La Sierra Nevada de Santa Marta es una cordillera de Colombia que constituye por sí mismo un sistema aislado de la cordillera de los Andes, sobre la costa Caribe de Colombia. Esta se eleva abruptamente desde las costas del mar Caribe hasta alcanzar picos nevados a una altitud de 5.710 m s. n. m. (metros sobre el nivel del mar), según los datos provistos por la misión SRTM que señalan una altitud cercana a los 5700 m s. n. m.
Sierra Nevada de Santa Marta | ||
---|---|---|
Corazón del mundo | ||
![]() | ||
Ubicación | ||
Continente | América | |
Cordillera | Ninguna | |
País |
![]() | |
División |
![]() ![]() ![]() | |
Coordenadas | 10°52′00″N 73°43′12″O / 10.866666666667, -73.72 | |
Características | ||
Área | 17 000 km² | |
Cota máxima | 5710 m s. n. m. | |
Geología | ||
Periodo | Cretácico | |
Tipos de roca | roca metamórfica | |
Mapa de localización | ||
Ubicación en Colombia | ||
Su pico más alto es el Cristóbal Colón, que de paso es la montaña más alta de Colombia, además, la Sierra Nevada es el segundo sistema montañoso litoral más alto del mundo después de las Montañas San Elías entre Canadá y Estados Unidos y el más alto del mundo en un litoral tropical. Por ello, se dice que en la Sierra se encuentra el mejor resumen climático del mundo, donde se encuentran todos los pisos térmicos desde las playas cálidas del Caribe hasta los glaciares que aún existen en la cumbre.
Con una superficie aproximada de 17000 km², se encuentra separada de la cordillera de los Andes por el sistema de valles que forman los ríos Cesar y Ranchería.
La Sierra Nevada de Santa Marta hace parte del parque nacional natural Sierra Nevada de Santa Marta y del parque nacional natural Tayrona, los cuales son administrados por el Ministerio del Medio Ambiente. Se encuentra ubicada aproximadamente a 10°52′ N y a 73°43′ O (posición de sus picos centrales), repartida entre los departamentos de Magdalena, La Guajira y el Cesar, en el Caribe colombiano. Esta región hace parte de los territorios focalizados PDET.
Por ser una montaña de más de 5000 metros de altura, posee varios pisos térmicos, desde el cálido seco hasta el de nieves perpetuas. Asimismo el clima de toda la región está determinado por los vientos alisios y por la elevación con respecto al nivel del mar. Es por ello que la temperatura va de 30 °C en la parte baja del parque hasta los 0 °C en los picos más altos de la Sierra. La UNESCO la declaró reserva de la biosfera en 1979, dada la red de ecosistemas que albergan innumerables formas de vida y que son hogar de varias comunidades indígenas. En 2006, la Sierra Nevada de Santa Marta fue nominada como símbolo cultural de Colombia en el concurso organizado por la revista Semana con el apoyo de Caracol TV, el Ministerio de Cultura y Colombia es pasión.[1]
En la Sierra viven los kogis, arhuacos, wiwas y kankuamos; los tres primeros conservan su cultura casi intacta y el mundo occidental no ha podido estudiarla con claridad. Viven en los llamados «Resguardos indígenas». Estos pueblos tradicionalmente hablaban lenguas de la familia lingüística chibchense. En las estribaciones orientales de la Sierra Nevada se encuentra un pequeño grupo de indígenas wayuú provenientes de la parte alta de La Guajira, este último pertenece a la familia lingüística arawak. Durante el siglo XVI también había otros pueblos como los mocanáes y los malibúes, cuyas lenguas están poco documentadas y por tanto no pueden clasificarse. En 1993 se estimaban 32 000 indígenas según la Organización Gonawindúa Tayrona, aunque Asuntos Indígenas reporta un total de 26 500.[2]
Una de las particularidades más notables de la Sierra Nevada de Santa Marta es la diversidad de pisos térmicos, que van desde zonas cálidas y secas hasta nieves perpetuas. Esta variedad climática permite la existencia de múltiples ecosistemas, desde playas caribeñas hasta glaciares, lo que la hace única a nivel mundial.[3] Gracias a su abrupta elevación desde el nivel del mar hasta más de 5.000 metros, presenta todos los pisos térmicos posibles en una sola montaña. Esto significa que puede pasar de un clima cálido y seco en sus faldas, con temperaturas cercanas a los 30 °C, hasta un clima gélido con temperaturas bajo cero en sus cumbres nevadas. Además, el clima está fuertemente influenciado por los vientos alisios del noreste, que traen humedad desde el mar Caribe. Esto genera lluvias frecuentes en las laderas norte y este, mientras que las zonas sur y oeste son más secas.
