Melchor Cano, O.P. (Tarancón, Cuenca 1509-Madridejos, Toledo, 30 de septiembre de 1560) fue un destacado teólogo dominico y obispo español, figura central de la Escuela de Salamanca y uno de los principales renovadores de la teología escolástica en el siglo XVI.
Melchor Cano | ||
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![]() Grabado de Esteban Boix por dibujo de José Camarón Bonanat, 1791. | ||
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Obispo de Canarias | ||
12 de septiembre de 1552-1554 | ||
Predecesor | Francisco de la Cerda Córdoba | |
Sucesor | Diego Tello de Deza | |
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Título | Obispo emérito de Canarias | |
Información religiosa | ||
Ordenación episcopal |
30 de julio de 1553 por Gaspar de Zúñiga y Avellaneda | |
Información personal | ||
Nombre | Melchor Cano | |
Nacimiento | Tarancón, 1509 | |
Fallecimiento | Madridejos, 30 de septiembre de 1560 | |
Alma máter | Universidad de Salamanca | |
Su obra más influyente, De Locis Theologicis, sistematizó el método teológico y consolidó la renovación iniciada por Francisco de Vitoria, combinando el rigor especulativo con el humanismo cristiano[1]. Su vida refleja las tensiones de una época marcada por la Reforma protestante, la consolidación del poder real y la redefinición de la teología católica.
Su padre, el jurista Fernando Cano, lo envió realizar los Estudios de Artes en la Universidad de Salamanca, allí conoce a los dominicos e ingresa al Convento de San Esteban en 1523. Comienza los estudios de teología y es alumno de Francisco de Vitoria desde 1526.
En 1531 fue enviado al Colegio de San Gregorio en Valladolid donde estudió bajo la dirección de Diego de Astudillo. En 1533 se convierte en profesor (Lector) de filosofía y en 1536 obtuvo la cátedra de Teología (Vísperas) en San Gregorio.
Después de participar en el Capítulo General de la Orden de Predicadores de 1542 en Roma, recibe el Doctorado en Teología en Bolonia. De regreso a España, en 1543 consigue la Cátedra de Santo Tomás en la Universidad de Alcalá, haciendo frente a la corriente del erasmismo en la complutense.[2] A la muerte de Vitoria, en 1446, Melchor Cano gana la Cátedra de Prima de la Universidad de Salamanca.
Participó en la primera fase de la Junta de Valladolid (1550) que intentaba resolver la polémica de los naturales o de los justos títulos entre Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas.
Carlos I lo envió al Concilio de Trento en 1551 como teólogo imperial, donde intervino en debates clave sobre la Eucaristía, la Penitencia y el sacrificio de la Misa, defendiendo la ortodoxia católica frente a las tesis protestantes.
El 12 de septiembre de 1552 fue promovido por Carlos I al obispado de Canarias, aceptó el nombramiento y recibió la ordenación episcopal pero renunció poco después, en 1553, sin haber podido tomar posesión de su diócesis, posiblemente por conflictos políticos y su deseo de dedicarse a la teología.[3]
En 1556 escribió su famosa Consultatio theologica, en el que aconsejó al rey Felipe II que resistiera las pretensiones temporales del papado y como monarca absoluto defendiera sus derechos a la administración de las rentas y bienes de la Iglesia española, con lo que haría al estado menos dependiente de Roma. Enfrentado al papa Paulo IV por su apoyo a la Corona española en disputas como la revocación del impuesto eclesiástico de la Cuarta, fue acusado de menospreciar la autoridad pontificia.
Cuando la Inquisición detuvo al arzobispo de Toledo fray Bartolomé de Carranza por su obra Comentarios sobre el Catecismo (1559),acusándole de simpatizar con el luteranismo, se le solicitó a Cano la redacción de una censura, junto a Domingo de Soto, la cual generó una enemistad duradera con el arzobispo y reflejó su postura intransigente frente a desviaciones doctrinales.
Elegido dos veces como Prior Provincial de la Provincia de Castilla de la Orden de Predicadores, su confirmación fue bloqueada por Paulo IV, argumentando que los obispos no podrían ejercer cargos dentro de sus respectivas órdenes religiosas. Viajó a Roma en noviembre de 1559 para buscar la confirmación en su cargo, la cual le fue dada hasta la llegada de Pío IV (1560).
Murió en el Convento de San Pedro Mártir de Toledo en septiembre de 1560, poco después de regresar de Roma.
La Metodología Teológica y De Locis Theologicis
La obra más importante de Cano, De Locis Theologicis, estableció un método riguroso para la investigación teológica. En ella, clasificó las fuentes del conocimiento teológico en diez "lugares teológicos", que incluyen la Sagrada Escritura, la tradición, el magisterio de la Iglesia, la razón, los Padres de la Iglesia, entre otros. Cano subrayó la importancia de la razón y la lógica en el análisis de la doctrina, sentando las bases para un enfoque más racional y estructurado en la teología católica.[5]
Defensa de la Ortodoxia Católica
En plena era de la Reforma Protestante, Cano se destacó por su defensa de la ortodoxia católica. Participó activamente en el Concilio de Trento y escribió diversos dictámenes en los que rebatía las doctrinas luteranas y calvinistas. Sostuvo que la teología católica no debía basarse únicamente en la Sagrada Escritura, sino también en la tradición y la interpretación de los Padres de la Iglesia.
Relación entre Razón y Fe
Uno de los aspectos más innovadores de Cano fue su insistencia en que la razón humana podía y debía utilizarse en el estudio de la teología. Aunque afirmaba la primacía de la fe, reconocía que la razón podía ayudar a comprender mejor la revelación divina y a defender la doctrina católica frente a los ataques de la reforma protestante.
Crítica a la Teología Mística
Cano se opuso a la teología mística y al espiritualismo excesivo, ya que consideraba que estos enfoques carecían del rigor necesario para sustentar la doctrina católica. Criticó las visiones subjetivas y la dependencia excesiva de experiencias personales en la teología, argumentando que la doctrina debe fundamentarse en fuentes objetivas y racionales.
Influencia en la Escolástica y el Pensamiento Teológico Posterior
El impacto de Cano en la teología se extendió más allá de su tiempo. Su método de clasificación y su insistencia en el uso de la razón influyeron en teólogos posteriores, consolidando un enfoque escolástico renovado en la época moderna. Su obra De Locis Theologicis fue utilizada como referencia en seminarios y facultades teológicas durante siglos.
Predecesor: Francisco de la Cerda Córdoba |
Obispo de Canarias 1552-1554 |
Sucesor: Diego Tello de Deza |