericordioso. Reinando Fernando VI, a la sombra del contiguo edificio de las Salesas, por la autoridad real se construyó esta puerta. Año 1756
A D.O.M. Reinando Fernando VI se ampliaron los caminos y los acueductos y se redujeron a forma más bella y cómoda. Abre camino, adorna, se admira, deleita. Hermosamente, con la liberalidad, erigido y extendido