El combate de Chicaloma fue una confrontación armada librada el 11 de noviembre de 1809 entre tropas patriotas y fuerzas realistas en la localidad de Chicaloma, en la región de los Yungas de Bolivia. Enmarcado en el contexto de la guerra de guerrillas posterior a la Revolución del 16 de julio en La Paz, el enfrentamiento resultó en una contundente victoria realista bajo el mando del coronel Domingo Tristán. La batalla culminó con la muerte de al menos 120 patriotas y la captura de líderes insurgentes como Gabriel Antonio Castro y Manuel Victorio García Lanza. Este combate significó un duro golpe para los movimientos independentistas de la región y marcó uno de los episodios más sangrientos de los primeros años de lucha por la emancipación en Charcas.
Combate de Chicaloma | ||||
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Parte de Guerras de independencia hispanoamericanas | ||||
Fecha | 11 de noviembre de 1809 | |||
Lugar | Chicaloma, Intendencia de La Paz, Real Audiencia de Charcas (actual Bolivia) | |||
Resultado | Victoria realista | |||
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Comandantes | ||||
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El combate de Chicaloma se enmarca en las primeras acciones militares del proceso independentista de Charcas, iniciado con la Revolución de Chuquisaca del 25 de mayo de 1809. Este levantamiento cuestionó por primera vez la autoridad del virrey del Perú y la legitimidad del gobierno español tras la invasión napoleónica. Inspirado por estos hechos, el 16 de julio de 1809 estalló la Revolución de La Paz, liderada por Pedro Domingo Murillo,[1] quien proclamó la independencia y formó una Junta Tuitiva en defensa de los derechos del pueblo. A partir de este momento se dio inicio a una guerra de guerrillas que duraría más de una década.[1]
En respuesta, el virrey José Fernando de Abascal envió un ejército comandado por José Manuel de Goyeneche, que partió del Cuzco con más de 5.000 hombres.[2][3] Paralelamente, en La Paz se organizaron fuerzas patriotas para contener a los realistas, destacando el envío de tropas hacia Tiahuanaco al mando de Juan Bautista Sagárnaga.[3] Goyeneche intentó negociar con los insurgentes en Laja a mediados de octubre,[2] sin éxito, y avanzó hasta Chacaltaya, donde las fuerzas revolucionarias fueron derrotadas el 25 de octubre,[4] evento conocido como la Batalla de Chacaltaya. Esto permitió la entrada de Goyeneche a la ciudad de La Paz. Los sobrevivientes de Chacaltaya se replegaron hacia los Yungas,[5] reorganizándose en Coroico y Chulumani, donde se sumaron combatientes como los 45 hombres de Ocobaya liderados por Diego de Inofuentes, alcalde de dicha localidad.[2] En esta región se encontraba Manuel Victorio García Lanza, como subdelegado de la Junta Tuitiva de La Paz.[5] Con los insurgentes reagrupados, el coronel realista Domingo Tristán marchó hacia Irupana, lo que desembocó en el combate del 11 de noviembre de 1809 en Chicaloma.[3]
La región de los Yungas no logró ser liberada completamente del dominio colonial durante la revolución, un grupo de españoles logró resistir entre septiembre y octubre de 1809 saliendo victoriosos en el Combate de Irupana el 25 de octubre al mando del obispo Remigio de la Santa y Ortega, el capitán español Joaquín Revuelta y el alcalde Esteban Cárdenas. Estas autoridades coloniales lograron hacer contacto con las fuerzas de Goneyeche y pidieron su auxilio. Por esta razón Goneyeche decidió enviar a 500 soldados y dos cañones al mando de su sobrino Domingo Tristán y Moscoso para reforzar Irupana y evitar que la región quede en poder de los revolucionarios.
La travesía de Tristán no resultó sencilla y tuvo varias escaramuzas en su avance hacia la región de los Yungas. El 7 de noviembre, José Gabriel Castro logró reunir a sus soldados en el cerro Tacuri, allí recibió apoyo de las fuerzas indígenas de Francisco Katari y juntos hicieron frente a las tropas de Tristán. El regimiento colonial estaba bien armado y entrenado, por lo que no le resultó complicado derrotar a las tropas revolucionarias que tuvieron que retroceder y dirigirse a Chicaloma.[6]
Castro había entrado en contacto con Manuel Victorio García Lanza y acordaron reunir a sus tropas en Chicaloma, lugar que Lanza había logrado capturar el 12 de octubre. Allí se fortificaron y se decidieron a detener el avance de Tristán. Reunirse en aquél pueblo resultó muy conveniente dada su geografía y también el apoyo que recibieron los patriotas, en esa época el 75% de la población del lugar eran esclavos negros y todos se decidieron a apoyar la revolución.
Tristán se decidió a atacar el 11 de noviembre y preparó a parte de su regimiento para un ataque directo a las trincheras enemigas, los revolucionarios estaban bien preparados y pronto vieron que las tropas coloniales retrocedían. Es entonces que las tropas patriotas se desorganizan y se lanzan a perseguir al enemigo bajando por la colina, todo era parte del plan de Tristán que sabía que no podía capturar Chicaloma estando tan bien defendida, por lo que fingió una retirada para tentar a los patriotas a salir de sus trincheras y así acabarlos en campo abierto.
Otra parte del regimiento colonial comenzó a disparar contra los patriotas y empezaron a usar los dos cañones que tenían para destruir las fortificaciones que Lanza había construido. Rápidamente un grupo de soldados coloniales logró entrar en Chicaloma y se apoderaron de los cañones que tenían los patriotas derrotando al capitán Francisco Iriarte.
Pronto los revolucionarios dejaron sus puestos y huyeron por donde pudieron, las tropas coloniales no dejaron de perseguirlos y ese día lograron acabar con 120 patriotas. Para Lanza y Castro fue imposible reorganizar sus fuerzas y se vieron obligados a internarse en la selva para no ser apresados.
Tras la derrota patriota en Chicaloma, casi todos los líderes insurgentes fueron capturados, incluidos Gabriel Antonio Castro y Manuel Victorio García Lanza. Este último fue ejecutado por las tropas realistas y su cabeza expuesta en una pica en Coroico como escarmiento.[7][5] Otros lograron escapar, como fue el caso del guerrillero Eusebio Lira.[5] El triunfo de las fuerzas leales comandadas por Domingo Tristán consolidó el avance realista en los Yungas. A partir de diciembre de 1809 se iniciaron los procesos judiciales contra los insurgentes, que culminaron con la ejecución de nueve líderes revolucionarios el 29 de enero de 1810.[8] Estos hechos marcaron el fin del primer ciclo revolucionario en La Paz y dieron paso a un prolongado periodo de lucha guerrillera en la región.[9]