El mundo ha sido invadido por fantasmas gracias al Internet sin cables. Las ciudades están desiertas, la tecnología ha sido destruida y los pocos humanos que quedan evitan cualquier contacto con un artefacto eléctrico, para eludir enfrentarse con los fantasmas que vagan por el planeta. La mayoría de los fantasmas están condenados a revivir una y otra vez lo que hicieron antes de dejar de ser seres humanos, pero algunos fantasmas se niegan a ello, pues no saben que están muertos y continúan frecuentando sus hogares.

En medio de una pandemia de suicidios masivos y muertes misteriosas causadas por fantasmas que se propagan a través de la tecnología, Michelle busca a su hija, Justine. Su ex esposo, Stephen, sigue su rastro y descubre indicios de que Michelle planeaba asesinar a su hija y luego quitarse la vida. Mientras está en casa, Michelle ve a Justine en la calle regresando a su apartamento. Ella baja apresurada, pero Stephen se adelanta, toma a la niña y se la lleva en su camioneta. En ese momento, Michelle se transforma en un fantasma y los observa con furia mientras se alejan.

Stephen lleva a Justine a su cabaña y le pregunta qué ocurrió. La niña le explica que su madre murió, desintegrándose en cenizas mientras intentaba matarla. Esa noche llega Marta, la novia de Stephen, quien comienza a quejarse de varias cosas, entre ellas que se niega a encerrarse en una habitación cubierta de cinta roja. Más tarde, mientras Stephen revisa la comida, Marta teme que él no quiera mantenerla a su lado. Para mostrarse indispensable, intenta seducirlo, pero en el momento en que se sienta sobre una mesa, una computadora portátil allí encendida comienza a emitir mensajes instantáneos dirigidos a Stephen desde Michelle, a pesar de que el aparato no estaba conectado. Asustada, Marta intenta destruir el equipo con un palo de golf, pero Stephen la detiene. Cuando los mensajes se multiplican, Marta arroja la computadora contra la pared.

Stephen habla con su hija, quien insiste en que su madre ha muerto. Sin embargo, en la madrugada escucha otro mensaje y vuelve a encender la portátil, que sigue funcionando pese a los daños. Al responder a Michelle, ella se manifiesta en la cabaña, asesina a Marta y obliga a Stephen y Justine a huir.

En el camino, un hombre vestido de rojo los intercepta con un arma y obliga a Stephen a llevarlo a una tienda de suministros informáticos para conseguir un procesador. Con él, asegura que podrá encontrar una solución para el mundo. Una vez cumplida la tarea, les entrega cinta roja y los deja marcharse. Stephen y Justine detienen el coche en medio de la carretera y lo cubren con la cinta. Se quedan dormidos, pero Stephen despierta en la noche y descubre que Justine salió del vehículo. Logra alcanzarla antes de que entre en contacto con el fantasma de Michelle y ambos regresan al automóvil.

Al día siguiente, Stephen mira a través de la cinta y observa un autobús que se dirige a un campo de refugiados libre de señales inalámbricas. Junto a Justine, corre hacia el vehículo, pero Michelle aparece para detenerlos. Stephen convence a su hija de que debe subir al autobús y se sacrifica, pidiéndole a Michelle que lo tome a él en lugar de a la niña. Ella lo besa, sonríe y desaparece. Aliviado, Stephen agradece, pero el fantasma de Marta surge, lo atrapa y se lleva su alma. Acto seguido, Michelle vuelve a aparecer, contemplando la escena con una sonrisa.

Justine logra abordar el autobús y se reúne a salvo con otros refugiados y sobrevivientes.

Una secuela fue estrenada directamente en video el 23 de diciembre del 2008: Pulse 3: Invasion.^[1]​

• Sitio web oficial
• Pulse 2: afterlife en Internet Movie Database (en inglés).
• Pulse en Metacritic (en inglés).