Perejil (en árabe: ليلى o تورا, Laila; en bereber, Tura) es un islote deshabitado en disputa territorial entre España y Marruecos.[nota 1] Se encuentra situado en el estrecho de Gibraltar (entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico), a unos 250 m de la costa continental de África y a unos 8 km al noroeste del núcleo urbano de la ciudad española de Ceuta.
Perejil | ||
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El islote visto desde la costa marroquí | ||
Ubicación geográfica | ||
Región | Mediterráneo | |
Mar (estrecho) | Mediterráneo (Gibraltar) | |
Coordenadas | 35°54′50″N 5°25′07″O / 35.913888888889, -5.4186111111111 | |
Ubicación administrativa | ||
País | Disputado y sin símbolos de soberanía[nota 1] | |
División | plaza de soberanía y Tánger-Tetuán-Alhucemas | |
Características generales | ||
Superficie | 0,14 | |
Longitud | 400 m | |
Anchura máxima | 400 m | |
Punto más alto | 74 m s. n. m. | |
Distancia a tierra | 252 m de la costa de África | |
Población | ||
Población | 0 hab. () | |
Mapa de localización | ||
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En la actualidad se encuentra deshabitada y sin que exista ningún símbolo de soberanía por parte de ninguno de los dos países que reclaman el islote como propio. España afirma que la isla forma parte de su territorio, si bien su situación político-administrativa es oscura, ya que no es ni parte de la ciudad autónoma de Ceuta (el proyecto de estatuto de autonomía ceutí[2] incluía el islote como territorio de la ciudad, pero tal referencia se retiró ante las protestas de Marruecos) ni considerado plaza de soberanía. Para Marruecos, su soberanía no ofrece dudas jurídicas y forma parte de su territorio nacional, por lo que le disputa su posesión a España, lo que dio lugar a un célebre incidente en 2002 (en el comunicado de prensa emitido por la agencia oficial marroquí MAP, equivalente a la Oficina de Información Diplomática española, el islote se describe como situado en l’intérieur des eaux territoriales du royaume, «en el interior de las aguas territoriales del reino»).[3] Tras este incidente, ambos países firmaron una nota en la que se comprometían a volver a la situación anterior al incidente, de forma que el islote sería desalojado, sin abandonar ninguno de ellos, sin embargo, sus consideraciones territoriales.[1]
Apenas doscientos metros separan la isla del continente. La profundidad del agua a sus pies llega a alcanzar entre 20 y 30 m. Entre la isla y la tierra firme está el fondeadero de Perejil, que puede dar cobijo a pequeñas embarcaciones, y ha sido utilizado tanto por pescadores, que en mal tiempo buscaban su protección, como por contrabandistas, que encontraban resguardo ante la belicosidad de los habitantes cercanos.
En la costa este aparecen dos pequeñas caletas, llamadas la más septentrional del Rey y la más meridional de la Reina.[4] Cercana a esta caleta se hallan los restos de una torre y de un aljibe construidos por los portugueses. La isla cuenta con una cueva de tamaño suficiente para albergar en su interior a unas doscientas personas.
Se encuentra deshabitada y apenas tiene algún tipo de flora o fauna. El clima es de tipo mediterráneo. Se registran temperaturas que oscilan entre los 15 °C en invierno y los 35 °C en verano.
Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, describía la isla del Perejil, dentro de la entrada dedicada al estrecho de Gibraltar, de la siguiente forma:[5]
La expresada isla hállase sit. al pie de Sierra Bullones, cuya montaña es inaccesible y [sic] excesivamente alta, impracticable por la parte del N. Se eleva sobre el nivel del mar la citada isla 72 varas y 1/3, toda de piedra y cubierta de arbustos; su figura es casi triangular y su circunferencia de 2,200 varas formando un canal de fondo sobre arena, piedra y arena piedra, encontrándose de 14 brazas hasta 20 en sus 2 [sic] extremos del E. y O. y por su medianía 6, 5 y 4 brazas, igual calidad de fondo y lo mismo por la parte del N. Esta isla y la medianía de Sierra Bullones corren enfiladas al S. 17º E.; su proximidad a la falta de aquella sierra e igualdad con el color del ter. hacen difícil su distinción aunque se pase cerca sin embargo de su altura.
