Kit Fine (26 de marzo de 1946) es un filósofo y profesor universitario británico, reconocido por contribuciones fundamentales en metafísica, lógica filosófica y filosofía del lenguaje.[1][2]
Kit Fine | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
26 de marzo de 1946 Farnborough (Reino Unido) | (79 años)|
Nacionalidad | Británica | |
Familia | ||
Cónyuge | Anne Fine | |
Hijos | Cordelia Fine | |
Educación | ||
Educado en |
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Información profesional | ||
Ocupación | Filósofo, escritor, matemático y profesor universitario | |
Área | Metafísica, lógica y filosofía del lenguaje | |
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Distinciones |
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Estudió Filosofía, Política y Economía (PPE) en Balliol College (Universidad de Oxford), completando el Bachiller universitario en letras en 1967. Poco después ingresó al Doctorado en Filosofía en la Universidad de Warwick, donde —bajo la tutela intelectual de Arthur Prior— escribió For Some Proposition and So Many Possible Worlds (1969).[3][4][5] Comenzó desempeñando cargos en la Universidad de Warwick, el St. John’s College, la Universidad de Edimburgo, la Universidad de California en Irvine,la Universidad de Míchigan y la Universidad de California en Los Ángeles.[5]
En 1997 se incorporó al Departamento de Filosofía de la Universidad de Nueva York, donde ostenta los títulos de Profesor universitario y Profesor Silver de Filosofía y Matemáticas. Además, figura como Profesor Investigador Distinguido en la Universidad de Birmingham.[2][5]
En el plano editorial, Kit Fine ha desempeñado cargos de dirección y consejo en varias revistas de lógica y filosofía de talla mundial. Es ex editor de The Journal of Symbolic Logic. Además, figura en el consejo asesor de The Review of Symbolic Logic y del Journal of Philosophical Logic. Asimismo, ha servido como miembro del consejo editorial de Synthese y ha participado en los equipos editoriales de Notre Dame Journal of Formal Logic y Philosophers’ Imprint.[2][5][6][7][8][9]
La obra de Fine se caracteriza por (i) la primacía de las nociones metafísicas por sobre las reconstrucciones meramente modales, (ii) la integración de métodos lógico-formales con análisis conceptual, y (iii) una defensa de criterios de explicación no causales (fundamentación) en la teoría metafísica. Estas líneas han influido en debates contemporáneos sobre esencialismo, dependencia ontológica, fundamentalidad, fundamentación metafísica, y modalidad.[16][17][18][19][20][21]
En Essence and Modality (1994), Kit Fine sostiene que la esencia es conceptualmente anterior a la modalidad y que no puede reducirse a criterios modales de necesidad de re: hay verdades necesarias que no forman parte de “lo que una cosa es” (e.g., que Sócrates pertenezca necesariamente a su singleton no es parte de la esencia de Sócrates), lo que muestra que la necesidad no discrimina la fuente del hecho necesario. A partir de contraejemplos sistemáticos —incluidos los que implican verdades necesarias arbitrarias o la aparente “esencialidad” de la existencia si se adopta un criterio condicional—, Fine concluye que los relatos modales fallan por exceso y propone, en cambio, entender la esencia en la línea de la definición real y de una noción de necesidad sensibles a la fuente (source-sensitive): una proposición es necesaria en virtud de la identidad de ciertos objetos. Sobre esa base, caracteriza la necesidad metafísica como el subconjunto de proposiciones verdaderas en virtud de la naturaleza de todas las cosas, y traza una analogía paralela entre significado/analiticidad y esencia/necesidad. El saldo metodológico es que, aun con todos los hechos modales fijados, persisten cuestiones esenciales acerca de su origen (e.g., qué objetos “sostienen” la verdad necesaria), de modo que la metafísica de la identidad no se agota en la lógica modal aplicada y requiere nociones primitivas de esencia para explicar identidad, constitución y dependencia.[22]
