Clases de etiqueta es un concepto y expresión utilizado en la corte española para designar a aquellos miembros y empleados de la Real Casa que debían de estar presentes en las ceremonias palatinas.
El origen del término se encuentra ligado a las Ordenanzas dictadas en 1840 por María Cristina de Borbón, reina gobernadora para el gobierno de la Real Casa. En estas se dividían las personas que prestaban servicio en la Real Casa y Patrimonio, en funciones de etiqueta, gobierno y administración. Aquellos que prestaban la primera de las funciones pasaron a conocerse bajo el nombre de clases de etiqueta.[1]
Fue especialmente utilizado por la prensa en la época de la Restauración. Una de las primeras ocasiones en que se utiliza es en 1883 durante la visita del príncipe heredero de Alemania, Federico Guillermo (futuro emperador Federico III) a Madrid.[2] El término continuo siendo aplicado hasta 1931 en los ceremoniales y descripciones de ceremonias palatinas.[3][4][5]
El término comprendía a aquellos que se encontraban dentro de la alta servidumbre de la Real Casa, entre otros:[6][7]
En palabras de López Sánchez, estas clases estarían formadas por:
personas dedicadas en exclusiva a la etiqueta y al ceremonial palatino que continúen con el mantenimiento de las tradiciones y que conozcan el funcionamiento interno, las jerarquías, las costumbres, el protocolo, que contribuyan a esa sensación de orden, de reconocimiento de la majestad real, en definitiva, que sigan prolongando la “cultura de Corte”.[8]