La soberanía sobre el islote es reclamada tanto por España como por Marruecos. Uno de los argumentos españoles para dar fe de que la isla es española se basa en que el proyecto de autonomía de Ceuta de 1987 incluía el islote Perejil dentro del término municipal de la ciudad. Sin embargo, esto no quedó recogido en el texto definitivo de 1994 del Estatuto de autonomía de la ciudad.[6]
Tras la llegada de un grupo de gendarmes marroquíes al islote en 2002, posteriormente relevados por infantes de marina y subsecuentemente desalojados por tropas españolas, la isla ha vuelto a quedar desalojada (statu quo ante), sin que exista ningún tratado bilateral o multilateral acerca de quién tiene la soberanía sobre el islote. Ni en el Tratado de Fez de 1912 ni en el tratado de independencia de Marruecos (Declaración conjunta hispano-marroquí de 7 de abril de 1956) se menciona la isla de Perejil. De acuerdo con la comparecencia de la ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, ante la Comisión Conjunta de Asuntos Exteriores y Defensa del Congreso de los Diputados, el 17 de julio de 2002, dicho statu quo implica:[7]
... la abstención de actos relativos a la misma, así como de cualquier asentamiento permanente y, por supuesto, cualquier permanencia de símbolos de soberanía.
La mayor parte de las poblaciones española y marroquí ignoraban su existencia hasta que el 11 de julio de 2002 un grupo de seis gendarmes marroquíes instalaron tiendas de campaña en una pequeña explanada situada entre las escarpadas paredes de roca de la isla, según Marruecos, para usarla como observatorio contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas. Este hecho provocó el incidente diplomático[8] ante el que España exigió la vuelta al statu quo anterior a la ocupación marroquí.[9]
España fue apoyada sin reservas por la inmensa mayoría de los países de la Unión Europea, con la excepción inicial de Francia y Portugal. En la mañana del 17 de julio, en la llamada «Operación Romeo-Sierra» —códigos radiofónicos de las letras R y S, «Recuperar Soberanía»— y cuyo coste final fue inferior al millón de euros,[10] los seis soldados marroquíes que sustituyeron a los gendarmes fueron desalojados sin oponer resistencia alguna por tropas españolas pertenecientes al Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra, en una acción conjunta con la Armada, que desplegó numerosos buques, y el Ejército del Aire, que proporcionó cobertura con aviones F/A-18 con base en Morón (Sevilla). Los gendarmes marroquíes fueron conducidos en helicópteros a la Comandancia general de la Guardia Civil de Ceuta, desde donde se les trasladó a la frontera con Marruecos. A lo largo de ese mismo día, las tropas especiales españolas fueron sustituidas por miembros de la Legión que permanecieron en el islote hasta que Marruecos, por mediación de los Estados Unidos, acordó el retorno al statu quo previo al 11 de julio en la isla, que ha quedado de nuevo desierta.
En su momento se apuntó como principal causa del incidente la reclamación por parte de Marruecos de Ceuta y Melilla. De hecho, diversos analistas apuntaron posteriormente que la desproporción de la fuerza militar empleada por España para recuperar el islote llevaba una advertencia implícita a Marruecos con respecto a sus reclamaciones sobre las dos ciudades norteafricanas y como posible maniobra de distracción sobre la situación en el antiguo Sáhara español y así poder incumplir las recientes resoluciones al respecto tomadas en el seno de la ONU y su Consejo de Seguridad.[cita requerida]
Ya en el siglo XIII a. C. hubo marineros micénicos que pasaron el estrecho de Gibraltar en busca de una ruta más segura para llegar a los ricos yacimientos de ámbar de los mares Báltico y Norte. Estos marineros trajeron las historias de ricas tierras pobladas de cabezas de ganado, árboles frutales e inmensas minas de metales preciosos y, como era costumbre en la cultura griega, fueron forjando mitos sobre ellas y atribuyéndoselas al explorador por antonomasia de su cultura: Heracles.[11]
En su poema Gerionesis o Canción de Gerión, Estesícoro cuenta cómo Hércules separó las dos columnas que llevan su nombre y encontró una isla en el Océano del Oeste a la que llama Eritia[12] (‘la roja’, como una de las Hespérides[cita requerida]). Esta narración es de gran importancia para la historiografía ibérica, pues constituye el primer texto escrito donde menciona la existencia de Tartessos, que después confirmó la arqueología. Según algunos autores contemporáneos, como Iván Burgos, Eritia sería la isla de Perejil, descrita como situada más allá de las columnas de Hércules, al oeste del Mediterráneo, ya en el curso del Océano.[12]
En Eritia, Heracles debía terminar su décimo trabajo, que también debía ser el último. Según el mito, Eritia era la guarida del monstruo Gerión, que allí vivía con su manada de bueyes, el pastor Euritión y su fabuloso perro de tres cabezas Ortro (hermano de Cerbero). El mito cuenta que este héroe tuvo que cruzar el desierto de Libia y amedrentar al dios Helios con su arco para poder utilizar su copa (con la que la divinidad cruzaba el océano todas las noches para salir por el otro lado) y llegar hasta «más allá de las Torres de Hércules», matar a Euritión para robar los bueyes y llevárselos a Euristeo, rey de Tirinto.[13]
El propio Estesícoro, así como Estrabón, en el tercer volumen de su Geografía, sitúan a Eritia en Tartessos.
