Juan Hortensio Quijano[1] (Curuzú Cuatiá, Corrientes, 10 de junio de 1884 – Buenos Aires, 3 de abril de 1952) fue un abogado, empresario agropecuario y político argentino. Fue presidente de la Sociedad Rural del Chaco, fundador de la Sociedad Rural de Goya y dirigente de la Unión Cívica Radical y de la UCR Antipersonalista. Tras ocupar brevemente el Ministerio del Interior durante el gobierno de Edelmiro J. Farrell, acompañó a Juan Domingo Perón como vicepresidente de la Nación en el período 1946–1952. En 1951 fue nuevamente electo en la fórmula presidencial, pero falleció antes de asumir el nuevo mandato.
Juan Hortensio Quijano[1] | ||
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![]() Vicepresidente de la Nación Argentina | ||
4 de junio de 1946-3 de abril de 1952 | ||
Presidente | Juan Domingo Perón | |
Predecesor | Juan Pistarini | |
Sucesor | Alberto Teisaire | |
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![]() Ministro del Interior de la Nación Argentina | ||
4 de agosto de 1945-8 de octubre de 1945 | ||
Presidente | Edelmiro Julián Farrell (de facto) | |
Predecesor | Alberto Teisaire | |
Sucesor | Eduardo Ávalos | |
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Información personal | ||
Nombre en español | Hortensio Quijano | |
Nacimiento |
10 de junio de 1884 Curuzú Cuatiá, Corrientes, Argentina | |
Fallecimiento |
3 de abril de 1952 (67 años) Buenos Aires, Argentina | |
Causa de muerte | Cáncer | |
Nacionalidad | Argentina | |
Educación | ||
Educado en | Universidad de Buenos Aires | |
Información profesional | ||
Ocupación | abogado y político | |
Partido político |
Partido Liberal (1908-1909)/(1912-1914) Unión Cívica (1909-1912) Unión Cívica Radical (1914-1921)/(1931-1945) UCR Principista (1921-1924) UCR Antipersonalista (1924-1930) UCR Junta Renovadora (1945-1946) Partido Peronista (1946-1952) | |
Juan Hortensio Quijano[1] nació en la estancia “La Ley”, cercana a la ciudad de Curuzú Cuatiá, provincia de Corrientes, el 10 de junio de 1884. Sus padres fueron Crescencio Quijano y Teresa Balaguer. Realizó sus estudios iniciales en Goya y luego en el colegio “La Fraternidad” de Concepción del Uruguay (Entre Ríos). Posteriormente se trasladó a Buenos Aires para estudiar en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, donde obtuvo el título de abogado en 1908 y el de doctor en Jurisprudencia en 1916.[2]
Proveniente de una familia de tradición liberal de Goya, Quijano participó a partir del año 1909 en la Unión Cívica, partido político que agrupaba al mitrismo del país y que era dirigido por Guillermo Udaondo, y que en Corrientes rechazaba los pactos con los autonomistas del gobernador Juan Ramón Vidal. Quijano formó parte de la Junta Directiva Provisional de la UC en 1910, junto a otros dirigentes mitristas del Partido Liberal de Corrientes. La agrupación se disolvió poco después en la provincia, y Quijano continuó en el liberalismo disidente, siendo candidato a diputado provincial en 1913. En 1914 se incorporó a la Unión Cívica Radical, donde se alineó con el sector antiyrigoyenista. Durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen se integró al grupo de los “disidentes rojos”, opuestos a la intervención federal en Corrientes, y en 1919 fue candidato a vicegobernador en fórmula con Miguel Sussini.
