Escrito en el agua es una película de Argentina filmada en colores dirigida por Marcos Loayza sobre su propio guion según el libro de José Antonio Ciancaglini y Graciela Torre Nilsson que se estrenó el 18 de septiembre de 1998 y que tuvo como actores principales a Jorge Marrale, Mariano Bertolini, Marcos Woinsky, Luciana González Costa y Noemí Frenkel.
Escrito en el agua | ||
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Ficha técnica | ||
Dirección | ||
Ayudante de dirección |
Florencia González (Asistente de Dirección) Lorena Regueiro (Asistente de Dirección) | |
Dirección artística | Patricia Pernía | |
Producción | José Antonio Ciancaglini | |
Guion | Marcos Loayza | |
Basada en | El libro de José Antonio Ciancaglini y Graciela Torre Nilsson | |
Música | Oscar García | |
Sonido | Enrique Bellande | |
Maquillaje | Selva Chomnalez | |
Fotografía | Willi Behnisch | |
Montaje | Nelson Rodríguez | |
Escenografía | Silvina Carballo | |
Vestuario | Magalí Izaguirre | |
Protagonistas |
Jorge Marrale Mariano Bertolini Noemí Frenkel Luciana González Costa | |
Ver todos los créditos (IMDb) | ||
Datos y cifras | ||
País | Argentina | |
Año | 1998 | |
Género | Drama | |
Duración | 85 minutos | |
Clasificación | SR | |
Idioma(s) | Español | |
Compañías | ||
Productora |
Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales Ciancaglini Iconoscopio | |
Ficha en IMDb Ficha en FilmAffinity | ||
Cuando viaja a visitar a su abuelo a un pueblo provinciano, un adolescente que vive en Buenos Aires con su familia, con pocos amigos y apasionado con la computadora e Internet, se produce su despertar al amor y el descubrimiento de mentiras encubiertas.
Martín Pérez en Página 12 escribió:
«…tan transparente, ingenuo y sincero como la cara de su joven protagonista…Loaysa construye su film de iniciación en voz baja, sin respuestas ni estridencias.»[1]
Quintín en El Amante del Cine escribió:
«Al intentar (Loayza) concebir sus personajes como universales los terminó alojando en un limbo de la clase media, donde aun las bajezas ocasionales tienen una base noble. No vio, o no quiso ver que hace un tiempo que ese sueño fue aplastado por una ferocidad de la que él mismo fue testigo.»[1]
Manrupe y Portela escriben:
«Intento de exploración del universo juvenil que por momentos puede llegar a tener interés, pero finalmente cae en el tedio. La caracterización de Woinski como abuelo español es inexplicable.»[1]