El idioma aquitano[1] fue un idioma hablado a ambos lados de los Pirineos, en un territorio entre el río Garona y la sierra de la Demanda,[2] considerado un antecesor del moderno euskera. Probablemente se extinguió en la Alta Edad Media.
Aquitano | ||
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*auskala (?) | ||
Hablado en | Aquitania y Tarraconense | |
Región | Oeste de los Pirineos y hacia el norte hasta Burdeos. | |
Hablantes | lengua muerta | |
Familia | Lengua aislada (ver Historia interna del euskera) | |
Escritura | Latino | |
Códigos | ||
ISO 639-3 | xaq | |
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Está testimoniado entre los siglos I-III d. C. y se encontraba en contacto lingüístico con el latín.[3] Este hecho se refleja en que muchos de los préstamos latinos en euskera moderno muestran signos de haber sufrido los mismos cambios fonéticos que las palabras patrimoniales del euskera, lo cual revela que esos préstamos latinos se dieron en época muy antigua. No se conservan textos enteros largos, aunque sí inscripciones epigráficas que contienen además unos 400 antropónimos y 70 teónimos, muchos de ellos transparentemente interpretables desde el protoeuskera.
Según los historiadores romanos Estrabón, Plinio el Viejo, Pomponio Mela, Lucio Floro o Silio Itálico, la zona en la que se han encontrado restos del idioma aquitano estaba habitada en tiempos prerromanos por diversas tribus cuyo idioma y filiación son desconocidos.[cita requerida] La distribución de Ptolomeo, la más completa, era la siguiente:[cita requerida]
La mayor parte de los restos epigráficos aquitanos se han encontrado en la zona de las tribus aquitanas (curso superior del río Garona), en zona vascona (actual Navarra) y en zona berona (actuales La Rioja y Soria).
El aquitano histórico sería sucesor o descendiente directo del protoeuskera, reconstrucción deductiva realizada por Mitxelena del euskera desde la llegada de los celtas hasta el primer contacto con el latín. En muchos casos los testimonios del aquitano igualan a los del protoeuskera, por lo que las diferencias entre el protoeuskera y el aquitano parecen menores que las existentes entre protoeuskera y euskera moderno. Acerca del parentesco y origen del vasco-aquitano se han planteado las hipótesis:
Trask contiene una revisión crítica de los parentescos entre el vasco-aquitano con otras lenguas de Europa y África. Ninguna de las propuestas supera los test de encontrar un número suficiente de cognados léxicos que contengan correspondencias fonéticas regulares que permitan asegurar que exista un parentesco filogenético probado.
Se tienen muy pocos textos completos, aunque sí inscripciones sobre piedra de aproximadamente 400 antropónimos y 70 teónimos aquitanos, muchos interpretables desde el euskera moderno.
Algunos de los nombres son los siguientes:
A pesar de la distancia temporal entre el euskera arcaico y los antropónimos euskéricos del siglo XI y los textos largos del siglo XVI, la cercanía entre estos y el euskera arcaico ha sido básica para entender esta etapa de la historia del euskera.[6]
Euskera arcaico | Euskera batúa (estándar) | Significado |
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andere, andre- | andere, andre | señora, dama |
belex, -belex, -bel(e)s | beltz | negro |
cis(s)on | gizon | hombre |
nescato | neska (neskato se usa como diminutivo) | chica |
sembe- | seme (<*senbe) | hijo |
seni | senide (<*seni) | niño, hermano |
sahar | zahar | viejo |
corri | gorri | rojo |
-co | -ko | sufijo genitivo locativo |
-tar | -tar | sufijo gentilicio |
Puntos azules: toponimia actual euskérica en los límites más externos. | Puntos rojos: rastros epigráficos (estelas funerarias, etc.) de la época del Imperio romano. | Mancha azul: extensión de los rastros. |
Para determinar la extensión del euskera arcaico en la época romana, se han utilizado los siguientes métodos, ordenados de mayor a menor fiabilidad:[7]
Dentro de la onomástica se distinguen los teónimos (nombres de deidades o dioses) de antropónimos (nombres de persona), distinción de gran importancia debido a la distinta permanencia de ambos en el tiempo, pues mientras los antropónimos serían cambiantes según modas y costumbres, los teónimos serían más inalterables por su significado religioso. Es por ello que la presencia de teónimos euskéricos sería un mejor exponente del indigenismo local, que los antropónimos.
