El Cementerio de la Recoleta es un famoso cementerio de la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Está ubicado en el barrio de Recoleta y contiene las tumbas de personas muy reconocidas. Se inauguró el 17 de noviembre de 1822, durante la gobernación del brigadier general Martín Rodríguez, siendo ministro de Gobierno Bernardino Rivadavia. Se transformó así en el primer cementerio público de la ciudad. Fue diseñado por Próspero Catelin, reservándose el gobierno parcelas para personalidades ilustres en la formación del Estado nacional.[1] En 1880, Torcuato de Alvear—el primer intendente de la ciudad de Buenos Aires—encomendó al arquitecto Juan Antonio Buschiazzo para la remodelación del cementerio. Se rodeó con un muro de ladrillos, se pavimentaron sus calles y se construyó una entrada de estilo neoclásico.[2]
Cementerio de la Recoleta | ||
---|---|---|
Vista aérea del Cementerio de la Recoleta en 2018. | ||
Ubicación | ||
País | Argentina | |
División | Ciudad de Buenos Aires | |
Localidad | Recoleta | |
Dirección | Junín 1760 (Recoleta) | |
Coordenadas | 34°35′17″S 58°23′35″O / -34.588055555556, -58.393055555556 | |
Tipo y colecciones | ||
Tipo |
Público Turístico | |
Superficie | 5,5 ha | |
Historia y gestión | ||
Creación | 1822 | |
Inauguración | 17 de noviembre de 1822, 202 años | |
Información del edificio | ||
Construcción |
1822 1881 (primera remodelación) 2003 (segunda remodelación) | |
Arquitecto |
Próspero Catelin Juan Antonio Buschiazzo (primera remodelación) | |
Es uno de los atractivos turísticos más populares de la ciudad,[3] famoso por sus numerosos e imponentes mausoleos y bóvedas adornados con mármoles y esculturas. Su valor arquitectónico es una muestra de los tiempos en que Argentina era una potencia económica emergente a fines del siglo XIX, y las familias más acomodadas de la ciudad comenzaron a mudarse a la zona de Recoleta y a construir panteones esplendorosos en el cementerio.[4][5][6] Muchos de sus mausoleos y bóvedas son obra de importantes arquitectos y más de 90 han sido declaradas Monumento Histórico Nacional.[4] El cementerio en sí es considerado Museo Histórico Nacional desde el año 1946.[2]
Los frailes de la orden de los franciscanos recoletos[7] descalzos llegaron a la zona en la que se ubica actualmente el Cementerio de la Recoleta, entonces en las afueras de Buenos Aires, a principios del siglo XVIII. Construyeron en el lugar un convento y una iglesia, en 1732, que colocaron bajo la advocación de la Virgen del Pilar. Actualmente la Basílica de Nuestra Señora del Pilar es un Monumento Histórico Nacional. Los lugareños terminaron denominando a la iglesia de los recoletos en simplemente la Recoleta, nombre que se extendió a toda la zona.
Cuando la orden fue disuelta en 1822, el 17 de noviembre[1] de ese año, la huerta del convento fue convertida en el primer cementerio público de la Ciudad de Buenos Aires. Los responsables de su creación fueron el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires Martín Rodríguez (sus restos descansan en el Cementerio) y su ministro de Gobierno, Bernardino Rivadavia.
Sus dos primeros moradores fueron el niño negro liberto Juan Benito y la joven María Dolores Maciel.
En 1863 perdió su condición de camposanto debido a un conflicto con los masones: ese año falleció el francmasón Blas Agüero, quien se había negado a recibir los sacramentos, por lo que la iglesia le había negado la sepultura, pero a pedido de su sobrino el presidente Bartolomé Mitre le dio el permiso, a lo que el arzobispo protestó retirando al cementerio su condición de santo, que nunca recuperó.[8]
Durante la década de 1870, como consecuencia de la epidemia de fiebre amarilla que asoló la ciudad, muchos porteños de clase alta abandonaron los barrios de San Telmo y Montserrat y se mudaron a la parte norte de la ciudad, a Recoleta. Al convertirse en barrio de clase alta, el cementerio se convirtió en el último reposo de las familias de mayor prestigio y poder de Buenos Aires. Al mismo tiempo se inauguraba el Cementerio de la Chacarita o Cementerio del Oeste, por oposición al Cementerio del Norte nombre menos común que recibe la Recoleta.
En el ingreso al cementerio hay tres fechas grabadas sobre el piso: 1822 (año de su creación), 1881 (fecha de su primera remodelación) y 2003 (segunda remodelación).[2]
El Cementerio de la Recoleta es una obra de arte en sí mismo.
La entrada principal es un pórtico formado por cuatro columnas de orden dórico griego, concluido durante una de sus grandes reformas ordenada en 1881 por el entonces intendente de la Municipalidad, Torcuato de Alvear. Tanto el frontis exterior como el interior poseen inscripciones en latín. Del lado de afuera el mensaje es de los vivos a los muertos: Requiescant in pace, que significa: Descansen en Paz. Del lado de adentro el mensaje es de los muertos a los vivos: Expectamus Dominum, que significa: Esperamos al Señor.
