Juan Vicente Ribera

Summary

Juan Vicente de Ribera (c. 1668-1736) fue un pintor barroco español, ejemplo característico de los llamados «pintores rezagados» de la escuela madrileña.

San Francisco de Paula curando a un endemoniado, 1691. Óleo sobre lienzo, 266 x 272 cm. Catedral de Ciudad Real, en depósito del Museo del Prado.

Biografía

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Nacido en Madrid y hacia 1668 según lo declarado por él en una tasación realizada en 1714, en la que decía tener cuarenta y seis años, fue hijo de Lorenza Fernández y de Gabriel Jerónimo Ribera, tramoyista de los teatros reales[1]​ y carpintero de la munición del Real Alcázar de Madrid.[2]​ Muy joven y aunque por breve espacio se formó en la pintura de decorados teatrales con Francisco Rizi. Al solicitar en mayo de 1702 la plaza de pintor del rey vacante por muerte de Isidoro Arredondo, declaró que llevaba dieciocho años trabajando en las decoraciones teatrales del Buen Retiro a las órdenes de Rizi, es decir, desde 1684, a los dieciséis años aproximadamente de su edad, continuando en estas labores a la muerte del maestro (1685) al lado de Isidoro Arredondo, Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia y Antonio Palomino, ya en la centuria siguiente.[3]

Lo primero que se conoce de su actividad son los dos óleos de la serie de la vida de san Francisco de Paula que pintó en 1691 para el convento de los Mínimos de la Victoria de Madrid, ahora propiedad del Museo del Prado, al que llegaron procedentes del Museo de la Trinidad: San Francisco de Paula curando a un endemoniado[4]​ y San Francisco de Paula con un crucifijo.[5]

Para la Capilla de las Santas Formas del antiguo Colegio Máximo de Jesuitas de Alcalá de Henares pintó y firmó en 1699 las pinturas al temple —restauradas en 2011— de su cúpula y tambor, que habían estado atribuidas a Juan Cano de Arévalo desde la biografía que dedicó a este Antonio Palomino.[6]​ Vinculado a los jesuitas, trabajó para ellos también en las decoraciones del Colegio Imperial con motivo de la llegada de Felipe V a España y en 1703 trabajaba en la casa profesa de Madrid.[7]

En 1703 se le denegó por la Junta de Obras y Bosques la plaza de pintor del rey que había dejado vacante Isidoro Arredondo porque, decía el marqués de Villafranca, encargado de informar la solicitud, «al presente no hay ningunas obras que pintar en los Sitios Reales ni otras partes», además de que eran ya muchos los pintores que ostentaban el título.[8][9]​ No obstante, continuó trabajando al servicio de la Corte con cierta regularidad: ya en 1705 cobró 1890 reales por sesenta y tres días trabajados bajo la dirección de Teodoro de Ardemans en la «composición de la media naranja y cuerpo de la capilla real» del Alcázar,[2]​ trabajos al parecer relacionados con la reparación de daños en las pinturas hechas por Luca Giordano,[10]​ y lo volverá a hacer en 1707 con motivo de las representaciones teatrales patrocinadas por el Ayuntamiento de Madrid en honor del nacimiento de Luis I, en 1708, por algunos arreglos en la Pieza de las Furias del mismo Alcázar, y en 1711, por la pintura de los jeroglíficos del túmulo para las exequias del Gran Delfín en el monasterio de la Encarnación, entre otras tareas semejante.[11]

En 1724 participó en el pleito de los tasadores oficiales de pintura, pues se había reservado en Madrid esa función en exclusiva a Antonio Palomino y Juan García de Miranda, siendo Ribera uno de los que vio reconocido por el Consejo de Castilla su derecho a realizar tasaciones.[12]

A comienzos de la década de 1730 trabajaba asiduamente para el duque de Osuna, con cuya casa ya había tenido algunos tratos en el pasado. Los documentos informan de obras no especificadas en «los teatros y Casa» del duque en la calle de Leganitos, por los que cobró 1800 reales entre febrero y abril de 1731; en julio y noviembre se le hicieron pagos por cuatro pajareras «de pájaros y flores» pintadas en su jardín, dos grandes y dos pequeñas, y por un cuadro del beato Simón de Rojas, a los que siguieron pagos por trabajos no especificados en 1732 y mil quinientos reales en 1733 por importe de la obra que realizó «para la fiesta que dio S. Exª a la Compañía de Juana de Orozco en el Carnaval de este año intitulada Cuerdo delirio es amor».[13]

