La codorniz japonesa (Coturnix japonica)[2] es una especie de ave galliforme de la familia Phasianidae. Es originaria del este de Asia. El plumaje es moteado amarillo y marrón, con una lista superciliar blanquecina cremosa. Los individuos adultos alcanzan los 20 centímetros de longitud.[3]
Codorniz japonesa | ||
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![]() | ||
Estado de conservación | ||
![]() Casi amenazado (UICN 3.1)[1] | ||
Taxonomía | ||
Reino: | Animalia | |
Filo: | Chordata | |
Clase: | Aves | |
Orden: | Galliformes | |
Familia: | Phasianidae | |
Subfamilia: | Perdicinae | |
Género: | Coturnix | |
Especie: |
C. japonica Temminck y Schlegel, 1849 | |
La codorniz japonesa es nativa del extremo oriente. Es una especie migratoria que cría en Manchuria, el suroeste de Siberia, el norte de Japón y la península de Corea, y que emigra para pasar el invierno en el sur de China, Laos, Vietnam, Camboya, Myanmar, Bután y el extremo oriental de la India. Anida en praderas y campos de cultivo.
Ha sido introducida en Italia y Hawái.[4] En España también fue introducida para la caza,[5] pero, debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, esta especie ha sido incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, regulado por el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, estando prohibida en España su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.[6]
Esta ave se ha criado en la India y el sudeste asiático por su carne y huevos.[7] La codorniz japonesa además se cría en granjas para sueltas con fines cinegéticos. Debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas de Europa, como la codorniz común, los hábitats o los ecosistemas de España, ha sido incluida en el catálogo español de Especies exóticas invasoras, aprobado por Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, por lo que en España está prohibida su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.
Los huevos de la codorniz japonesa han orbitado la tierra en diversas ocasiones en naves soviéticas y rusas, incluyendo el satélite Bion 5 y el Salyut 6 y la Estación Espacial Internacional.[8] En marzo de 1990 se logró incubar y que eclosionaran unos huevos en la MIR.[9]