El Positivista fue un periódico chileno de carácter filosófico, literario, científico y moral, fundado en la ciudad de Copiapó en 1886 como órgano de la Sociedad Escuela Augusto Comte, creada por Juan Serapio Lois. Su cierre tomó lugar en 1889.[1]
El Positivista | ||
---|---|---|
![]() Portada del ejemplar N° 2 de 1886 | ||
País | Chile | |
Sede central | Copiapó | |
Idioma | Idioma español | |
Categoría | Filosofía, Política | |
Especialidad | Positivismo | |
Fundador | Juan Serapio Lois | |
Primera edición | 1886 | |
Última edición | 1889 | |
Desarrollo | ||
Editor | Juan Serapio Lois | |
El periódico surgió en el contexto de la expansión del positivismo en América Latina durante la segunda mitad del siglo XIX, corriente filosófica inspirada en las ideas de Auguste Comte y difundida en Chile por intelectuales liberales y radicales como José Victorino Lastarria, Valentín Letelier y los hermanos Juan Enrique Lagarrigue, Jorge Lagarrigue y Luis Lagarrigue. En Copiapó, Lois fundó en 1882 la Sociedad Literaria Augusto Comte y, pocos años después, la Sociedad Escuela Augusto Comte, a la que estuvo vinculado el periódico El Positivista.[2]
La publicación se inscribió en un ambiente de efervescencia intelectual y política, caracterizado por el impulso de la educación laica, la separación entre Iglesia y Estado, y la modernización institucional. En este marco, El Positivista se convirtió en tribuna de difusión de los ideales comtianos y de las ideas laicistas y radicales que marcaron la vida pública chilena en las décadas de 1870 y 1880.
El Positivista defendía los principios de la filosofía positiva, planteando la disolución de la teología y la metafísica, consideradas como formas de conocimiento falsas y destinadas a desaparecer por carecer de verificación empírica. En contraste, se promovía el método científico como fundamento del progreso social y moral.[2][3]
En sus páginas se insistía en que la conducta individual debía orientarse al pleno desarrollo de las facultades humanas, objetivo que debía cimentarse en la educación pública y en la moral laica. Este énfasis reflejaba la visión de Lois y de otros positivistas chilenos, quienes concebían la escuela como espacio privilegiado para la construcción de una sociedad racional y científica.
El periódico tuvo un papel destacado en la consolidación del positivismo chileno emergente, especialmente en regiones mineras como Copiapó, donde Lois y Letelier impulsaron además sociedades culturales como el "Ateneo Amigos de la Ciencia".[4] Aunque su circulación fue limitada, El Positivista constituyó un referente para la difusión de las ideas positivistas en el norte de Chile y contribuyó al ambiente intelectual que preparó el terreno para la institucionalización de la psicología y de las reformas educativas a finales del siglo XIX.