La Sierra de Santa Marta posee una biodiversidad extraordinaria, al punto de ser considerada una de las zonas más biodiversas del mundo. Esta riqueza natural no es casualidad: su clima variado favorece el crecimiento de una gran diversidad de plantas, estimadas en más de 1.200 especies. La fauna también es abundante, destacándose especialmente las aves, con más de 600 especies registradas. Debido a esta impresionante diversidad biológica, la UNESCO declaró a la región reserva de la biosfera y patrimonio de la humanidad en 1979.[4]
La Sierra Nevada de Santa Marta combina especies de faunas compartidas con ecorregiones vecinas y especies propias resultado de un intenso proceso de especiación. Su aislamiento como macizo montañoso ha generado altos niveles de endemismo. Comparte fauna con la Serranía del Perijá, las zonas bajas de las ciénagas del suroccidente, el bajo Magdalena y las planicies costeras y continentales del norte y oriente.[5]
Grupo | Total de especies | Especies endémicas | % del total de vertebrados | % endemismo del grupo | Familias / Géneros destacados | Comentarios clave |
---|---|---|---|---|---|---|
Anfibios | 50 | 17 | 4,70% | 34% del grupo 38,63% del total de endemismos | Leptodactylidae (más diversa) Geobatrachus walkeri (único género endémico) | Alta diversidad a bajas altitudes; representa el 8,4% del total nacional; ~12% del endemismo nacional |
Mamíferos | 189 | No determinado | 17,98% | No determinado | Murciélagos (~109 spp.) Roedores (~26 spp.) | 61% son murciélagos; falta muestreo actualizado; al menos 10 especies en peligro; posible extinción local de 3–4 especies |
Aves | 631 | 14 | 60,03% | 31,81% del total de endemismos | Passeriformes: 21 familias, 318 spp. Oxypogon cyanolaemus, Pyrrhura viridicata | Representan 35,45% de aves de Colombia y 7% del mundo; 51 especies migratorias; aves endémicas principalmente en Passeriformes |
Peces | 95 | 0 | 8,56% | 0% | Characidae (22 spp.) 33 familias en total | Poco estudiados; ningún endemismo reportado; la geografía limita su distribución (ríos rápidos y caudalosos) |
Reptiles | 92 | ~12 (13%) | 8,79% | 27% del total de endemismos 11,5% del endemismo nacional | Colubridae (más diversa) 63 géneros totales | Distribución altitudinal amplia; grupo bien estudiado; presente en todos los pisos térmicos; endemismo significativo[5] |
Desde las primeras exploraciones en la Sierra Nevada de Santa Marta, se ha reconocido la riqueza de su flora, aunque aún no existe un inventario completo. Investigaciones indican que esta región tiene una baja recolección florística, con menos de 50 recolecciones por km², a pesar de ser una zona prioritaria para estudios botánicos.[6]
En cuanto a la diversidad florística, se estima que existen alrededor de 1.800 especies de plantas con flores, agrupadas en 636 géneros y 164 familias. Las familias más representativas son:[7]
Los géneros con más especies son Solanum, Miconia, Peperomia, Pleurothallis y Piper.
Se observa que la diversidad disminuye con la altitud, pero aumentan los endemismos. Por zonas de vida:
Fitogeográficamente, la flora de la Sierra Nevada proviene de elementos de tierras bajas tropicales, que se diversificaron tras los levantamientos orográficos del Plioceno y Pleistoceno. Esto permitió la formación de hábitats nuevos que propiciaron la diferenciación florística. Además, también se identifica la influencia de flora andina, posiblemente llegada desde la Serranía del Perijá.[7]
En el ámbito territorial, la Sierra Nevada de Santa Marta se extiende sobre tres departamentos: La Guajira, Cesar y Magdalena; además, involucra una entidad distrital, correspondiente a Santa Marta, y veinte municipios, clasificados según su localización departamental del siguiente modo:
En el departamento de La Guajira se encuentran los municipios de: Barrancas, San Juan del Cesar, Distracción, Fonseca, Riohacha, Dibulla, Hatonuevo y Albania.