Existen indicios toponímicos y epigráficos para pensar que la lengua aquitana se hablaba a ambos lados de los Pirineos, hacia el este por lo menos hasta el valle de Arán.[3] Lo indican, por ejemplo, nombres de lugares terminados en -os, -osse, -ons, -ost y -oz, que se consideran de origen aquitano. El binomio Biscarrosse/Biscarrués es un ejemplo de ese caso: provendría de la conjunción de bizkar ("loma, colina; espalda", en euskera actual) y hotz ("frío, fría", en euskera actual). Respecto a los restos epigráficos, la mayor concentración de restos se ha encontrado en el curso superior del río Garona, al norte, y en los límites entre las actuales provincias españolas de La Rioja y Soria, al sur.[8]
Existen desde antiguo indicios de la relación entre Novempopulania y el idioma aquitano. Durante la conquista romana de la Galia por Julio César, se llamó Aquitania al territorio entre el Garona y los Pirineos. Habitado por un pueblo de jinetes, el propio César los dice distintos en usos, costumbres y lengua de los celtas de Galia. En la Edad Media, este mismo territorio se llamó Gascuña, nombre derivado de Vasconia.
Los vascones, que ocupaban aproximadamente lo que es la moderna Navarra, son generalmente considerados hablantes de idioma aquitano o un idioma emparentado. En general, los jacetanos también se consideran de habla aquitana.
La frontera lingüística occidental del aquitano/proto-vasco no está clara.[9] Por un lado, la toponimia vasca se extiende por todo el actual País Vasco hasta zonas de la moderna Cantabria, La Rioja y la provincia de Burgos.[9] Por otro lado, en la parte occidental de lo que es el moderno País Vasco persisten elementos toponímicos de sustrato celta o indoeuropeo que se encuentran mezclados o superpuestos a topónimos geográficos vasco-aquitanos, como es el caso del nombre de ciertos ríos o montañas (Butrón, Nervión, Deba/Deva) o la presencia, sobre todo en Vizcaya, de topónimos con el sufijo -ika.[9][10]
En la antigüedad, las fuentes romanas afirman que dichas zonas estaban habitadas por las tribus de los caristios, várdulos y autrigones,[11] sin indicar una filogenia clara entre ellas ni con los pueblos de su entorno,[12] Dada la ambigüedad de las pruebas lingüísticas, se ha supuesto, según el autor, que eran hablantes de lenguas celtas,[13] opinión apoyada asimismo por la presencia de castros de cultura material tipo celta en Vizcaya,[14] o emparentadas con el aquitano[9] opinión apoyada por la enorme preponderancia de toponimia vasca en la zona,[15] y por la dificultad de asociar una cultura material a un sustrato lingüístico como ejemplifica el hecho de que castros semejantes a los de Vizcaya también se encuentran en Aquitania. A veces se discute sobre si estas tribus podrían haber sido simplemente parte de los pueblos cántabros;[9] los topónimos de poblaciones dadas por Plinio el Viejo y Pomponio Mela en relación a estas tribus sugieren una relación céltica, aunque esta filogenia solo puede establecerse claramente con los autrigones, que habrían ocupado la zona comprendida entre los ríos Oja, Ebro y Oca en la actual provincia de Burgos, de donde se ha sugerido que podrían haber sido simplemente una tribu cántabra o estar estrechamente emparentados con los mismos.[16] Esto no obstante no ofrece mucha información concerniente a la identidad lingüística de los habitantes del actual País Vasco, y simplemente confirma que la frontera lingüística del aquitano/proto-vasco antiguo se encontraba en Burgos, como por otro lado sugiere la extensión occidental de la toponimia vasca.[9] Finalmente, los cántabros, que se cree era un pueblo de origen celta,[17] estaban o bien emparentados o eran aliados muy cercanos de los aquitanos, a los que socorrieron con tropas durante la conquista romana.[18] Esto podría indicar que la zona occidental del actual País Vasco podría haber sido una zona de criollización o una región de transición lingüística[9] Las dificultades de clasificar a los caristios, várdulos y autrigones se deben sobre todo a la carencia de fuentes epigráficas o escritas en las zonas de las modernas provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, que no aparecen hasta la Edad Media. Esto, por una parte, impide saber qué lengua se hablaba en la zona en esa época, pero, por otra, podría explicar la pervivencia del vascuence en el territorio por el aparente desinterés de los romanos por la zona.
El conocimiento del aquitano histórico es limitado, ya que en su gran mayoría las fuentes constan de antropónimos y teónimos, que si bien permiten hacerse una idea razonable de la fonología, no permiten conocer adecuadamente la sintaxis, que en general requiere textos continuos en la lengua de una cierta longitud. Por esa razón, la descripción se restringe a la fonología.
Los testimonios indirectos del aquitano en ortografía latina permiten entrever que el aquitano debía tener un sistema fonológico muy cercano al reconstruido por Koldo Mitxelena para el protoeuskera. Entre estos rasgos se pueden destacar los siguientes: