SS Antonia Graza

Summary

El MS Antonia Graza es un transatlántico italiano ficticio que aparece como el escenario central de la película de terror sobrenatural Ghost Ship (2002), dirigida por Steve Beck. El barco forma parte del universo ficticio del film, y su diseño, historia e influencia visual están fuertemente inspirados en barcos reales de mediados del siglo XX, en particular el SS Andrea Doria.

Según la narrativa de la película, el Antonia Graza fue construido en 1954 en Italia y operado por la naviera Italian Line. Registrado en Génova, su último viaje fue un crucero de lujo por el Atlántico Norte que partió en mayo de 1962. El 21 de ese mes, el buque desapareció sin dejar rastro cerca de las costas de Labrador, Canadá. A bordo viajaban cientos de pasajeros, incluyendo la cantante Francesca, que ofrecía un espectáculo la noche del evento trágico. La desaparición del buque quedó envuelta en misterio durante cuarenta años, hasta que en 2002 un equipo de salvamento lo encontró a la deriva en el estrecho de Bering, a miles de kilómetros de su última posición conocida. Al abordarlo, descubren que no hay sobrevivientes, aunque el barco se mantiene parcialmente intacto, ocultando secretos siniestros que se revelan a lo largo de la película.

Aunque en ocasiones es erróneamente denominado SS Antonia Graza, el nombre correcto según el guion y la utilería de la producción es MS Antonia Graza, siendo un Motor Ship (barco a motor diésel). Los motores de vapor visibles en las salas de máquinas del film fueron agregadas únicamente por razones estéticas y no corresponden al sistema de propulsión que teóricamente tendría el barco.

El diseño visual del Antonia Graza se inspiró mayormente en el SS Andrea Doria, pero también incorpora elementos del Cristoforo Colombo, el Canberra y otros transatlánticos italianos de los años 60. Para su representación en la película, el estudio Photon VFX construyó un modelo a escala de 14 metros (escala 1/20) que fue utilizado para escenas exteriores. Además, se levantó una sección de proa a tamaño real, de unos 30 metros, sobre una colina en Queensland, Australia. Esto permitió realizar tomas realistas desde el exterior del barco, combinando efectos prácticos con CGI.

La ambientación del Antonia Graza fue cuidadosamente diseñada para transmitir una sensación de tumba flotante. Se utilizaron múltiples capas de deterioro: el exterior del barco aparece completamente oxidado, mientras que los interiores conservan detalles de lujo parcialmente intactos, como el salón de baile, el comedor y los camarotes. Elementos como sogas de remolque rotas, media barcaza incrustada en la cubierta, aves muertas y restos de intentos de escape fueron incorporados a propósito para construir una narrativa visual de abandono, tormentas pasadas y visitas fallidas. Estos detalles no siempre son mencionados explícitamente en el guion, pero forman parte del trasfondo diseñado por los responsables de arte y utilería.

Los planos de cubierta mostrados en la película fueron creados por el equipo gráfico a partir de esquemas originales diseñados por el director de arte, combinados con planos reales del Queen Mary, adaptados mediante fotomontaje y retoques digitales. Aunque nunca se diseñó completamente el interior del barco, se crearon los espacios necesarios para que coincidieran con las escenas del guion y los movimientos de los personajes.

El Antonia Graza ha adquirido con el tiempo un estatus de culto entre los fanáticos del cine de terror, especialmente por su secuencia inicial: una elegante velada en el salón de baile con la cantante Francesca, interrumpida bruscamente por una masacre provocada por un cable cortante, que parte a la mitad a una gran cantidad de los pasajeros en un solo instante. Esta escena ha sido elogiada por su impacto visual, mezcla de elegancia y horror, y es recordada como uno de los momentos más icónicos del cine de terror de los años 2000.

pocas.

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