Los Antandroy (también Tandroy o Ntandroy) son un pueblo malgache del extremo sur de Madagascar, cuyo territorio tradicional corresponde a la actual región de Androy, entre el océano Índico y el área de Bekily, con concentraciones en torno a Ambovombe, Beloha y Tsihombe. Su nombre alude a los «espinares» (roy) característicos del bioma xérico meridional. Las estimaciones recientes sitúan su número en torno a 600 000 personas (c. 2013).[1][2]
Antandroy (Tandroy) | ||
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![]() Danzas tradicionales antandroy | ||
Otros nombres | Ntandroy; Ampatres (s. XVII) | |
Ubicación | Androy (extremo sur de Madagascar): Ambovombe, Beloha, Tsihombe, Bekily | |
Descendencia | 600 000 (c. 2013) | |
Idioma | tandroy/ntandroy (dialecto del malgache) | |
Religión | Cristianismo (pred. luteranismo) y creencias tradicionales (culto a ancestros) | |
Etnias relacionadas | Otros pueblos malgaches; austronesios; bantúes | |
Antandroy/Tandroy/Ntandroy suele explicarse como «gente de las espinas», en referencia a los matorrales espinosos del sur. En fuentes históricas aparecen variantes (p. ej., Ampatres en el s. XVII).[3]
Su área tradicional forma la actual Androy, aproximadamente entre Amboasary y Beloha, desde la costa hasta las cercanías de Bekily, con mayor densidad alrededor de Ambovombe. Se trata de una franja árida, con vegetación espinosa endémica y lluvias irregulares, que condicionaron su economía y modos de vida.[4][5]
Tradiciones del sector occidental (clan Karimbola) no mencionan migraciones, mientras que al este la población original Mahandrovato se vio reforzada por refugiados Antanosy y Bara. A inicios del siglo XVIII surgió una confederación centralizada entre los ríos Menarandra y Mandrare, gobernada por una dinastía Zafimanara (subgrupo mahadrovato), que dio nombre a la región y al pueblo. Hacia 1790 grandes inundaciones precipitaron la desarticulación del poder dinástico.[6]
El medio físico hostil favoreció su aislamiento y evitó su plena sujeción al Reino de Imerina en el siglo XIX; también la autoridad colonial francesa tuvo dificultades para imponer su administración en la zona.[7] En 1972 campesinos antandroy protagonizaron protestas en Toliara contra la corrupción en la recaudación, episodios ligados al final de la Primera República (caída de Philibert Tsiranana).[8]
Sociedades localmente patriarcales; la circuncisión masculina es un hito ritual destacado (savatse).[9] Entre los especialistas tradicionales destacan los mpisoro (adivinos/sacerdotes). La trance-posesión bilo es una forma de comunicación con los ancestros.[10]
Conviven el cristianismo —de impronta luterana en el sur— con las creencias malgaches sobre un dios creador y el papel activo de los ancestros en la vida de los vivos (tabúes fady, ofrendas, consulta oracular). Se documentan relatos de clanes (p. ej., Zafindravoay) que se vinculan simbólicamente al cocodrilo.[11][12]
A diferencia de otras zonas de la isla, es característico el uso de arquitectura de tablones: casas cuadradas sobre estacas bajas, con tablones verticales, sin ventanas y tres puertas con usos diferenciados (mujeres, niños, hombres); los cierres con cactus raketa (Opuntia) y suculentas locales son frecuentes.[13][14]
Predominan tejidos de algodón hilado a mano (lamba, taparrabos), labor femenina con fuerte carga simbólica (p. ej., el fole velo, «hilo vivo», en rituales). También se emplea seda cruda (landy).[15] La música incorpora marovany (cítara de caja), mandolina/gitara locales y lokanga (arco de cuerda); las danzas tradicionales con lanzas y silbatos son distintivas.[16]
Se observan fady diversos (p. ej., prohibiciones sobre ordeño por mujeres; respeto por la tortuga radiada).[17] Los funerales incluyen sacrificios de zebú, banquetes y sepultura en grandes fanesy rectangulares decoradas; los cráneos de zebú se exhiben sobre la tumba como señal de prestigio. El traslado al sepulcro puede demorarse hasta completarse su construcción; se destruye la casa del difunto al término de los ritos.[18]
Hablan el dialecto tandroy/ntandroy del idioma malgache, dentro del grupo barito de las lenguas austronesias, emparentado con otros hablares del suroeste y del altiplano.[19]
La ganadería de zebú es la base económica; también crían ovino y caprino. La agricultura se adapta al medio xérico: yuca, mijo, maíz y, donde es posible, arroz. La miel es un producto relevante. Muchos hombres realizan migraciones estacionales en busca de trabajo asalariado.[20][21]
Cifras de comienzos de la década de 2010 los sitúan en torno a 600 000 personas, lo que los convierte en uno de los mayores pueblos del sur malgache.[1]