En el departamento del Cesar: Valledupar, Pueblo Bello, El Copey, Bosconia y El Paso.
En el departamento del Magdalena: Ciénaga, Pueblo Viejo, Zona Bananera, Algarrobo, Aracataca, El Retén y Fundación.[8]
La Sierra Nevada de Santa Marta, una masa bastante quebrada en su geografía, constituida de rocas ígneas que datan de más de 160 millones de años. El macizo central es aún más antiguo y está conformado por rocas graníticas.
Por encima de los 4000 metros se hallan afloramientos rocosos y suelos poco evolucionados que son pobres en nutrientes. Entre los 2800 y los 4000 metros el suelo es moderadamente evolucionado, que solo permite el crecimiento de ciertas plantas como frailejones y pajonales. Sin embargo, por debajo de los 2800 metros el suelo se torna más fértil y permite el crecimiento de bosques tipo andino o tropical según el piso térmico.
El páramo de Fundación, una cinta de gran altitud de los pastizales de montaña y matorrales intercalados con zonas pantanosas y turberas ácidas, ocupa la zona entre 3300 y 4500-5000 metros. El páramo de Santa Marta es el enclave más septentrional de páramos en América del Sur, que se producen a lo largo de los Andes. Por encima de 4500-5000 metros se encuentra la tapa de nieve permanente.
Debido a su imponente altura y su cercanía al litoral, la Sierra Nevada modifica en parte el clima de la región, atrapando gran parte de la humedad que traen los vientos alisios del nordeste, captándola en forma de glaciares y lagunas como la Naboba. Durante los últimos 40 años estos glaciares han retrocedido considerablemente. Mientras en 1957 el área total de glaciares era de unos 135 km² en 1981 se redujo a 115 km², pasando de estar a una altitud de 4100 metros a estar a unos 4500 m s. n. m.
Así mismo, en ella nacen importantes ríos de la región Caribe colombiana, como son el Cesar, Ranchería, Palomino, Don Diego, Guatapuri, Fundación y Aracataca. Estos ríos, importantes para la economía de la región, escurren anualmente unos 10 000 millones de m³ de agua. La precipitación anual es de unos 3000 mm por año, aunque puede variar de 4000 mm en la base a 1000 mm en mitad de la Sierra (2800 metros de altura). Sirve de fuente de 36 ríos, entre ellos el Manzanares, que atraviesa la ciudad de Santa Marta.
El cambio climático ha tenido un impacto profundo en la Sierra Nevada de Santa Marta, particularmente en el retroceso de sus glaciares. Esta cordillera alberga los glaciares más septentrionales de América del Sur, los cuales han disminuido drásticamente en extensión durante el último siglo. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), la Sierra Nevada ha perdido más del 90 % de su superficie glaciar desde finales del siglo XIX, pasando de aproximadamente 82 km² en 1850 a menos de 5.3 km² en la actualidad.[9][10]
La presencia de grupos armados ilegales en la Sierra Nevada de Santa Marta ha generado graves consecuencias ambientales, afectando tanto la biodiversidad como los recursos hídricos y la vida de las comunidades indígenas y campesinas.
La tala indiscriminada de árboles, la quema de bosques y la apertura de vías ilegales han reducido la cobertura vegetal y fragmentado hábitats críticos. Estas acciones están asociadas a la instalación de campamentos, pistas clandestinas y cultivos ilícitos, así como a la minería ilegal.[11]
El uso de químicos en cultivos ilícitos y la minería ilegal han contaminado ríos y quebradas, disminuyendo la calidad y cantidad de agua disponible para las comunidades y la fauna local.[11]
La alteración de hábitats, la deforestación y la presión sobre la fauna y flora han provocado el desplazamiento de especies y la pérdida de biodiversidad, incluyendo especies endémicas y en peligro de extinción.[12][11]
La deforestación y la quema de bosques han incrementado la vulnerabilidad de la Sierra Nevada a incendios forestales y procesos de desertificación, agravando la pérdida de suelos fértiles y la capacidad de regeneración natural.[11]