La expresión los molinos de los dioses, también utilizada como los molinos de Dios,[nota 1] se refiere a la noción de una retribución divina lenta pero segura, tanto premio como castigo.
En algún caso erróneamente atribuida a Homero, la primera fuente reconocida de la expresión fue realizada por Sexto Empírico.
Ὀψὲ θεῶν ἀλέουσι μύλοι, ἀλέουσι δὲ λεπτά
Los molinos de los dioses muelen despacio pero muelen fino[4]
Plutarco alude a la metáfora como un adagio, de uso habitual en la época, en su Moralia (De sera numinis vindicta, «Sobre el retraso de la venganza divina»):
Por ello, no veo qué provecho hay en esos molinos de los dioses que, según el dicho, muelen tarde y hacen a la justicia invisible y al temor del vicio ineficaz.[5]
Celso invocó la misma expresión en su Discurso verdadero contra los cristianos defendiendo el concepto de falta ancestral, Celso supuestamente citó a «un sacerdote de Apolo o de Zeus»:
Ὀψὲ, φησι, θεῶν ἀλέουσι μύλοι, κἆϛ παίδων παῖδας τοί κεν μετόπισθε γένωνται.
Los molinos de los dioses muelen lentamente incluso para los niños de los niños y para los que nacen después de ellos.[6]
En los Oráculos sibilinos aparece como Sed mola postremo pinset divina farinam, «pero el molino divino al fin molerá la harina».[7]
Erasmo de Rotterdam, en su obra Adagios de 1500, tradujo a Plutarco como Sero molunt deorum molae,[8] siendo a partir de entonces de uso habitual en el mundo anglosajón y germano.
Durante la Segunda Guerra Mundial, tanto Winston Churchill como Franklin D. Roosevelt citarón la versión de Longfellow cuando se trató el tema de las represalias a la Alemania nazi por el exterminio judío.[cita requerida]