En 1922 se alineó con la Unión Cívica Radical Principista que rechazaba la candidatura presidencial de Marcelo T. de Alvear impuesta por Yrigoyen y que impulsó la fórmula presidencial Miguel Laurencena-Carlos Francisco Melo. Dentro de la UCR Principista también actuaba un joven José Tamborini, que sería candidato presidencial en 1946 por la Unión Democrática. Durante los años de la presidencia de Alvear llegó a presidir el Comité Ejecutivo de la UCR en Corrientes, y se convirtió en el hombre de confianza del presidente en la provincia de Corrientes. En 1927 se unió a la Unión Cívica Radical Antipersonalista y en 1928 fue delegado en la Convención Nacional que eligió la fórmula presidencial integrada por Leopoldo Melo y Vicente Gallo para las elecciones presidenciales de ese año. Sin embargo, en 1930, cuando el antipersonalismo de Corrientes decidió unirse al autonomismo de Juan Ramón Vidal y presentar una lista común de candidatos a diputados nacionales, Quijano se alejó del partido y en una carta que le envió a Alvear, que se encontraba en París, le fundamentó su decisión, aunque le aclaró que no se había pasado al yrigoyenismo. En esa misma carta, le comentaba su visión acerca de la crítica situación que estaba viviendo el país, que el yrigoyenismo se estaba desintegrando y que su líder perdía popularidad y prestigio. Denunciaba la audacia y la incapacidad de quienes desempeñaban funciones públicas y definía las inevitables consecuencias. Al mismo tiempo, le pedía que no regresara hasta que la “situación hiciera crisis” pues la caída del presidente era para él inevitable.
Durante los años de la Década Infame, Quijano se convirtió en un importante dirigente del partido, muy cercano a Alvear. Con el retorno de Alvear a la Argentina, en abril de 1931, se inició la reorganización del partido, y Quijano, como otros tantos antipersonalistas, regresó al radicalismo. A principios de octubre, fue elegido representante por Corrientes en la Convención Nacional. Posteriormente, y como consecuencia de la anulación de los resultados de las elecciones de ese año el 5 de abril en la provincia de Buenos Aires —que habían dado una clara victoria al radicalismo— y el veto a la candidatura de Alvear para los comicios nacionales de ese mismo año, las autoridades partidarias nacionales proclamaron la abstención electoral en octubre de 1931, retomando viejas prácticas del partido. Posteriormente, Quijano fue uno de los tantos dirigentes radicales que bregó por el levantamiento de la abstención electoral. En la Convención Nacional del partido reunida en Santa Fe en diciembre de 1934, se discutió este tema y la mayoría votó por levantar la abstención y presentarse nuevamente a las elecciones
En las elecciones provinciales de septiembre de 1935 en Corrientes, Quijano fue elegido candidato a elector de gobernador. Los primeros resultados mostraron un claro triunfo del radicalismo, sin embargo, en el escrutinio definitivo y luego de una serie de denuncias cruzadas por actos fraudulentos, La Concordancia nuevamente resultó ganadora. En esas elecciones, se había implementado una nueva ley electoral que habilitó el denominado “voto transeúnte”, que facilitó la realización del fraude. Luego de esa situación, el radicalismo de Corrientes decidió volver a la abstención tanto para las elecciones provinciales como para las nacionales.
Entre 1936 y 1940, Quijano fue delegado por Corrientes en el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, pero ese último año se le quitó dicha representación porque no pudo conseguir el apoyo del partido al pedido de intervención en la provincia. Resulta de interés destacar aquí algunas de las ideas que Quijano defendió como banderas radicales durante esos años y que aparecen con claridad en el discurso que brindó en el Luna Park el 2 de marzo de 1940 con motivo de celebrarse la clausura de la campaña electoral de Capital Federal. Según Quijano el radicalismo nutría sus raíces en la Constitución de 1853 y estaba identificada con la economía técnica, el federalismo, un moderado nacionalismo, la economía social, la educación técnica, la atención a los trabajadores rurales y el fomento de la actividad agropecuaria. Tras la muerte de Alvear, el 23 de abril de 1942, la crisis interna en el radicalismo se agudizó. En diciembre de ese año, las dos posturas dentro del partido (intransigente y unionista) se habían institucionalizado al constituirse formalmente el Movimiento Intransigente que cuestionaba los procedimientos internos y las posiciones del partido en relación a la futura lucha por la presidencia del país. Los frentistas, por su parte, estaban a favor de acordar con otros partidos, resolución que se aprobó finalmente, aunque el golpe del 4 de junio de 1943 derivó el conflicto hacia adelante. Quijano formaba parte del grupo unionista.
