Las iglesias cristianas inclusivas con las lesbianas, gais, bisexuales y personas transgénero son aquellas confesiones cristianas que no consideran como pecados a la homosexualidad (masculina o femenina) o la transexualidad. Entre ellas se incluyen confesiones religiosas completas, además de congregaciones e iglesias individuales. Algunas están compuestas principalmente por miembros que no forman parte de la comunidad LGBT y tienen programas específicos para dar la bienvenida a las personas LGBT, mientras que otras están compuestas principalmente por componentes de la comunidad LGBT. También realizan bendiciones a parejas del mismo sexo y en algunos casos bodas equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer.
El cristianismo tradicionalmente ha prohibido la sodomía, por considerar que esta práctica era pecaminosa.[1][2]
Una de las primeras iglesias que se establecieron para asistir a los homosexuales fue la Liberal Catholic Church (Iglesia católica liberal), de Sídney, Australia en 1916. En 1946 el arzobispo George Hyde de la Comunión católica eucarística (una pequeña confesión que no está en comunión con la Santa Sede) celebró una misa para los gais de Atlanta. En 1956 activistas gais fundaron la Church of ONE Brotherhood.[3] En 1962 un pastor congregacionalista inició un ministerio declaradamente dirigido a los homosexuales de Nueva York. La primera confesión específicamente gay y transgénero, no una congregación individual, fue la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en 1968.[3]
Para que una iglesia se declare como inclusiva o sea considerada como tal, deben realizar algunos procedimientos internos que autoricen por una mayoría y consensuadamente dicho reconocimiento, como a través de sínodos,[4] estudios y análisis teológicos profundos que permitan reformas, entre otros mecanismos.[5] Para que esto se lleve a cabo, durante el siglo XXI se ha iniciado una conceptualización y redefinición de las acciones entre personas del mismo sexo, como la homoafectividad, el homoerotismo y la propia homosexualidad, lo cual ha permitido facilitar y obtener una mayor comprensión bajo un punto de vista teológico basado en lo que dice la Biblia, sobre lo que es permitido y lo que no, como lo que pudiese ser interpretado como pecado y lo que no lo es.[6]
Algunas congregaciones son meramente no discriminatoras e inclusivas mientras que otras están específicamente orientadas hacia la comunidad LGBT.[3] Algunas congregaciones locales, específicamente denominadas «iglesias de bienvenida» entre las confesiones baptista, luterana, presbiteriana, de la iglesia unida de Cristo, metodista, episcopal y menonita están compuestas mayoritariamente por miembros LGBT.[3]