La importancia del esencialismo de Kit Fine en la literatura filosófica deriva de que este ensayo reorientó la agenda de la metafísica analítica: al defender una concepción no modal de la esencia —según la cual lo esencial es sensible a la fuente y no reducible a necesidad de re— se convirtió en el principal motor del resurgimiento contemporáneo del esencialismo aristotélico y en un punto de partida para trabajos ulteriores en lógica y semántica de la esencia (énfasis en el desarrollo de lenguajes y sistemas formales para capturar operatorios esencialistas), además de irradiar hacia la filosofía del lenguaje, la lógica y la epistemología de la modalidad. Su propuesta “inversora”, que explicar la necesidad en términos de esencia, abrió una línea de investigación tanto constructiva (con aplicaciones en la filosofía de la lógica y las matemáticas) como crítica (algo transparentado en las tensiones con el contingentismo y los marcos modales estándar, así como las objeciones de circularidad), y contribuyó decisivamente al auge de la llamada metafísica hiperintensional, centrada en distinciones más finas que las modales (como las involucradas en los contraejemplos de Fine sobre conjuntos unitarios y dependencias necesarias no esenciales).[23]
En la metafísica contemporánea, fundar (to ground) nombra un tipo de explicación constitutiva (no causal) en la que el explanans determina al explanandum “en virtud de” su composición o estructura. Que la pelota sea roja y redonda se da en virtud de que es roja y de que es redonda; que una partícula acelere, en virtud de la fuerza neta que actúa sobre ella. La conexión no se agota en una necesidad modal: puede haber condicionales necesarios sin que por ello haya una relación de “en-virtud-de”. Por eso Fine formaliza el ground con un operador sentencial (e.g., ), subrayando que lo distintivo no es solo la co-variación necesaria, sino el movimiento explicativo del antecedente al consecuente. Esta concepción se desmarca, además, de la teoría del hacer verdad (truthmaking), pues:
En suma, ground es la noción de explicación constitutiva “más estricta”, adecuada para cartografiar la prioridad ontológica sin reducirla ni a causalidad ni a mera necesidad.[24][25]
Fine sostiene las cuentas modales/existenciales (del tipo “ depende de necesariamente, si existe , existe ”) no capturan la direccionalidad de la prioridad (permiten, por ejemplo, que Sócrates dependa de su singleton) y fallan frente a necesarios absolutos (e.g., el número 2). Su propuesta es esencialista: reemplazar la necesidad por esencia y amarrar la conexión a la identidad de lo dependiente. En notación, definir la dependencia por : “es verdadero en virtud de la identidad de que, si existe , existe ”. Así se explica la asimetría intuitiva (i.e., el singleton depende de Sócrates, no al revés) y se evita que la mera co-necesidad modal “fuerce” dependencias espurias. Fine advierte, con todo, que incluso esta lectura essentia-cum-existentia exige cuidados (e.g., objetos imposibles o propiedades necesarias pueden generar dependencias triviales), y concluye que no hay que identificar el ser o la quididad de un objeto con su mera existencia: la esencia debe llevar el peso explicativo, y la existencia no debe introducirse donde no corresponde.[26] Fine sistematiza la complementariedad: la esencia provee condiciones constitutivamente necesarias (explicaciones de “qué es”); mientras que el ground provee condiciones constitutivamente suficientes (explicaciones de “por qué es así”). Ambas pueden y deben formularse de manera genérica (con variables para individuos arbitrarios), y su parentesco notacional refleja el paralelo conceptual (flechas en direcciones opuestas: necesaria vs. suficiente). Aun así, insiste en mantenerlas distinguidas: no son especies de una misma relación, sino formas de explicación coordinadas que “sostienen el edificio” de la metafísica cuando se las trata por separado. Esta arquitectura permite, por ejemplo, derivar necesidades a partir de esencias sin “absorber” el ground en modalidad, y encuadrar grounds sin colapsarlos en criterios modales.[24][25]