A fines de 1943, el gobierno militar decretó la disolución de los partidos políticos, por lo que el radicalismo se vio impedido de continuar su reorganización. Paralelamente, Juan Domingo Perón, flamante Secretario de Trabajo y Previsión, inició algunas tratativas de acercamiento al radicalismo que fueron planteadas por su dirigencia. Sin embargo, eso no impidió que algunos radicales aceptaran colaborar con el gobierno. El 3 de mayo de 1945, el mayor Martín Martínez invitó a Quijano a una reunión con el ministro del Interior, Alberto Teisaire, “para tratar asuntos de actualidad”. Antes de asistir a la reunión con el mencionado —a quien no conocía—, Quijano decidió entrevistarse con el coronel Juan Filomeno Velazco (un militar correntino que se encontraba como Jefe de la Policía Federal). En esa reunión, Velazco le preguntó qué pensaba sobre la posibilidad de realizar elecciones y presentar una fórmula presidencial con un representante de las fuerzas armadas en primer término. Quijano respondió que eso le correspondía a los partidos políticos, y que eran ellos los que debían decidir sobre un futuro gobierno. A la consulta sobre la posibilidad de que el radicalismo apoyase una fórmula de ese tipo, Quijano respondió que lo veía difícil en ese momento, que una alianza lo que convenía era conversar con algunos peronistas y exponerles el programa que se pretendía desarrollar. Entonces, le mencionó cuáles podían ser, según su criterio, algunos puntos a tener en cuenta para una futura negociación con el radicalismo: 1) levantar el estado de sitio parcial o totalmente en parte o en todo el país; 2) liberar a los presos políticos que no estuvieran procesados por delitos; 3) restringir la libertad de prensa dentro de las restricciones que imponía el estado de Guerra; y 4) entregar el curso de ministerios a radicales, para llevar al país y al partido la impresión de que el gobierno se respaldaba en el sector mayoritario de la opinión pública; 5) llegar a un acuerdo sobre el Estatuto de los Partidos Políticos para evitar disensos que pudieran convertirse en obstáculos; 6) fijar plazos fijos para elecciones; y 7) llevar a las intervenciones de las otras doctrinas a hombres radicales e independientes que fueran una garantía de honestidad, capacidad y respeto.
Velazco le respondió que no creía que hubiera obstáculos para llevar adelante ese programa. Posteriormente, Quijano le solicitó lo mismo al ministro del Interior, quien se mostró también favorable. Más tarde, se reunió personalmente con Perón, quien le señaló que conocía lo que había conversado con el Ministro y con Velazco, y que estaba de acuerdo con todo ello. Además, volvió a insistir en que consideraba fundamental el apoyo del radicalismo en las futuras elecciones. Posteriormente, Quijano se reunió con algunos dirigentes radicales. Honorio Pueyrredón, Eduardo Laurencena, Enrique Mosca, Ernesto Boatti y José Tamborini se mostraron contrarios a aceptar ese acuerdo con el gobierno. En cambio, Elpidio González, Mario Guido, Parra, Zara, López Merino y otros referentes de Capital Federal y provincia de Buenos Aires se manifestaron a favor. Quijano creía que si no se aceptaba este ofrecimiento del gobierno, el radicalismo terminaría disgregándose, que su electorado obrero se iría con el sindicalismo y que la juventud se iría con el comunismo. Consideraba que la etapa mística y dogmática del partido había desaparecido con Yrigoyen y que las jerarquías se habían terminado con Alvear. Creía, también, que se estaba abriendo una posibilidad al radicalismo que no se podía rechazar.
