La fábula de el cardo y el cedro (o ciprés) es una fábula atribuida a Jehoás Rey del Israel, y relatada en la Biblia hebrea en 14:9-10.
Según el historiador judío Josefo, la respuesta al desafío se dio en una carta formal:
El comentarista bíblico Andrew Fausset sugiere que el cardo sería mejor descrito como un «arbusto espinoso».[2]