El JK business (en japonés: JKビジネス, romanizado: jēkē bujinesu), que se puede traducir como negocios JK, es una actividad comercial en Japón que permite a clientes tener citas con chicas de secundaria. Las jóvenes usan su condición de estudiantes de secundaria para ganar dinero hablando con desconocidos, jugando, comiendo o bebiendo con ellos, dando caminatas, leyéndoles el futuro, dándoles masajes en habitaciones privadas o incluso acostándose junto a ellos. El fenómeno al parecer aumentó significativamente alrededor de 2006, con el auge de los maid cafés en la zona de Akihabara en Tokio.[1] Se afirma que el epicentro de este negocio se encuentra precisamente en Akihabara.[1]
Las adolescentes son a menudo atraídas hacia la práctica por cazatalentos o amigas con el pretexto de ofertas laborales en el modelaje o para trabajar como idols o para trabajos a tiempo parcial (en japonés: アルバイト, romanizado: arubaito) bien remunerados.[2] A pesar de que supuestamente estos servicios no tienen connotaciones sexuales, informes señalan que casi todas las adolescentes que prestan estos servicios reportan haber sido presionadas por sus clientes para tener relaciones sexuales,[3] y muchas son víctimas de manoseos, acosos o chantajes por parte de sus clientes, llevando a que se conviertan en víctimas de prostitución infantil.[2] [4]
Aunque la policía ha intensificado la lucha contra este fenómeno,[4] expertos afirman que la industria clandestina de empleos de tiempo parcial para jóvenes estudiantes de secundaria sigue siendo un caldo de cultivo para la explotación sexual y la trata de personas.[5] En 2017, el Departamento de Estado de los Estados Unidos citó los servicios de caminatas (o-sanpo) de la industria JK como un ejemplo de trata de personas con fines de explotación sexual en su informe anual sobre este problema. Se reportó allí que el Gobierno de Japón «no cumple a cabalidad con los estándares mínimos para la eliminación de la trata de personas» y «continúa facilitando la prostitución de niños y niñas japoneses».[6] Japón subió brevemente a la categoría de «Nivel 1» en reportes de 2018 [7] y 2019,[8] pero fue degradado nuevamente a la categoría de «Nivel 2» en reportes de de 2020[9] y 2021.[10]
Yumeno Nito, una fuerte crítica de la inacción gubernamental ante esta problemática, creó laa organización benéfica «Colabo» para ayudar a las adolescentes afectadas por este problema en Tokio.[3][11][12] Antropólogos culturales han descrito a Japón como un país con una cultura de la vergüenza y la culpa, lo que crea una barrera para que adolescentes fugitivas regresen con sus familias, haciéndolas vulnerables a ser reclutadas en la industria del sexo de menores.[13][14]
El término está compuesto por la abreviatura de joshi kōsei (en japonés: 女子高生), que traduce literalmente estudiante femenina de secundaria, combinada con la palabra en inglés «business» que significa negocios o comercio.
Este tipo de actividad clandestina tiene diversas variantes, como el servicio de «masajes relajantes» (donde las jóvenes dan masajes y se acuestan junto a sus clientes) o el de «guía turística» (donde las jóvenes pasean con los clientes como si fueran una cita romántica). En la práctica, los escenarios típicos de los encuentros JK empiezan con las chicas repartiendo volantes (a menudo subidos de tono) en los que se invita a una «caminata JK» o «cita para caminar» (en japonés: JKお散歩, romanizado: jēkē o-sanpo).[15][13]
Anteriormente, el servicio que era ofrecido era llamado «negocios de reflexología» (en japonés: リフレビジネス, romanizado: rifure bujinesu, o simplemente JK Rifure, en japonés: JKリフレ, romanizado: rifure), esencialmente darles masajes sencillos en una habitación privada a los clientes y acostarse a su lado, y servicios como almohadas para el regazo, limpieza de oídos y otros como dormir a su lado (en japonés: 添い寝, romanizado: soi-ne).[16] [17] Cuando la policía inició investigaciones sobre esta práctica, los traficantes que contratan a estas jóvenes cambiaron sus estrategias y como respuesta surgió el «negocio sanpo», a veces también llamado «comunicación» (en japonés: コミュニケーション, romanizado: komyunikeshon, abreviado a menudo como komyu), que se refiere a que a las chicas se les pague por actividades sociales como caminar o conversar como si se tratara de una cita.[18] Para evitar la atención policial, en lugar de preguntar a los hombres que pasan por la calle si quieren un masaje o dar un paseo, a veces muchas chicas que reparten folletos dicen que su trabajo consiste simplemente en «charlar» con ellos o «leerles el futuro» en un ambiente similar al de un café.
Otra actividad que se ofrece son las sesiones de fotos JK (en japonés: JK撮影会, romanizado: jēkē satsuē kai) en las que los clientes pueden fotografiar a solas a chicas de secundaria vestidas con uniformes, trajes de baño u otra ropa.[1] También existen sesiones de «observación» (en japonés: 見学, romanizado: kengaku), en las que los clientes pueden ver a las jóvenes a través de un espejo unidireccional.[19] Al igual que el «JK Rifure», estos negocios no están sujetos a la Ley de Negocios de Entretenimiento y Diversión, por lo que se emplean a menores de 18 años. Estos negocios se llevan a cabo en sesiones fotográficas inspiradas en aulas escolares o habitaciones privadas de chicas de secundaria, y, por orden de los clientes masculinos, se obliga a las menores de 18 años a posar en trajes de baño con connotaciones sexuales o a posar mostrando su ropa interior bajo las faldas. Algunos han argumentado que estos negocios son un caldo de cultivo para delitos como la pornografía infantil.
