El comportamiento colectivo de los animales describe el comportamiento coordinado de grandes grupos de animales similares y las propiedades emergentes de estos grupos. Entre las facetas que comprende este tópico se incluyen los costes y beneficios asociados con la pertenencia al grupo, la transferencia de información en el grupo, el proceso de toma de decisiones del grupo, y la locomoción y sincronización del grupo. El estudio de los principios asociados al comportamiento colectivo de los animales tiene relevancia para el tratamiento de problemas de ingeniería humana mediante la filosofía de la biomimética. Por ejemplo, determinar la reglas mediante las cuales un animal individual navega con relación a sus vecinos en un grupo puede conducir a avances en la disposición y control de grupos de micro-robots nadadores o voladores tales como UAVs (Vehículos aéreos no tripulados).
Entre los ejemplos de comportamiento colectivo de animales se encuentran:
Se han propuesto muchas funciones de agregaciones de animales. Estas funciones propuestas pueden ser agrupadas en las siguientes cuatro categorías: sociales y genéticas, anti-depredadores, optimización de la alimentación, y aumento de la eficiencia de locomoción.
Es posible observar el apoyo a las funciones sociales y genéticas de las agregaciones, especialmente aquellas formadas por peces, en varios aspectos de su comportamiento. Por ejemplo, ciertos experimentos han mostrado que peces individuales extraídos de un cardumen pueden presentar un ritmo respiratorio más elevado que aquellos que permanecen en el cardumen. Este efecto puede ser atribuido al estrés, por lo que el efecto de estar en compañía de conespecíficos por lo tanto parece tener un efecto tranquilizador y ser una poderosa motivación social para permanecer en una agregación.[1] Por ejemplo ejemplares de arenque, se agitan mucho si son aislados de sus conespecíficos.[2] Se ha propuesto también que los cardúmenes cumplen también con una función reproductiva ya que permiten aumentar el acceso a los machos.
Se han propuesto varias funciones anti-depredadores de las agregaciones de animales. Un posible método por medio del cual cardúmenes de peces o bandadas de aves pueden combatir a los depredadores es el ‘efecto de confusión del depredador’ propuesto y demostrado por Milinksi y Heller (1978).[3] Esta teoría se basa en la idea de que es difícil para los depredadores elegir una presa individual de entre grandes grupos a causa de que los numerosos objetivos móviles sobrecargan el canal visual del depredador.
Un segundo efecto potencial anti-depredador de las agregaciones de animales es la hipótesis de ‘muchos ojos’. Esta teoría establece que en la medida que el tamaño del grupo aumenta, la tarea de vigilar el entorno para detectar depredadores puede ser compartida entre numerosos individuos. No solo que esta colaboración en masa presumiblemente provee un nivel de vigilancia más elevado, sino que además permitiría más tiempo para alimentación individual.[4][5]
Una tercera hipótesis del efecto anti-depredatorio de la agregación de animales es el efecto de ‘dilución del encuentro’. Por ejemplo Hamilton, propuso que la agregación de animales se debía a una forma “egoísta” de evitar a un depredador y por lo tanto era una forma de búsqueda de cobertura.[6] Otra formulación de la teoría fue presentada por Turner y Pitcher y fue interpretada como una combinación de probabilidades de detección y ataque.[7] En cuanto a la componente de detección de la teoría, se propuso que las presas potenciales se podrían beneficiar viviendo juntas dado que es menos probable que un depredador intente suerte con un grupo que con una distribución dispersa. En cuanto al componente de ataque, se propuso que un depredador que ataca es menos probable que coma a un animal en particular cuando se encuentran presentes un número mayor de animales. En resumen, un individuo posee ventajas cuanto mayor es el grupo en el cual se encuentra, suponiendo que las probabilidades de detección y ataque no aumentan en forma desproporcionada con el tamaño del grupo.[8]