Sin embargo, la identificación del monte Hacho de Ceuta como una de las columnas de Hércules no es unánime, siendo también frecuente identificar la columna africana como el monte Musa, a cuyos pies se encuentra la isla de Perejil. La Historia Natural de Plinio el Viejo identifica a Eritia con Gades, la actual Cádiz. Tampoco Hope en su libro Mitología Clásica identifica Eritia con ninguna isla actual. Pero sin duda, quedan descartadas las islas Canarias, Madeira o las Azores, lugar del mítico Jardín de las Hespérides, al que Heracles nunca llegó; fue Atlas el que lo hizo, razón por la que Euristeo no contabilizó ese trabajo.[13]
Algunos autores, como el francés Victor Bérard, han identificado esta isla como la de Ogigia, en la cual, según la Odisea, la ninfa Calipso retuvo a Ulises durante siete años.[14]
La humilde isla del Perejil, situada á unas seis millas de Ceuta, islote estéril y de pocas aplicaciones, ha salido en estos días de su obscuridad, por el propósito que ha tenido el Gobierno de colocar en ella un faro que guie á los buques en aquellas aguas. Los moros de Tánger parece que se alarmaron por aquella obra para ellos de utilidad tan inmediata. No recordaban, porque España no había utilizado nunca aquella peña, que es un fragmento de nuestros territorios africanos. Y como no se trata de colocar sino una luz para que todo el mundo vea claro, ¿en qué puede ofender esa luz á nuestros vecinos de Tánger? ¿Les hará daño á la vista? No vean por consiguiente nada obscuro, en lo que de justicia tiene tanta claridad. Cuando los ingleses echaron un cable á Tánger, como si quisieran remolcar hacia Londres aquella población, nada dijeron, porque al fin y al cabo aquello les convenía. Cierre aquí los ojos el que no quiera ver luz, pero deje que vean de noche en aquellas revueltas aguas los pescadores y marinos.
Pero estamos conformes con La Época: este asunto debe dilucidarse tranquila y amistosamente con los vecinos de África; el Sr. Ortega Munilla dice en un telegrama dirigido á El Imparcial que no se arrió la bandera española del islote sin conocimiento del representante de España. No ha habido, pues, ofensa, sino los preliminares de un litigio. Y en cuanto á pleito, éste es sin duda de menor cuantía.La Ilustración Española y Americana - Año XXXI, nº 43, 22 de noviembre de 1887.[15]
Este humilde y modestísimo peñasco está a casi igual distancia de la punta de Almanza y de la punta Leona, en el Estrecho de Gibraltar, y depende de Ceuta. Es de figura triangular, de piedra, con algunos arbustos, de una milla de bojeo y de 74 metros de altura. Es tan modesto y apocado el islote que es difícil hallarlo, pues hasta cuando está el tiempo claro no se le puede distinguir de la costa africana, uno de cuyos numerosos salientes parece.
Los ministros de Asuntos Exteriores del Reino de España y del Reino de Marruecos han confirmado formalmente el acuerdo para restablecer y mantener la situación respecto de la isla Perejil/Toura que existía con anterioridad al mes de julio de 2002, tal como ha sido interpretado por el secretario de Estado de los Estados Unidos de América, señor Colin Powell, el día 20 de julio de 2002.
Las actuaciones de ambas partes en este asunto no prejuzgarán sus respectivas posiciones en relación con el status de la isla. Ambas partes aplicarán este entendimiento de buena fe.
Ambas partes han acordado también abrir un diálogo franco y sincero con objeto de reforzar las relaciones bilaterales. Con este fin, ambos ministros han decidido reunirse en Madrid en septiembre de 2002.
El Ministerio de Asuntos Exteriores saluda atentamente a la Embajada del Reino de Marruecos en España, y tiene el honor de informarle que el Gobierno español ha tenido conocimiento de la instalación en la Isla del Perejil de dos tiendas de campaña y dos banderas del Reino de Marruecos por miembros de las Fuerzas Armadas marroquíes, que permanecerían en dicha isla.
El Gobierno español rechaza estos hechos que suponen una modificación del statu quo actual y que en ningún modo se corresponde con la voluntad de mantener unas relaciones amistosas en un espíritu de cooperación y respeto mutuo sobre la base del Tratado de Amistad Buena Vecindad y Cooperación de 1991.
En consecuencia, el Gobierno español reclama al Gobierno de Marruecos adopción de las medidas necesarias en orden al restablecimiento de la situación anterior a estos hechos.
El ministro de Asuntos Exteriores aprovecha esta oportunidad para reiterar a la Embajada del Reino de Marruecos en España en testimonio de su más alta consideración.