Una categoría final de establecimientos que ofrecen JK Business corresponde a establecimientos comerciales como cafés, bares de chicas (en japonés: ガールズバー, romanizado: garuzu ba) o izakayas de chicas (en japonés: ガールズ居酒屋, romanizado: garuzu izakaya) que promocionan meseras o acompañantes estudiantes de secundaria.[19]
Dado que establecimientos con este tipo de servicios no son técnicamente establecimientos de entretenimiento para adultos ni restaurantes, no requieren licencia ni notificación. Asimismo, mientras que abrir un salón de masajes requiere de licencia, no está claro si los servicios de «reflexología» que a menudo se ofrecen constituyen masaje en sí mismos, y las empleadas a menudo los realizan sin dicha licencia. Asimismo, en tanto no son establecimientos de entretenimiento para adultos, emplear a menores de 18 años no infringe la Ley de Negocios de Entretenimiento y Diversión. Por ello, muchos establecimientos emplean a estudiantes de secundaria, incluyendo menores de 18 años, incluso utilizando esto como gancho para atraer clientes.
Varias prefecturas y departamentos de policía de Japón han implementado políticas y regulaciones para combatir el JK business, en tanto puede conducir a la prostitución infantil. Sin embargo, ante la mayor vigilancia policial, los traficantes que contratan a estas jóvenes han modificado sus métodos para que su actividad parezca más inocua.[16] Varias prefecturas han modificado sus Ordenanzas Prefecturales de Protección Juvenil para prohibir este negocio. La prefectura de Kanagawa fue la primera en tomar medidas, modificando su ordenanza para regular tal tipo de comercio en 2011.[20]
En 2014, la policía intensificó las medidas contra negocios que contrataran a menores de 18 años (o chicas de 18 años que estuvieran a ún en la secundaria), lo que provocó una disminución del número de establecimientos donde las niñas atienden a clientes en espacios reducidos.[1]
En 2017, la Asamblea Metropolitana de Tokio promulgó una histórica ordenanza enfocada específicamente en los negocios JK, siendo la primera en el país en hacerlo. Previamente, la Policía Metropolitana de Tokio había tomado ya medidas enérgicas contra estos negocios y arrestado a adolescentes menores de edad bajo la Ley de Normas Laborales nacionales, la Ley de Regulación de Negocios que Afectan la Moral Pública y la Ley de Bienestar Infantil. La nueva ordenanza ampliaba el alcance de las industrias reguladas más allá de las enmiendas realizadas a la anterior Ordenanza Prefectural de Protección Juvenil, y prohibía que menores de edad participaran en actividades que despierten la curiosidad sexual de clientes del sexo opuesto, tales como brindar masajes, permitir que los clientes se tomen o vean fotografías suyas, entablar conversaciones con clientes, servir comidas y bebidas a los clientes o salir a caminar con clientes. Sin embargo, tales actos no se consideran ilegales si no despiertan la curiosidad sexual del cliente. La ordenanza también prohíbe la publicidad que dé a los clientes la impresión de que en los establecimientos trabajan menores de edad, incluso si no hay en ellos empleadas menores de 18 años. Quienes infrinjan tal ordenanza se enfrentan a una pena máxima de hasta un año de prisión o una multa de hasta un millón de yenes.[20]
En 2018, la Prefectura de Osaka modificó su Ordenanza Prefectural de Protección Juvenil para establecer normas similares a las de Tokio en materia de protección de menores de edad. Los infractores se enfrentan a una pena máxima de hasta seis meses de prisión o una multa de hasta 500 000 yenes. Las autoridades tienen la capacidad de emitir una orden de suspensión de operaciones por seis meses para estos establecimientos, incluso si han dejado de emplear a menores de edad tras la condena. El incumplimiento de esta ordenanza puede conllevar una pena de prisión de hasta un año o una multa de hasta 500 000 yenes, y el nombre del establecimiento se hará público.[21]
De acuerdo con una encuesta realizada por la Agencia Nacional de Policía a finales de diciembre de 2022, había 119 establecimientos en todo el país dedicados al JK business. De estos, 78 ofrecían servicios de masajes a los clientes, 32 ofrecían comida y bebida, 6 permitían a los clientes tomar fotos o ver a las jóvenes, y 3 realizaban actividades como conversar, jugar juegos con los clientes o adivinar su futuro. El 70% de los establecimientos que realizaban JK business estaban ubicados en Tokio, mientras que el 21% estaban ubicados en Osaka. En Tokio, el 30% de los establecimientos estaban ubicados en el distrito de Ikebukuro, 20% en Akihabara y 10% en Shinjuku. Sin embargo, según la Agencia Nacional de Policía, el número de negocios anunciados no corresponde al número real de negocios donde chicas atienden a clientes, sino al número de negocios que anuncian que estudiantes de secundaria y otras atienden clientes.[22]
En 2023, la Agencia Nacional de Policía impartió instrucciones a los departamentos de policía de cada prefectura de intensificar los esfuerzos para erradicar el JK business. Tales instrucciones involucraban comprender a fondo la situación real, reforzar medidas de cumplimiento, intensificar campañas de educación y concienciación dirigidas a adolescentes y mejorar los sistemas de asesoramiento para ellas.[23]