Un dardo de amor o gipsóbelo (en latín gypsobelum) es un dardo agudo, calcáreo o quitinoso que algunos caracoles de tierra y babosas hermafroditas utilizan durante el cortejo. Se forman cuando el animal alcanza la madurez sexual y son almacenados en un saco de dardos. Los dardos son bastante grandes comparados a la medida del animal: en el caso del género Parmarion, su longitud puede ser la quinta parte de la longitud del animal.[1]
Algunos escritores han comentado el paralelo entre los dardos de amor de los caracoles y los dardos de amor disparados por el dios Romano Cupido, conocido como Eros en mitología griega.[2] Incluso es posible que haya una conexión entre el comportamiento de los caracoles y el mito. El malacologista (Experto en moluscos) Ronald Chase de la Universidad McGill habla sobre el caracol de jardín Cornu aspersum, "Creo que el mito de Cupido y sus flechas tiene su base en esta especie de caracol, el cual es nativo a Grecia". Añade, "Los griegos probablemente sabían sobre este comportamiento porque eran muy buenos naturalistas y observadores".[3]
En algunos idiomas, el dardo que estos caracoles usan antes de aparearse se conoce como una "flecha". Por ejemplo, en la lengua alemana se apellida un Liebespfeil o "flecha de amor", y en la lengua checa es šíp lásky (que significa "flecha de amor").