La Fuente Castellana o del Obelisco de la Castellana (también llamada fuente del Obelisco y fuente de la Arganzuela por su ubicación final), fue una fuente de Madrid, originalmente instalada en el límite del paseo nuevo de las Delicias de la Princesa,[1][2] a la altura de la que luego sería plaza de Emilio Castelar en el también renombrado paseo de la Castellana.[3][4] De allí pasó en 1914 a la plaza de Manuel Becerra donde permaneció poco más de medio siglo.[5] En 1970 se trasladó al parque de la Arganzuela, junto al río Manzanares.[6] Recogía en su pilón el caudal de aguas del arroyo de la Fuente Castellana.[7]
Esta fuente –mal llamada del Obelisco[9]–, junto con la de los Galápagos, es una de las dos fuentes encargadas por Fernando VII para festejar el nacimiento de la princesa Isabel Luisa, luego Isabel II.[10] Se encargó el diseño a Francisco Javier de Mariátegui (con la colaboración del cantero José Arnilla y del broncista Eugenio Alonso),[9] y la primera piedra fue colocada en el límite del paseo (plaza de Emilio Castelar en el siglo xxi) el 11 de octubre de 1833.[10] Estaba dotada de un gigantesco pilón con surtidores laterales, con el monumental obelisco centrado sobre dos tazas de granito, la más alta con decoración vegetal, y adornado con unos amorcillos, rodeados por trofeos bélicos envolviendo un escudo de la monarquía española, compensado en el lado contrario por más amorcillos en torno a un escudo de Madrid, todo ello entre guirnaldas. A los lados se colocaron dos esfinges-surtidores de bronce, obra de José Tomás en 1838,[9] «simbolizando la sabiduría».[10] El obelisco (un «tronco de cono estriado cortado en el centro por un cubo de piedra de Colmenar» decorado con coronas de laurel, el sol y la luna) es de granito rojo y está coronado por una estrella polar. Como respuesta al estipendio borbón,[11] Juan Eugenio Hartzenbusch escribió este terceto en una epístola a Ventura de la Vega:[12]
Y cuando se alza el orgullo de un obelisco,
exclama con dolor: Yo lo he pagado
con la postrer oveja de mi aprisco.
En 1869, el pilón fue sustituido por un jardincito, en torno al obelisco, y las esfinges se llevaron al parque del Retiro, en el espacio conocido como el Baño del Elefante.[12] Con su traslado a la plaza de Manuel Becerra recuperaría la condición de fuente y las esfinges.[13]
En 1914, el obelisco y las esfinges se instalaron en un nuevo pilón en la recién ajardinada glorieta que desde 1905 llevaba el nombre del ingeniero y ministro republicano Manuel Becerra (y que antes se conocía como plaza de la Alegría).[5] En el umbral de 1970, con la segmentación y reducción del espacio ornamental de la plaza, fue necesario quitar el monumento que se llevó al recién inaugurado parque de la antigua Dehesa de la Arganzuela,[14] donde se emplazó en medio de un estanque de más de 100 metros de largo por unos 60 de ancho, rodeada de surtidores de agua. Tras la reurbanización de la M-30 y el Parque Madrid Río, quedó despojada de nuevo de su original diseño como fuente aunque se conservan la columna y las esfinges.[9]