El carbonero de cola larga(Aegithalos caudatus (Linnaeus, 1758)), [nota 1] también llamado hada de las nieves es una especie de ave paseriforme de la familia Aegithalidae que se distribuye en los bosques y sotos de gran parte de la Eurasia paleártica. Se caracteriza por su cola, más larga que el resto del cuerpo.[2][3]
Mito común | ||
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![]() | ||
Estado de conservación | ||
![]() Preocupación menor (UICN 3.1)[1] | ||
Taxonomía | ||
Reino: | Animalia | |
Filo: | Chordata | |
Clase: | Aves | |
Orden: | Passeriformes | |
Familia: | Aegithalidae | |
Género: | Aegithalos | |
Especie: |
A. caudatus (Linnaeus, 1758) | |
Distribución | ||
![]() Distribución del A. Caudatus y sus subespecies. | ||
Aegithalos es el nombre que daban los griegos antiguos a las aves pequeñas del grupo de los parus, como el Carbonero común (Pparus major) y el Herrerillo (cyanistes caeruleus). Caudatus proviene del latín cauda que significa cola.[4][5]
Su aspecto es de forma redondeada con un tamaño que viene a ser de unos 12-14 cm de longitud de los que más de la mitad, unos 7-9 cm, corresponden a su larga cola. Las alas son cortas y redondeadas. Su envergadura puede alcanzar los 19 cm y su peso los 10 gramos.[3]
Su plumaje combina tonos de gris, marrón, blanco y negro. El dorso es parduzco y el vientre rosáceo pálido. La cabeza es blanca con listas negras y blancas a los lados del píleo. La cola, las alas y las patas son negras.[6][3][7]
No existe dimorfismo sexual en esta especie.[3]
Es un ave activa y sociable que a menudo se desplaza en grupos ruidosos, a veces uniéndose en bandos mixtos con otras aves forestales pequeñas. Son muy ágiles y trepan fácilmente por las ramas en busca de insectos.[8][6][7]
No tiene canto como tal. Reclama casi constantemente, sobre todo cuando en otoño e invierno se desplaza en grupos familiares. Suele producir chasqueos y un seseo seco y repetido (tsi-tsi-tsi-tsiii), que remata con un reclamo brusco (tssrrrarp).[3][7]
Es fundamentalmente insectívoro. También se alimenta de arácnidos y semillas de diversa índole, que busca entre la vegetación y en ramas bajas de árboles y arbustos.[3][7]
Normalmente cría una vez al año, aunque ocasionalmente puede realizar dos puestas. El nido, muy elaborado, es cerrado y de forma alargada, de unos 20 centímetros de largo y 10-15 de ancho. Presenta un pequeño orificio en el tercio superior. Está fabricado con pelos de mamíferos, telarañas, musgos y líquenes y el interior tapizado con plumas. De marzo a mayo, las hembras ponen entre 7 y 12 huevos, blancos y a veces con pintas rojizas, que incuban fundamentalmente las hembras. Los huevos eclosionan a los 13 o 14 días. Ambos progenitores se ocupan de la alimentación de las crías. A las dos semanas, éstas ya pueden empezar a volar aunque se mantienen cerca de sus padres, que las alimentan.[9][3][7]
El mito común es una especie politípica de distribución paleártica. Está ampliamente extendido desde la Península Ibérica hasta Asia, aunque falta en el extremo septentrional de Escandinavia, el norte de África y Cerdeña En España está presente en casi toda la península ibérica aunque es menos frecuente en los valles del Ebro y del Duero, La Mancha y otras zonas con climas muy secos y con escasa vegetación arbórea. En Baleares es un sedentario escaso y falta en el archipiélago canario, Ceuta y Melilla.[10][11][3]
El mito se desenvuelve en altitudes siempre inferiores a los 1700 metros. Requiere ambientes arbolados, con relativa preferencia por los bosquetes caducifolios de robles, pero también cría en pinares, y en invierno en las formaciones forestales de encinas y alcornoques. Frecuentemente se le ve en ambientes urbanos con parques y jardines.[3][8]
En la España europea existen dos subespecies:
Por lo demás, las subespecies reconocidas son:
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