El tororoí leonado norteño (Grallaria alticola), también denominado gralaria de Boyacá,[2] es una especie de ave paseriforme de la familia Grallariidae, perteneciente al numeroso género Grallaria. Es endémica de Colombia.
Tororoí leonado norteño | ||
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Estado de conservación | ||
Preocupación menor (UICN 3.1)[1] | ||
Taxonomía | ||
Reino: | Animalia | |
Filo: | Chordata | |
Clase: | Aves | |
Orden: | Passeriformes | |
Familia: | Grallariidae | |
Género: | Grallaria | |
Especie: |
G. alticola Todd, 1919 | |
Distribución | ||
Sinonimia | ||
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Se distribuye en los Andes orientales de Colombia, desde el noreste de Santander hacia el sur hasta Cundinamarca).[2]
Los hábitats naturales de esta especie son los bosques enanos y páramos, en las regiones donde predomina la vegetación no muy alta, hierbas y arbustos aislados, especialmente cerca de lagos y áreas pantanosas; con frecuencia se aventura en el abierto, inclusive con amplia luz diurna. Entre los 2200 y 4500 m de altitud, principalmente por arriba de los 2800 m.[1]
La especie G. alticola fue descrita por primera vez por el ornitólogo estadounidense Walter Edmond Clyde Todd en 1919 bajo el mismo nombre científico; la localidad tipo es: «Lagunillas, Boyacá, Colombia».[2]
El nombre genérico femenino «Grallaria» deriva del latín moderno «grallarius» que significa ‘que camina sobre zancos’; ‘zancudo’; y el nombre de la especie «alticola», se compone de la palabras del latín «altus» que significa ‘alto’; y «cola, colere» que significa ‘habitante’.[3]
La presente especie y el totoroí leonado sureño (Grallaria atuensis) eran tratadas como subespecies del tororoí leonado (Grallaria quitensis), pero las clasificaciones Aves del Mundo (HBW)[4] y Birdlife International (BLI)[1] ya las consideraban especies separadas, con base en diferencias morfológicas, de plumaje y vocales, lo que fue reconocido más recientemente por otras clasificaciones.[5][6] Es monotípica.
Las principales diferencias apuntadas por HBW para justificar la separación de G. quitensis son: el tamaño ligeramente menor con el pico claramente menor; las partes superiores más pardas, menos oliváceas; la vocalización es distintiva, el canto tiene cuatro notas con pausas cortas entre las últimas tres notas y no tres notas, resultando en una frase rítmica, y alcanzando una frecuencia general más baja que G. quitensis y una frecuencia máxima más baja que G. atuensis; en experimentos de «playback», la presente especie y G. quitensis no respondieron a los cantos de las otras especies del complejo.[2] G. atuensis se diferencia porque tiene una coloración general más oscura y un característico moteado blanco por abajo; y un llamado muy diferente (un comienzo largo y espinoso seguido de un silbido arrastrado versus un comienzo modulado seguido de un silbido arrastrado en G. quitensis, y un silbido arrastrado suave en la presente, con una gama de frecuencias menor, frecuencia máxima menor y duración más larga de las notas.[2]