Como parte de estas tratativas, el 2 de agosto de 1945 Quijano fue designado ministro del Interior, cargo que asumió dos días más tarde. En un comunicado que dio a conocer a la prensa, señaló que aceptó el cargo solamente con su conciencia, porque estaba a favor de las libertades sociales y reconocimientos que venía implementando el gobierno y que según su interpretación, venía a cumplir con los principios de democracia integral sancionados en la Constitución de 1853. Inmediatamente, el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical procedió a cancelar su ficha de afiliación por haber violado la disposición del 25 de junio que prohibía a los radicales colaborar con el gobierno.
Inmediatamente después de asumir, y en cumplimiento de las promesas que se le habían hecho en el momento del ofrecimiento del cargo, se levantó el Estado de sitio en todo el país y se empezó a estudiar una reforma al Estatuto de los Partidos Políticos que se había aprobado en junio. Sin embargo, las dos medidas quedaron truncas muy pronto porque el Estado de sitio volvió a decretarse a fines de septiembre, luego de la Marcha de la Constitución y la Libertad. Como ministro del Interior, Quijano fue una figura clave en los acontecimientos de octubre de 1945. El 6 de octubre participó de la reunión entre el presidente Edelmiro J. Farrell y Eduardo Ávalos donde se discutió el alejamiento de Perón del gobierno. Allí ejerció una fuerte defensa del vicepresidente y, aunque no pudo evitar la renuncia de Perón, consiguió redactar un comunicado de prensa en el que informó que ese día una reunión de gabinete se había decidido llamar a elecciones para el mes de abril del año entrante y que, a pedido suyo y como un homenaje al Día de la Raza, el decreto sería firmado el 12 de octubre. Posteriormente, señalaba “ese mismo comunicado— que Perón, cumpliendo con el compromiso que había contraído, había presentado su renuncia impostergable a todos sus cargos. Al día siguiente agregó: “dejó al comentario periodístico y al sentimiento público el análisis de esta actitud que dignifica al país, que se expresó en su propia dignidad y dignificó al Ejército que es expresión de sus mejores virtudes. De ese modo, Quijano buscó transformar una renuncia impuesta por las circunstancias en un renunciamiento. Posteriormente, él también junto a otros funcionarios cercanos a Perón, presentaron sus renuncias.
Luego de los acontecimientos del 17 de octubre de 1945, Farrell ofició a Quijano reasumir como ministro del Interior pero este declinó el ofrecimiento para abocarse por completo a la gestión política partidaria. En primer lugar, intentó concretar desde la reorganización de la UCR. Para ello, mantuvo reuniones en el City Hotel de Capital Federal con dirigentes radicales y gremiales de todo el país. Asistieron a esas reuniones Armando Antille, Miguel Tanco, Alberto H. Reales, César Guillot, Alberto Durand, Salvador Cetra, Alejandro Llobet, León Tedin, Bernardo López Sanabria, Juan Zerrillo, Ricardo Tabossi, Alberto Cardarelli, Alberto Barrionuevo, Alejandro Greca, Raúl Bustos Fierro, Alberto M. Molina, entre otros. Por entonces se sospecha que estaba preparando una maniobra para decretar la caducidad del Comité Nacional que presidía Gabriel Oddone y apropiarse de las siglas de la UCR. Esta sospecha fue abonada por el pedido que realizó el mismo Quijano al jefe de la Policía Federal, de que se hiciera entrega de la Casa Radical en la Capital Federal. Los convencionales del radicalismo del Comité Nacional se presentaron ante la justicia pidiendo los procesamientos de Quijano, Cardarelli y Prings para intento de usurpación de bienes ajenos.
Ante el fracaso de su intención de apropiarse de la Unión Cívica Radical, el 28 de octubre quedó finalmente constituida la Unión Cívica Radical Junta Renovadora bajo la presidencia de Quijano y cuyo comité lo integraron dos representantes por cada distrito. El primer acto público del nuevo partido político se realizó el mismo 28 de octubre de 1945 en el salón Auguste de la Capital Federal y un mes más tarde —el 23 de noviembre— realizaron un gran acto en el Luna Park, donde proclamaron la candidatura de Perón a la presidencia. Posteriormente, se llevaron a cabo elecciones internas para elegir al candidato a vicepresidente, las que se caracterizaron por una violenta puja entre Quijano y Antille. El 16 de diciembre de 1945, en la Convención Nacional del partido, se formó la mesa directiva del Comité Nacional de la UCR Junta Renovadora integrada por Quijano como su presidente. Allí también se votó por aclamación la fórmula que el partido llevaría a las elecciones del 24 de febrero integrada por Perón y Quijano.