Falleció en Madrid, siendo enterrado el 27 de diciembre de 1736 en la iglesia de San Sebastián.[14]​ Estaba casado con María Prieto y no tenía hijos propios aunque su mujer tenía una hija de un matrimonio anterior, María Zaldo, casada con otro poco conocido pintor, Juan Pedro Peralta, sobrino y discípulo de Ribera, a quien dejaba en el testamento sus útiles de trabajo.[15][16]

Obra

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Detalle de las pinturas al temple de la cúpula de la capilla de las Santas Formas en la iglesia de Santa María la Mayor, Alcalá de Henares. Ángel portador del relicario de las Santas Formas.

Perdidos por razón de su carácter efímero los trabajos que realizase para funciones teatrales y conmemoraciones festivas, el conjunto más significativo de su dedicación a la pintura decorativa, a la vez que el más complejo y ambicioso, se encuentra en la cúpula y tambor de la capilla de las Santas Formas en Alcalá de Henares. Fechado en 1699, continúa la tradición de las divisiones espaciales y fondos arquitectónicos conforme al modelo de quadratura implantado en Madrid por Mitelli y Colonna, aunque la influencia más directa en esta misma tradición es la de Claudio Coello y sus pinturas de la cúpula de la capilla del Santo Cristo en la iglesia del Colegio Imperial.[17]​ Entre columnas, guirnaldas y molduras fingidas, Ribera pintó alegorías, como la del Tiempo, anciano desnudo y alado cuya figura puede recordar la del Laocoonte helenístico, en el tambor, y ocho ángeles vistos en escorzo en la cúpula, con el ángel portador de las Santas Formas sobre el altar.[18]

Relacionadas con estas pinturas se encuentran las de la cúpula y lunetos del camarín de la Virgen del Rosario de la iglesia de San Pedro ad Vincula de Vallecas, atribuidas a Ribera por Natividad Galindo, como también le atribuye las de la capilla de San Ignacio en el Hospital de Antezana de Alcalá de Henares, encargo de la Compañía de Jesús.[19]

Atendiendo a lo afirmado por Palomino en su biografía de Juan Cano de Arévalo, en la que decía que había ayudado «a otro pintor de Madrid» en la pintura de la capilla de las Santas Formas de Alcalá de Henares «y también en la pintura de la capilla mayor, y colaterales de la iglesia de Santa María de dicha ciudad»,[20]​ se le han atribuido también las pinturas murales a la manera de retablos fingidos de los ábsides de la iglesia de Santa María la Mayor, incendiada a comienzos de la guerra civil española y destruidas las pinturas, de las que únicamente han llegado cuatro fotografías en blanco y negro del Archivo Moreno.[21][22]

En pintura al óleo, tras los citados lienzos de la vida de san Antonio de Paula, de concepción teatral con sus arquitecturas en fuga y dinámicos escorzos, se le atribuyen siete lienzos en medio punto dedicados a la vida de la Virgen en la Capilla de la Concepción de la iglesia parroquial de Navalcarnero (Madrid),[23]​ donde se conserva también una Inmaculada firmada, obra juvenil muy próxima a los modos de hacer de Francisco Rizi y de Palomino. Mucho más personal se mostró en una segunda versión del tema de la Inmaculada firmada en 1714 que se conserva en la iglesia de San José, de la misma villa de Navalcarnero, adquirida por su ayuntamiento. Rococó en el torbellino de pliegues ondulantes con movimiento helicoidal en torno a la figura de María,[24]​ la conjunción de dinamismo teatral y delicadeza en el tratamiento de la figura de la Virgen son características que se advierten también en la Apoteosis de San Felipe Neri del oratorio de los Filipenses de Alcalá de Henares (1704), y en la Glorificación de la Virgen con santos del Museo de Bellas Artes de Asturias, firmada en 1716.[25]​ Más avanzados son la pareja de grandes lienzos dedicados a la vida de santo Domingo de Guzmán, de hacia 1720, conservados en el palacio episcopal de Madrid y procedentes del desaparecido colegio de Santo Tomás, donde formaban serie con otros análogos de Toribio Álvarez, en los que Alfonso E. Pérez Sánchez advierte un nuevo «entusiasmo» por el arte de Luca Giordano sin abandonar las arquitecturas de Coello,[26]​ y el último lienzo firmado, el San Nicolás de Bari intercediendo por las ánimas del Purgatorio de la parroquial de Izurtza (Vizcaya), fechado en 1732.[27]

