La insurgencia comunista contra la dictadura de Alfredo Stroessner fue un conjunto de acciones armadas y actividades clandestinas llevadas a cabo principalmente por el Partido Comunista Paraguayo (PCP) y sus organizaciones afines, entre fines de la década de 1950 y la década de 1970, con el objetivo de derrocar al régimen autoritario establecido en Paraguay en 1954.[1] Estas iniciativas se desarrollaron en un contexto de intensa represión política y durante la vigencia de la Doctrina de seguridad nacional en América Latina.[2]
Insurgencia comunista contra la dictadura de Alfredo Stroessner | ||||
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Conflictos armados en Paraguay Parte de dictadura de Alfredo Stroessner | ||||
Fecha | c. 1958-década de 1970 | |||
Lugar | Paraguay | |||
Resultado | Derrota de los grupos insurgentes | |||
Beligerantes | ||||
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Alfredo Stroessner asumió el poder en Paraguay mediante un golpe de Estado en mayo de 1954 y se mantuvo en la presidencia durante 35 años, instaurando una dictadura militar bajo el Partido Colorado.[3] El régimen de Stroessner instauró un aparato estatal basado en la vigilancia, el control del disenso y la eliminación de la oposición política, especialmente de ideologías de izquierda.[2] En este escenario, diversas organizaciones opositoras optaron por la vía armada ante la ausencia de canales democráticos de participación.[4]
En 1958 se conformó el Movimiento 14 de Mayo (M14), integrado principalmente por exmilitantes del Partido Liberal y otros sectores de oposición.[4] Este movimiento realizó incursiones armadas desde el exterior, especialmente desde Argentina y Brasil, con el objetivo de fomentar una insurrección popular en el país. Sin embargo, el M14 fue rápidamente desarticulado por las fuerzas de seguridad, debido tanto a la limitada coordinación interna como a la intensa represión estatal.[3]
El Frente Unido de Liberación Nacional (FULNA) fue establecido en 1960 por el Partido Comunista Paraguayo como brazo armado de su estrategia revolucionaria.[1] Inspirado en la Revolución cubana y en otras experiencias guerrilleras latinoamericanas, el FULNA buscó implementar una guerra de guerrillas en zonas rurales, especialmente en los departamentos de Caaguazú y Guairá.[5] La organización fue estructurada en columnas armadas, entre las que se destacó la Columna Mariscal López, activa durante la década de 1970.[5]
A pesar de algunos operativos iniciales, el FULNA no logró consolidar una base territorial ni apoyo social suficiente. A mediados de los años 60, la mayoría de sus dirigentes habían sido capturados o asesinados, y para la década de 1970 la organización estaba prácticamente desarticulada.[1]
El régimen de Stroessner implementó una política sistemática de persecución contra militantes comunistas y cualquier forma de oposición armada o ideológica. Diversos dirigentes del Partido Comunista Paraguayo fueron víctimas de ejecuciones o desapariciones, entre ellos Miguel Ángel Soler, Antonio Maidana y Wilberto Álvarez.[1] Las acciones represivas incluyeron la militarización de zonas rurales, la infiltración de organizaciones sociales y la coordinación con fuerzas extranjeras en el marco del Plan Cóndor.[2]
La represión provocó el debilitamiento casi total de las organizaciones insurgentes para finales de los años 70. El impacto a largo plazo de estas acciones incluyó la fragmentación de la izquierda paraguaya y la consolidación del régimen stronista hasta su caída en 1989.[3]
Tras la lucha contra la insurgencia, el régimen stronista promovió la formación de los Grupos de Acción Anticomunista (GAA), organizaciones parapoliciales de carácter secreto cuya principal misión era identificar, vigilar y neutralizar a militantes de izquierda y opositores al régimen.[2] Estos grupos operaban con el respaldo de altos funcionarios del Estado y actuaban con impunidad.
Uno de sus principales impulsores fue José Eugenio Jacquet, parte del denominado Cuatrinomio de Oro y figura clave en el aparato represivo del régimen.[1] Los GAA llevaron a cabo tareas de inteligencia, propaganda anticomunista, acciones de hostigamiento y, según diversas fuentes, actos de violencia extrajudicial. Su existencia fue documentada por informes de derechos humanos y testimonios de víctimas.[6]