La Mujer fue un periódico semanal chileno dirigido, editado y redactado por mujeres. Fue fundado en mayo de 1877 por Lucrecia Undurraga, saliendo el 12 de mayo su primer ejemplar. Se autodefinió como “Periódico semanal: Historia, política, literatura, artes y localidad” y adoptó como lema programático la “regeneración y emancipación de la mujer”, en explícita defensa del acceso femenino a la educación científica y profesional en el contexto del llamado Decreto Amunátegui (5 de febrero de 1877). La historiografía especializada lo reconoce como el primer periódico de mujeres en Chile y como la primera empresa editorial plenamente femenina de la centuria.[1][2][3]
La Mujer | ||
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![]() La Mujer: año 1, número 12, 4 de agosto de 1877. | ||
Tipo | Historia, Política, Literatura, Arte, Feminismo | |
País | Chile | |
Fundación | 12 de mayo de 1877 | |
Fundador(a) | Lucrecia Undurraga Solar | |
Fin de publicación | 21 de noviembre de 1877 | |
Ideología política | Liberalismo, Positivismo | |
Idioma | idioma español | |
Frecuencia | Semanal | |
La Mujer nació durante el verano de 1877, siendo un periodo de intensa polémica en la prensa chilena por el ingreso de las mujeres a estudios superiores tras los decretos firmados por Miguel Luis Amunátegui. El semanario se integró de lleno a ese debate, en convergencia con la prensa liberal de la época, pero acentuando una conciencia feminista que articuló la defensa de la instrucción científica, la profesionalización y la participación pública de las mujeres.[4] Desde sus primeras editoriales, La Mujer defendió la educación científica y la profesionalización como vías de emancipación y mejoramiento social de las mujeres, y polemizó contra el prejuicio que asociaba esa emancipación con “desorden” o “ruptura de la familia”. En ese marco, el semanario apoyó explícitamente las medidas ministeriales de 1877 y cuestionó la insuficiencia de la infraestructura educativa estatal (liceos femeninos) para hacer efectivos los nuevos derechos. La crítica más amplia al “régimen de sujeción” femenino y a la “obediencia” como hábito cultural resume el horizonte reformista del periódico.[3][4][5]
La impulsora y redactora de las principales editoriales fue Lucrecia Undurraga Solar (1841–1901), vinculada al periodismo liberal de la década de 1870. En el prospecto del primer número, Undurraga declaró que el periódico empeñaría “todos nuestros esfuerzos en mejorar la situación actual de la mujer [...] levantar sus aspiraciones hasta las luminosas esferas del saber”. En el número 3 precisó que por “emancipación” entendían el despliegue libre de las facultades intelectuales mediante “una enseñanza extensa i profunda”.[4]
El periódico se imprimió en la Imprenta de la Librería de El Mercurio, calle Morandé 98 (Santiago). Cada número constaba de ocho páginas, con una estructura estable: editorial, artículos de ilustración femenina, poesía, traducciones, “Revista semanal” (panorama de noticias), cartas, avisos culturales y, desde el n.º 3, avisos comerciales. La dirección estableció, a partir del n.º 7, que toda colaboración debía ir firmada con el nombre real y el domicilio de la redactora.[5]
Fue un semanario con circulación nacional. Estudios basados en ejemplares conservados documentan al menos 23 números entre mayo y octubre de 1877 (con 13 números completos), mientras que otros recuentos mencionan 25 números en total. La diferencia refleja el estado fragmentario de la colección y los distintos corpus revisados por la investigación. La venta se registró en una extensa red de ciudades: Santiago, Valparaíso, Chañaral, Copiapó, Carrizal Bajo, Coquimbo, La Serena, Ovalle, Illapel, San Felipe, Quillota, Limache, Talca, Chillán, Bulnes, Constitución, Concepción, Antofagasta y Caracoles. Como representantes legales figuraron Rodolfo A. Echeverría e Indalicio Segundo Díaz.[5]
La Mujer articuló una red de colaboradoras a lo largo del país y recibió también textos de autoras extranjeras. Entre las firmantes chilenas destacaron, además de Lucrecia Undurraga Solar, Rosario Orrego, Regina Uribe Orrego, Ángela Uribe Orrego, Isabel Le Brun, Antonia Tarragó, Eduvijis Casanova, Elvira Meneses, Enriqueta Calvo de Vera, Raquel Sota Neri, Hortensia Bustamante, Mercedes A. Latorre, Victoria Cueto, Delfina María Hidalgo, entre muchas otras.[1][5]
Un rasgo característico del semanario fue la publicación de traducciones (principalmente desde el francés, pero también desde otras lenguas), con funciones de divulgación y formación. El fin era claro: acercar al ámbito hispanoamericano debates europeos sobre educación femenina, derechos y cultura a lectoras locales y reforzar una voz propia. Casos documentados incluyen la versión de Elvira Meneses de un texto de Rosalie d’Olivecrona sobre la instrucción de la mujer en Suecia, la traducción de crónicas culturales por parte de Regina Uribe Orrego, y la traducción de artículos de la prensa francesa por Enriqueta Calvo de Vera.[1]
La aparición de La Mujer continúa y radicaliza un proceso iniciado por proyectos editoriales como La Brisa de Chile (San Felipe, 1875–1876), de orientación ilustrada y con foco en la formación de lectoras. Sin embargo, La Mujer politizó su propuesta programática, asumiendo la disputa sobre los derechos civiles y políticos (educación, trabajo, ciudadanía) y ampliando el repertorio de géneros (ensayo, crónica, traducción, miscelánea). La crítica especializada subraya su carácter pionero y su impacto en la consolidación de redes editoriales femeninas en el último cuarto del siglo XIX.[1][5]
La colección de La Mujer se halla incompleta y dispersa. Parte de los ejemplares utilizados por la investigación historiográfica provienen de fondos familiares y repositorios privados, con esfuerzos en curso por su rescate y puesta a disposición pública. En 2018 se publicó la transcripción íntegra con estudio preliminar y notas La Mujer (1877). El primer periódico de mujeres en Chile.[6]