El Museo del Prado guarda además un dibujo a la aguada de San Antonio de Padua en su hornacina, fechado en 1722, dibujo para grabar de la verdadera imagen del santo como se veneraba en el convento de capuchinos de San Antonio del Prado (Madrid).[28][29]

Referencias

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  1. Gutiérrez Pastor (1994), pp. 214 y 217.
  2. a b Aterido (2015), Cronobiografías, p. 254.
  3. Gutiérrez Pastor (1994), pp. 217-218.
  4. San Francisco de Paula curando a un endemoniado, ficha de la obra en la Colección del Museo del Prado.
  5. San Francisco de Paula con un crucifijo en la mano, ficha de la obra en la Colección del Museo del Prado.
  6. Gutiérrez Pastor (1994), p. 221. Aunque Gutiérrez Pastor da como fecha para su realización 1689, la firma desvelada tras la restauración dice «pintó esta obra Dn./Jn. Bicente de Ribera/año 1699». Así se encuentra, entre otros, en los citados trabajos de Galindo (1994) y Aterido (2015).
  7. Galindo (1994), p. 30.
  8. Gutiérrez Pastor (1994), p. 218.
  9. Aterido (2015), p. 348.
  10. Aterido (2015), p. 336.
  11. Aterido (2015), Cronobiografías, p. 255.
  12. Aterido (2015), Cronobiografías, p. 257.
  13. Aterido (2015), Cronobiografías, pp. 257-258.
  14. Fernández García, Matías, Parroquia madrileña de San Sebastián: algunos personajes de su archivo, Madrid, Caparrós, 1995, p. 41.
  15. Gutiérrez Pastor (1994), pp. 216 y 220.
  16. Sánchez López, pp. 282-284 y 287.
  17. Gutiérrez Pastor (1994), p. 224.
  18. Gutiérrez Pastor (1994), pp. 226-229.
  19. Galindo (1994), pp. 40-42.
  20. Palomino, pp. 470-471.
  21. Gutiérrez Pastor (1994), pp. 231-232.
  22. Galindo (1994), p. 38.
  23. Gutiérrez Pastor (1994), p. 232.
  24. Aterido (2015), p. 160, figs. 159-160.
  25. Aterido (2015), pp. 160-161.
  26. Pérez Sánchez (1992), p. 408.
  27. Gutiérrez Pastor (1994), p. 237.
  28. San Antonio de Padua en una hornacina, ficha de la obra en la Colección del Museo del Prado.
  29. Galindo (1994), p. 33.

Bibliografía

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  • Aterido, Ángel (2015). El final del Siglo de Oro. La pintura en Madrid en el cambio dinástico 1685-1726. Madrid: CSIC-Coll&Cortes. ISBN 978-84-00-09985-5. 
  • Galindo, Natividad, «El pintor madrileño Juan Vicente de Ribera (h. 1668-1736)», Boletín del Museo del Prado, vol. 15, n.º 33, (1994), pp. 29-52.
  • Gutiérrez Pastor, Ismael, «Juan Vicente de Ribera, pintor (Madrid c. 1668-1736). Aproximación a su vida y obra», Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte (UAM), vol. VI, 1994, pp. 213-238.
  • Palomino, Antonio (1988). El museo pictórico y escala óptica III. El parnaso español pintoresco laureado. Madrid: Aguilar S.A. de Ediciones. ISBN 84-03-88005-7. 
  • Pérez Sánchez, Alfonso E., Pintura barroca en España 1600-1750, 1992, Madrid, Ediciones Cátedra, ISBN 84-376-0994-1
  • Sánchez López, Andrés, La pintura de bodegones y floreros en España en el siglo XVIII, tesis de doctorado, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid, 2006, ISBN 978-84-669-2935-6

Enlaces externos

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  • Ficha de autor en la Colección del Museo del Prado
  •   Datos: Q966390
  •   Multimedia: Juan Vicente Ribera / Q966390