La galeaza (del italiano galeazza, aumentativo de galea, galera) fue un tipo de gran galera, generalmente combinando características de galera y de galeón u otro buque pesado de vela. Utilizada sobre todo en la segunda mitad del siglo XVI, fue desarrollada por venecianos y españoles, dándole uso los primeros en el Mediterráneo y los segundos mayormente en el Atlántico.
Con ellas se pretendía tener una nave con más artillería que las galeras y que soportase mejor la navegación en mar abierto, lo cual obtuvo una gran variedad de resultados operativos. La proporción de eslora a manga era menor que en las galeras, siendo de 6 a 1 e incluso de 5 a 1.
Los venecianos las inventaron y los españoles las perfeccionaron; las dimensiones tipo de una galeaza del siglo XVII podían ser 59 m de eslora, 9 m de manga y 3,35 m de calado, con un puntal de 6,5 m. Tenían cubierta corrida, por lo que los remeros iban a cubierto, no como en las galeras, en las que iban a la intemperie. Podían llevar unos 20 cañones y unos 30 pedreros. Llevaban hasta 32 remos por banda, y los remos podían llegar a tener 15 m de longitud, lo que exigía siete u ocho hombres por remo. Eran de proa redonda como las naos.
Las galeazas de combate que participaron en Lepanto tenían 172 pies de eslora por 22 de manga. Llevaban un castillo a proa de forma semicircular y otro a popa con una caseta troncopiramidal. En estos castillos, así como en los espacios libres entre los remos, iban los cañones. Había galeazas que montaban 60 piezas de artillería entre bombardas, gruesos y medios cañones, culebrinas y pedreros. La mayoría de estas piezas iban emplazadas en los castillos de proa y popa y las restantes iban entre los bancos. Estos últimos eran pedreros, pues por su escasa longitud podían maniobrarse entre las bancadas. Las bordas de las galeazas estaban siempre terminadas por empavesadas con troneras por donde hacían fuego los arcabuceros y mosqueteros.
Con el fin de favorecer los efectos del timón, poco eficiente a causa de la gran eslora y poca manga de estas embarcaciones, armaban siempre dos remos (espadillas, uno por aleta). Aparejaban tres velas latinas que izaban entre los tres palos, trinquete, mayor y mesana, cada uno con su correspondiente entena, compuesta de dos partes: el car y la pena. Eran más lentas que las galeras ordinarias y tenían unas condiciones marineras bastante pobres, que intentaban compensar con su robustez y potencia de fuego.
La primera galeaza, célebre en los anales marítimos de Venecia, fue proyectada por Vittore Fausto (1529), quien hizo construir una gigantesca galeaza de cinco remos por banco. Tal proyecto suscitó gran discusión en el Senado de Venecia antes de ser aprobado y una vez que lo hubo sido, se puso por condición que, una vez terminada, la galeaza regateara con una galera ordinaria. Así se hizo, logrando la primera gran ventaja en la competencia. Luego se comenzaron a construir bajo la reforma naval de Cristoforo da Canal.
Álvaro de Bazán el Viejo comenzó a construir galeazas de un diseño personal para España en 1540. A diferencia de los venecianos, su interés estaba en el Atlántico, no en el Mediterráneo, ya que juzgó que las galeazas podían servir bien para dar caza a naos corsarias en situaciones de poco viento.[1] Su hijo Bazán el Mozo estuvo a cargo de una flotilla de naos y galeazas con las que cazó numerosos corsarios ingleses y franceses. La escuadra fue reemplazada por una de galeras cuando el fin de las guerras italianas hizo volver las miras al Mediterráneo, ya que las galeras usadas por los corsarios berberiscos eran más veloces y sólo podían ser cazadas por otras naves de su tipo.[1]
El capitán italiano Pantero Pantera dice que en 1567, el rey de España Felipe II hizo construir en Barcelona una galeaza gigantesca de 36 bancos (probablemente 18 por banda) y 7 remos por cada uno. Según él mismo dice, la galera resultó innavegable por su pesadez y sus malas condiciones evolutivas. Estos ensayos no demostraron la ventaja de las enormes galeazas con varios remos por bancada, por lo que ya en la Batalla de Lepanto, las galeazas eran de un solo remo por banco. Estas galeazas fueron construidas por Francisco Bressan.
Como se menciona, seis galeazas venecianas comandadas por Francesco Duodo fueron utilizadas en la vanguardia cristiana durante la batalla de Lepanto. El efecto de su artillería fue breve pero contundente, inutilizando varias galeras y rompiendo fortuitamente el fanal de la mando de la capitana de Alí Bajá. No pudiendo encarar ni abordar aquellos barcos pesados, que impresionaron a Alí, la flota otomana tuvo que replantearse su estrategia, abrir huecos en su línea y pasar a los lados de las galeazas para atacar el resto de la formación cristiana. Con ello, sin embargo, las naves quedaron fuera de la batalla, ya que su poca maniobrabilidad y el caos de la batalla no les permitió reorientarse para abrir fuego sin alcanzar a sus aliados.[2]
También se utilizó una escuadra de cuatro galezas napolitanas en la Empresa de Inglaterra, de las cuales dos volvieron operativas a España tras el fiasco de la expedición. Francesco Morosini volvería a usarlas en la guerra de Morea contra los turcos.