La Masacre de Rabaa al-'Adawiyya, Baño de sangre en El Cairo y Guiza[1] o simplemente Masacre de Rabaa fue una masacre cometida a comienzos de agosto de 2013 por el Gobierno Militar[2][3] en Egipto llegado al poder el 3 de julio de 2013 tras un golpe de Estado y el Ejército de Egipto[2] —dirigido por Abd al-Fattah al-Sisi— que fue perpetrada en la plaza Rabaa al-'Adawiyya también llamada Rabea al Adauiya, Rabaa al-Adawiya, Rabi'a al-'Adawiyya (en árabe: مجزرة رابعة, Maǧazarat Rābiʿa) y en la plaza al-Nahda, ambas en El Cairo comenzando el 14 de agosto de 2013 contra los manifestantes en contra del Golpe de Estado que derrocó previamente a Mohamed Mursi del Gobierno de Egipto, resultando en el asesinato de entre 638[4][5] y 2600[6][7] personas entre los manifestantes y 43 de la policía, habiendo Human Rights Watch documentado entre 817 y más de 1000 manifestantes y 8 policías muriendo en los eventos en la plaza Rabaa al-'Adawiyya[8] y más ampliamente de 1150 personas principalmente en cinco eventos separados de asesinato en masa de manifestantes.[9] mientras que Amnistía Internacional cifró en más de 1000 manifestantes masacrados[10] y 8 policías asesinados.[11]
La cantidad de asesinatos hicieron del día 14 de agosto de 2013 el de mayor número de muertes desde la Revolución del 25 de febrero de 2011 que derrocó a Hosni Mubarak, antecesor de Mursi en el Poder;[12] las señales de fuego y devastación fueron eliminadas en un tiempo récord y la televisión pública no hizo ninguna mención a las masacres, visualizándose el férreo control de la censura del nuevo gobierno Egipcio sobre los medios de comunicación[13] La represión fue descrita por Human Rights Watch como:
"El peor asesinato masivo en la historia moderna de Egipto"[14]
Después de la Revolución Egipcia de 2011, el Gobierno Militar y las Elecciones de 2012 en las que resultó elegido Mohamed Mursi, Egipto vivía una grave inestabilidad social resultado de una prolongada crisis política;[15] la violencia intercomunal,[16] la escasez de bienes de consumo,[17] la concentración de poder por parte del Gobierno de los Hermanos Musulmanes en la persona de Mohamed Mursi,[18][19] las divisiones en el seno de la población egipcia aparecidas a raíz de la Revolución y sus eventos posteriores[20] y el temor a un resurgimiento del autoritarismo entre los egipcios en un clima de tensión social, confrontación sobre el futuro de la forma del Estado Egipcio tras la Revolución[21][22] —principalmente entre los distintos grupos que fueron parte de esta—, la exacerbación de la presencia de la religión en la política[23] y a través de esta en la vida cotidiana con uno de sus mayores permios en el establecimiento de la Sharia como base legal en la Constitución egipcia de 2012[24] y radicalizada en la violencia alrededor de la población cristiana;[25] represión[26] y abuso de poder,[27] la amenaza de asalto al Estado por los militares,[28][29][30][31][32] crisis económica[33]