La semántica de hacedores de verdad de Fine es una variante “exacta” de la semántica de situaciones: identifica el contenido de una proposición con el conjunto de estados (hechos, situaciones) que la verifican exactamente, y entiende la verdad como una verificación obtenida por un estado mereológicamente estructurado. A diferencia de la verificación “suave” o “inexacta”, la verificación exacta no es monotónica (i.e., añadir información puede destruir la relevancia del verificador). El marco se ubica en el polo objetual–situacional–exacto frente al enfoque de mundos posibles (objetual–mundano–inexacto) y al enfoque clausal; para aplicarlo se postula un “espacio de estados” dotado de parte-todo y fusión, y se distinguen también falsificadores exactos con vistas a una concepción bilateral del contenido (positiva y negativa), bajo restricciones de exclusividad y exhaustividad.[27][28][29]
Sobre esta base, Fine ha desarrollado una teoría del contenido que sustituye las condiciones de verdad por conjuntos de verificadores exactos y, para las compuestas, opera con dos constructores semánticos —elección (disyuntivo) y combinación (conjuntivo)— aplicados a contenidos. Esto permite definir nociones como parte conjuntiva/disyuntiva, contenido parcial, materia temática (subject-matter) y resto lógico, todas obtenidas por “elevación” de operaciones entre estados al nivel proposicional. En dominios “regulares”, cada proposición posee un verificador máximo (su materia temática) y una familia de verificadores “bajos”; y es el control mereológico de estos estratos lo que explica por qué la verificación exacta es sensible a la relevancia holística del estado. La segunda parte del programa muestra además una doble dualidad (horizontal y vertical) entre operaciones y órdenes semánticos que no está disponible en semánticas estándar de mundos posibles o en concepciones puramente estructurales del contenido.[27][29][30]
Recientemente, Fine (junto con Louis deRosset) ha integrado esta semántica con una lógica del ground y la extiende a generalidad y cuantificación, incluyendo dominios variables y fundamentos infinitarios: se precisan condiciones de verdad y falsedad en términos de selección entre contenidos, se generalizan las operaciones de elección y combinación a secuencias infinitas, y se adaptan reglas como Cut, Snip y Reverse Subsumption para encadenar fundamentos parciales/totales (débiles/estrictos). El resultado es un marco unificado en el que las conexiones de ground se evalúan por relaciones de selección entre contenidos y en el que la cuantificación se trata bien con dominio fijo, bien con dominio variable, manteniendo la lectura constitutiva característica de la semántica exacta.[31]
En The Limits of Abstraction (2002), Kit Fine formula una teoría sistemática de los principios de abstracción (del tipo de la Ley de Hume y la Ley V de Frege), y examina hasta dónde pueden servir para introducir objetos abstractos y fundamentar partes de las matemáticas. Fine desarrolla una regimentación formal de los operadores de abstracción y del tipo de equivalencias que los sustentan, con el doble objetivo de (i) explicar qué hace aceptable un principio de abstracción y (ii) caracterizar con exactitud los principios aceptables. Fine sitúa el proyecto en la estela (crítica) del logicismo neofregeano, pero afronta de frente la objeción de la “mala compañía” (que muestra que no todos los principios del mismo esquema son buenos) proponiendo criterios modeloteóricos para separar los legítimos de los patológicos.[32]
Entre sus resultados, Fine ofrece una demarcación positiva de los principios de abstracción aceptables—en términos de propiedades de estabilidad y condiciones estructurales precisas—y muestra, al cierre, cómo reconstruir aritmética, análisis y teoría de conjuntos en el sistema resultante. Reseñas tempranas subrayan que el libro “abre camino” tanto técnica como filosóficamente, y que su respuesta a la objeción de la mala compañía fija un listón exigente para el abstraccionismo contemporáneo.[33][34] Por su alcance, la obra se ha convertido en referencia obligada en debates sobre neologicismo, fundamentos de las matemáticas y ontología de objetos abstractos.