Contra Timarco (en griego: Κατὰ Τιμάρχου) es un discurso pronunciado a finales del año 346 o principios del 345 a. C. por el orador ateniense Esquines ante los jueces del Areópago, en el que denunció a Timarco, socio de Demóstenes en asuntos públicos, como indigno de dirigirse al pueblo en las asambleas.
Contra Timarco | ||
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de Esquines | ||
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Idioma | Griego antiguo | |
Título original | Κατὰ Τιμάρχου | |
Fecha de publicación | años 340 a. C.juliano | |
Esquines denunció públicamente a Timarco como respuesta a la denuncia que este le hizo de traición en su reciente visita como embajador ante el rey Filipo II de Macedonia.[1] De acuerdo a la ley de Solón, se debía excluir del tribunal de los oradores a quienes hubieran comerciado con su propio cuerpo o hubieran malversado los bienes de su padre.[2] En base a esto, Esquines dibujó un retrato de Timarco en que fue mostrado como un desvergonzado y derrochador que había despilfarrado su herencia y se había prostituido con un sinnúmero de hombres, incluidos esclavos. Estas acusaciones se sustentaban más en base a rumores y a la fama que tenía en la época que a testimonios o hechos probados: «¿no dijeron los poetas que la Fama era una diosa?».[3] De este modo, Esquines no dudó en argumentar que los propios jueces eran testigos de lo que él narraba, dado que habían oído los mismos rumores.[4]
El discurso es considerado una fuente importante sobre la visión social hacia la homosexualidad en la Antigua Grecia, especialmente debido a que Esquines muestra una opinión muy diferente sobre ella cuando se da en el contexto de la prostitución comparada a la mirada positiva que da cuando ocurre en base al amor de figuras como Aristóteles y Harmodio o Patroclo y Aquiles.[5] El propio Esquines confiesa que a lo largo de su vida había amado a jóvenes hermosos y que incluso les dedicaba poemas, los mismos que durante su discurso presentó a sus adversarios para que los recitaran ante los jueces.[6]
Demóstenes, que estaba junto a Timarco durante el discurso, también fue reprendido con palabras insultantes (Esquines lo acusó de ser afeminado).[7] Durante el discurso, Esquines buscaba mostrarse igual de erudito que Demóstenes, por lo que su intervención tomó características de la actuación trágica, recitó a Homero (para hablar sobre Patroclo y Aquiles) y citó a Eurípides y Hesíodo.[8][9]
Gracias al contenido de un discurso posterior de Demóstenes, se sabe que Timarco fue despojado de sus derechos políticos (atimia) en el veredicto de los jueces.[10] En su posterior apología, Esquines mencionó este discurso ante los jueces como una exhortación a la buena moral, útil y agradable para la comunidad porque alejaba a los jóvenes de la corrupción.[11]