La fórmula Perón-Quijano se impuso en las elecciones del 24 de febrero de 1946. El conflicto latente que ya se insinuaba en las filas peronistas entre los hombres del laborismo y los de la UCR-Junta Renovadora durante la campaña electoral estalló una vez asegurado el triunfo, llevando a la coalición al borde de la disolución. Para evitarlo, Perón, acompañado por algunos colaboradores, decidió unificarlas, creando el Partido Único de la Revolución Nacional, poniendo en manos de la Junta Ejecutiva Nacional, integrada por los legisladores electos que se desempeñaban como presidentes de bloques y miembros de mesas directivas de ambas cámaras legislativas nacionales, la organización de todas las fuerzas peronistas dentro del mismo. La orden de Perón fue acatada, primero por los radicales renovadores y después, al cabo de un breve pero intenso debate, por los laboristas. Los conflictos, sin embargo, continuaron, por lo que finalmente Perón decidió, en enero de 1947, crear el Consejo Superior del Partido Peronista cambiándole el nombre al partido.
Como vicepresidente, Quijano tuvo participaciones en algunas decisiones de gobierno, aunque su cuota de poder efectivo siempre fue limitada. Asumió una actitud dúctil y colaborativa con Perón, incluso cuando se planteó la situación particular de la derrota del peronismo en su provincia, Corrientes, en las elecciones provinciales de 1946. Quijano fue uno de los más interesados en conseguir la intervención federal, no así Perón, esto derivó en una pelea dentro del gabinete e hizo que la aprobación de la ley en el Congreso Nacional para la intervención de Corrientes se demorara un año ya que el presidente Perón no quería tomar partido en el asunto. Como presidente del Senado, a Quijano le tocó dirigir la sesión en la cual se destituyó a la Corte Suprema de Justicia el 4 de diciembre de 1946; ese mismo año, fue enviado a Chile a la ceremonia de asunción del presidente Gabriel González Videla y en 1947, encabezó la campaña contra el agio y la especulación.
A fines de la primera presidencia de Perón y ya habilitado por la nueva Constitución de 1949 para un segundo mandato, se empezó a discutir quién lo acompañaría en la fórmula. Una gran expectativa se generó en torno a la posibilidad de que fuera Eva Perón la candidata a vicepresidenta. Su renunciamiento, anunciado en un acto nacional el 31 de agosto de 1951, obligó al Consejo Superior del Partido Peronista a proclamar como candidato y, ante las dificultades por encontrar consensos, se optó por repetir la fórmula de 1946. De ese modo, Quijano acompañó a Perón nuevamente en las elecciones del 11 de noviembre de 1951, donde logró su reelección como vicepresidente de la Nación. [3]
Sin embargo, no alcanzó a asumir su nuevo mandato. Internado desde el mes de enero en el Sanatorio Podestá,[4] y luego de superar varias intervenciones quirúrgicas, falleció el 3 de abril de 1952 a los 68 años de edad, víctima del cáncer.[3] El presidente Perón decretó cuatro días de duelo y dio órdenes para que se le tributen honores militares. Sus restos fueron velados en el Congreso Nacional y al día siguiente llevados al cementerio de la ciudad de Buenos Aires, donde se realizó un responso al que asistió el presidente y en el que hicieron uso de la palabra el ministro del Interior, Ángel Borlenghi, y el presidente provisional del Senado, Alberto Teisaire.