Un tercer beneficio propuesto como consecuencia de la agregación de animales en grupos es el de mejor forrajeo. Esta habilidad fue demostrada por Pitcher et Al. en su estudio sobre el comportamiento de alimentación en cardúmenes de cypriniformes.[9] En este estudio, se determinó el tiempo que le requería a grupos de pececillos de la familia Gerreidae y peces dorados (Carassius spp.) encontrar un trozo de alimento. Se variaron la cantidad de individuos que componían los grupos, y fue posible determinar una disminución estadísticamente significativa en el tiempo requerido por los grupos mayores para encontrar el alimento respecto al tiempo requerido por los grupos más pequeños. Evidencia adicional sobre este mejoramiento de la capacidad de alimentación en cardúmenes se observa en la estructura de los cardúmenes de peces depredadores. Partridge et al. analizaron la estructura de cardúmenes de atún del Atlántico (Thunnus) a partir de fotografías aéreas y descubrieron que el cardumen tomaba una forma parabólica, un elemento que parece indicar un comportamiento de caza cooperativa en esta especie (Partridge et al., 1983).[10]
Esta teoría establece que los grupos de animales que se desplazan en un medio fluido podrían ahorrar energía cuando nadan o vuelan juntos, en forma similar a lo que hacen los ciclistas cuando viajan en pelotón y aprovechan las fuerzas dinámicas que se generan (succión). Se piensa que los gansos que vuelan en una formación en "V" también ahorran energía al volar ya que aprovechan el empuje generado por los vórtices del extremo alar generado por el animal que vuela delante de ellos en la formación. También se ha demostrado que los patos ahorran energía al nadar en una formación en fila.[11] Aumentos de eficiencia en grupos que se desplazan nadando ha sido también propuesto para los cardúmenes de peces y kril antártico.
Ha sido difícil estudiar la estructura de grandes grupos de animales a causa de la gran cantidad de individuos que participan. Por lo tanto el enfoque experimental a menudo es complementado con el modelado matemático de agregaciones de animales.
Los experimentos que investigan la estructura de grandes agregaciones de animales intentan determinar la posición en un espacio de tres dimensiones de cada animal en función del tiempo. Es importante conocer la estructura interna del grupo porque dicha estructura puede estar relacionada con la motivaciones que pueden promover el agrupamiento de los animales. Para poder determinar dicha estructura es preciso utilizar varias cámaras ubicadas en el volumen del espacio a estudiar, una técnica denominada estereofotogrametría. Cuando el volumen que se estudia es ocupado por cientos de miles de animales, se vuelve difícil identificar a cada uno de ellos. Además, los animales se pueden solapar en la imagen fotográfica, un problema denominado oclusión. Una vez que se logra determinar la ubicación de cada animal a lo largo del tiempo, es posible extraer una serie de parámetros que describen al grupo de animales.
Estos parámetros son:
Los modelos matemáticos más simples de agregaciones de animales generalmente requieren que los animales individuales que deben obedecer tres reglas:
Un ejemplo de este tipo de simulaciones es el programa Boids creado por Craig Reynolds en 1986. Otro es el modelo de Partícula Autopropulsada. Numerosos modelos actuales utilizan variaciones de estas reglas. Por ejemplo, muchos modelos implementan estas reglas mediante una serie de zonas en capas alrededor de cada animal. En la zona de repulsión muy próxima al animal, el animal tratar de apartarse de sus vecinos para evitar una colisión. La capa que sigue un poco más lejana constituye la de alineación, y en ella el animal focal trata de mantener su alineación respecto a la dirección de desplazamiento de sus vecinos. En la zona de atracción exterior, que se extiende tanto como alcanzan las señales que recogen sus órganos sensoriales, el animal focal trata de desplazarse hacia un vecino. La forma de estas zonas necesariamente dependen de las habilidades sensoras del animal. Por ejemplo, el campo visual de un animal no alcanza la zona detrás de su cuerpo. Por otra parte los peces, dependen tanto de la visión como de señales hidrodinámicas recogidas por su línea lateral. El kril antártico depende de su visión y de señales hidrodinámicas captadas por sus antenas.
Sin embargo estudios recientes de bandadas de estorninos han concluido, que cada ave modifica su posición en forma relativa a los seis o siete animales que se encuentran en su entorno inmediato, sin importar cuan cerca o lejos se encuentren dichos animales.[15] Por lo tanto las interacciones entre estorninos en una bandada están basadas en una regla topológica y no en una regla métrica. No se ha demostrado todavía si esta misma regla es aplicable a otros animales.