La cumbre Estados Unidos-Rusia de 2025, denominada Alaska 2025 y también conocida como cumbre Trump-Putin, fue una reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y el presidente ruso Vladímir Putin realizada el 15 de agosto de 2025 en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, en Anchorage, Estados Unidos.[1][2]
Cumbre de Estados Unidos y Rusia de 2025 | |||||
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Localización | |||||
País |
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Localidad | Base Conjunta Elmendorf-Richardson | ||||
Lugar | Anchorage, Alaska | ||||
Coordenadas | 61°14′59″N 149°47′50″O / 61.249722222222, -149.79722222222 | ||||
Datos generales | |||||
Tipo | reunión cumbre | ||||
Ámbito | Bilateral | ||||
Sede | Base Conjunta Elmendorf-Richardson | ||||
Participantes |
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Histórico | |||||
Fecha | 15 de agosto de 2025 | ||||
Cronología | |||||
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Fue la primera vez que Putin fue invitado a un país occidental desde que ordenó la invasión rusa de Ucrania en 2022. Putin enfrenta una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (de la cual Estados Unidos ya no es un miembro activo[3]) por presuntos crímenes de guerra.[4] También fue la primera vez que una visita presidencial rusa a Estados Unidos se realizó en una instalación militar estadounidense.[5] Fue la primera reunión entre Trump y Putin desde que Trump fue reelegido en 2024, la primera entre ellos como presidentes en ejercicio desde su última reunión en 2019 en Osaka, su primera cumbre desde la Cumbre de Helsinki de 2018 y la primera reunión entre presidentes de ambos países desde la invasión rusa de Ucrania, que ocurrió ocho meses después de la Cumbre Rusia-Estados Unidos de 2021 entre Joe Biden y Putin.[6] Fue la primera visita de Putin a Estados Unidos desde 2015, cuando asistió a la 70.ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York.[5] También fue la primera reunión organizada por Estados Unidos entre los presidentes de Rusia y los Estados Unidos desde 2007, cuando Putin se reunió con George W. Bush en Maine.[7][8][9]
El 14 de julio, durante una reunión en el Despacho Oval con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, Trump anunció que Estados Unidos aplicaría aranceles del 100% a los países que mantuvieran relaciones comerciales con Rusia, en caso de que no se lograra un acuerdo de paz en un plazo de 50 días.[10] Posteriormente, el 28 de julio, en un encuentro con el primer ministro británico Keir Starmer, Trump acortó drásticamente ese plazo a entre 10 y 12 días, argumentando que las negociaciones no estaban avanzando como se esperaba.[11]
El 6 de agosto, apenas dos días antes del nuevo límite, el enviado especial estadounidense Steve Witkoff se reunió con Vladímir Putin en Moscú. Tras ese encuentro, Trump expresó optimismo y señaló que existía una «buena posibilidad» de que se concretara una reunión con el presidente ruso en un futuro cercano.
La expectativa mínima de Trump de un alto el fuego temporal no se cumplió ("No lo logramos"[12]),[13] mientras que Putin había recuperado su importancia en el escenario mundial[12] whereas Putin had regained his stature on the world stage,[14][15] y The Guardian describió la cumbre como un regalo para Putin.[16] Según The Atlantic: "El hecho de que la cumbre se llevara a cabo fue percibido por muchos como una victoria para Putin, quien, después de años como un paria internacional, recibió una foto con un presidente estadounidense en suelo estadounidense... Y fue recibido con una bienvenida exagerada y orquestada que incluyó una alfombra roja literal para un hombre acusado de crímenes de guerra".[17]
El periodista diplomático Steven Erlanger, de The New York Times, consideró que, si bien los temores europeos no se habían materializado, su posición estratégica no era mejor.[18] Trump se mostró notablemente vago y moderado después de la cumbre,[19] sin mencionar específicamente a Ucrania ni un alto el fuego ni una sola vez (las supuestas razones de la cumbre), y en marcado contraste con Putin, no habló extensamente.[20] Según The Economist, el cambio más evidente de la cumbre fue el giro de Trump, de amenazar a Rusia con "sanciones devastadoras" si la cumbre no conseguía un alto el fuego, a aceptar las demandas rusas de un fin total de la guerra.[21] Según The Wall Street Journal, "[Putin] puso fin a su aislamiento en Occidente, no hizo concesiones públicas y puede seguir matando ucranianos sin más sanciones".[22]
El Financial Times calificó la cumbre como un "fracaso vergonzoso" para Trump y afirmó que, al no rechazar la exigencia de Putin de que Ucrania ceda más territorio en Donetsk, Trump dejaría a Ucrania expuesta a una mayor agresión rusa. En su opinión, las dos posibles explicaciones para las acciones de Trump son que "su mentalidad está simplemente condicionada por la última conversación que ha mantenido", o que Trump siempre ha sido comprensivo con la ambición rusa de conquista territorial; es decir, "un mundo en el que el fuerte triunfe sobre el débil".[23]
John Bolton, exasesor de seguridad nacional de Trump, declaró a The Atlantic que pensaba que "Trump no perdió, pero Putin claramente ganó. Putin consiguió todo lo que podía desear, pero aún no está a salvo".[17]
Los analistas chinos han dicho que China probablemente enfrentaría una presión geopolítica "creciente" si Estados Unidos y Europa brindan garantías de seguridad al estilo de la OTAN a Ucrania.[24]