Tras graduarse, abrió un estudio jurídico en Goya junto a su primo Mateo Quijano, al que luego se sumaron Américo Bañatte y Manuel Liper. Fue abogado del Banco Nación de Goya, fundó el Banco Popular de la ciudad e integró su directorio. Paralelamente, se dedicó a la actividad agropecuaria y fue uno de los fundadores de la Sociedad Rural de Goya. A comienzos de la década de 1920 adquirió un campo de cuatro leguas en el entonces Territorio Nacional del Chaco, al norte de Lapachito, donde desarrolló un emprendimiento agroforestal pionero. Entre 1936 y 1940 presidió la Sociedad Rural del Chaco, introduciendo innovaciones al incorporar la agricultura a las tradicionales actividades ganaderas.
Sucesivas derrotas electorales y su prematura viudez empujaron a Quijano a dedicarse a tareas productivas a través de la explotación de obrajes, aserraderos y desmotadora de algodón en el Chaco. Quijano proyectó la construcción de un ramal ferroviario de trocha angosta de 750 mm que unió la estación del Ferrocarril General Belgrano, en Lapachito, con El Zapallar (actual localidad de General José de San Martín) con un recorrido de 75 km hacia el norte.[5]
La ejecución de las obras finalizó en 1922 y de inmediato comenzó el transporte de cargas de la explotación forestal. El ramal con rumbo norte atravesó los departamentos de Bermejo, Martínez de Hoz y Tobas. En el año 1934 se habilitó el servicio de correspondencia y poco después el transporte de pasajeros. El Ferrocarril Quijano quedó vinculado a la red troncal del Ferrocarril Central Norte mediante el cual se podían efectuar combinaciones para dirigirse a Resistencia, Presidencia Roque Sáenz Peña, Buenos Aires o Salta, uniendo Barranqueras con Metán. La línea Decauville también realizada por Quijano atravesaba el estero Mula, las nacientes del Tragadero, los quebrachales de La Agustina, los zanjones tributarios del Guaycurú y el arroyo Correntoso. El emprendimiento de Quijano tuvo por objetivo transportar la producción agrícola y forestal de General San Martín, fundamentalmente algodón y rollizos hacia la fábrica de tanino de La Verde.
Quijano contrajo matrimonio en 1910 con Ana María Agustina Alió, con quien tuvo un hijo, Hortensio (h). Quedó viudo en 1919, hecho que marcó un giro en su vida personal. En 1923 volvió a casarse con María Teresa Llano, viuda de Díaz de Vivar, con quien tuvo a su segundo hijo, Óscar Lázaro Quijano Llano.
A partir de 2003 Hortensio Quijano cobró notoriedad en los medios periodísticos y políticos como ejemplo de alianza política entre peronistas y radicales, ante el acuerdo similar que un sector de la Unión Cívica Radical (los denominados Radicales K) realizó con el sector del peronismo conducido por el presidente Néstor Kirchner. El especial objeto de comparación era el radical Julio Cobos, elegido en 2007 vicepresidente de Cristina Fernández de Kirchner. La gran diferencia entre Quijano y Cobos, era que el primero era de ideología conservadora.[6]
Con motivo de celebrarse el centenario de la fundación de la localidad de Lapachito (Chaco) en 2012 se creó el museo Quijano en terrenos que pertenecieron al vicepresidente.
Predecesor: Juan Pistarini |
Vicepresidente de la Nación Argentina 1946-1952 |
Sucesor: Hortensio Quijano |
Predecesor: Hortensio Quijano |
Vicepresidente de la Nación Argentina (*) 1952 |
Sucesor: vacante hasta 1954(*) Alberto Teisaire |
Predecesor: ninguno |
Nominación de la Unión Cívica Radical Junta Renovadora para Vicepresidente de Argentina 24 de febrero de 1946 (G) |
Sucesor: ninguno |
Predecesor: Eva Perón |
Nominación del Partido Peronista para Vicepresidente de Argentina 11 de noviembre de 1951 (G) |
Sucesor: Alberto Teisaire |
(*) Nota: Hortensio Quijano murió antes de asumir su segundo mandato. El cargo quedó vacante hasta 1954, año en el que fue elegido Alberto Tessaire