En el frente, sobre las columnas, se inscriben los primeros símbolos de la vida y de la muerte, representados en once alegorías: El huso y las tijeras: el hilo de la vida que se puede cortar en cualquier momento. La cruz y la letra P: la paz de Cristo en los cementerios. La corona: voto de recuerdo permanente. La esfera y las alas: el proceso de la vida y de la muerte que gira incesantemente como la esfera. La cruz y la corona: la muerte y el recuerdo. La abeja: la laboriosidad. La serpiente mordiéndose la cola: el principio y el fin. El manto sobre la urna: el abandono y la muerte. Las antorchas con llamas hacia abajo: la muerte. El búho: el vigilador, y según algunas creencias, anuncia la muerte. El reloj de agua o Clepsidra: el transcurrir del tiempo o el paso de la vida.[9]
El predio tiene 4780 bóvedas distribuidas en 54 843 metros cuadrados, 80 de las cuales fueron declaradas Monumento Histórico Nacional.[10] El cementerio alberga varios mausoleos de mármol, decorados con estatuas, en una amplia variedad de estilos arquitectónicos. Se halla organizado en manzanas, con amplias avenidas arboladas que dan a callejones laterales donde se alinean los mausoleos y bóvedas. Existe una amplia rotonda central de donde parten las avenidas principales, con una escultura de Cristo realizada por el escultor Pedro Zonza Briano, en 1914.
Cada mausoleo presenta el nombre de la familia labrado en la fachada; generalmente se agregan al frente placas de bronce para los miembros individuales.
En un poema, el escritor porteño Jorge Luis Borges (1899-1986) fantaseó con ser enterrado en este lugar, pero finalmente no fue así ya que está enterrado en la ciudad de Ginebra (Suiza).
Cada cementerio se configura como una ciudad dentro de la ciudad donde “habitan los vivos”. Teniendo en cuenta su contexto de Arquitectura, el trazado y Escultura, el cementerio Recoleta es uno de los sitios en la ciudad de Buenos Aires, una ciudad dentro de otra ciudad.
Partiendo del entorno del espacio, se observa el cementerio-ciudad con el trazado, ubicación de las bóvedas y sus obras escultóricas encargadas por las familias propietarias. El paisaje cementerial muestra su quietud en orden al trazado de calles ortogonales entre sí, dejando parcelas regulares en los espacios generando calles, avenidas y diagonales.
Existe una amplia rotonda central de allí parten las avenidas principales, con una escultura de Cristo realizada por el escultor Pedro Zonza Briano, (1914), donde configura una gran cruz, punto local de referencia que ratifica el sentido sagrado del lugar.
El espacio cementerial tiene desde el principio como los ensanches, elementos significativos y referenciales, que densifican la vivencia del lugar. El cementerio guarda una relación práctica de identificación con la misma ciudad: la ordenación espacial en cuadrículas, de la que resultan manzanas edificadas en el terreno de la Recoleta, un diseño geométrico con calles, avenidas y diagonales. Las murallas lo contienen, definen y protegen como recinto sagrado.
Hasta el siglo XIX los cementerios eran parte activa en las ciudades, lugares de encuentro como era una plaza, una calle o un mercado público. Era la otra ciudad donde habitaron, pensaron, caminaron e imaginaron nuestros antepasados y recorrerlo era, de alguna manera, reconstruir la historia de la ciudad, las costumbres, las familias, las aspiraciones comunes y los ritos.
La realización del plano se le solicitó al Director del Departamento de Ingenieros Arquitectos de la provincia de Buenos Aires, Ing. Próspero Catelin. Con el plano aprobado y ya en ejecución, se emite el decreto de gobierno del 3 de septiembre de 1823 donde se estipula la escala de precios según la ubicación de los lotes e interesa al objetivo de este trabajo ya que determina que “las sepulturas preferentes sean ocupadas por los cadáveres de aquellas personas cuyas virtudes o relevantes servicios a la sociedad les hayan hecho un lugar distinguido en el aprecio de la autoridad y de sus conciudadanos, que siempre mirarán como un deber el de perpetuar la memoria de tan dignos ciudadanos al depositar sus cenizas.
Es de destacar que el gobierno siguiendo el tono de la fundamentación del decreto, retiene para sí”…algunas sepulturas para asignarlas oficialmente a aquellas personas que se distingan por sus méritos contraídos en cualquier ramo del servicio público…”, de este modo se reserva un espacio de lotes para sepulturas destinado al panteón de los ciudadanos meritorios, a la derecha de la calle principal de entrada al cementerio.
El mausoleo del general Bartolomé Mitre está emplazado frente a la calle que nace un viejo portón de la entrada en la calle Junín 1720. Ejecutado con mármol, sus esculturas fueron realizadas por Eduardo Rubino nacido en Turín y representan de “La libertad”, “El deber” y “La justicia”. Hoy en su parte superior se encuentran enmarcado entre figuras aladas el nombre del prócer. Mitre fue un militar, periodista, poeta e historiador coronando su actuación como presidente de la nación unificada en el período 1862-1868.
En una de las calles de la sección 16 se encuentra la bóveda de la familia duarte. De líneas Art Decó se destaca el tratamiento de las pilastras y el frontón que enmarca la puerta de bronce ricamente adornada con festones, flores y hojas estilizadas. La construcción está rematada por un brasero encendido, simbolizando la eternidad. Eva Duarte de Perón desarrolló una fecunda labor social a favor de los más necesitados durante la primera presidencia de su esposo el general Juan Domingo Perón. Murió en plena juventud y sus restos fueron depositados en esta bóveda junto a los suyos en 1976.
Su bóveda se encuentra edificada en una esquina formada por una de las diagonales de esta necrópolis y una de sus principales calles, ubicación que permite distinguirla desde distintos sitios. Militar y estadista nacido en Tucumán en 1843 y muerto en Buenos Aires en 1914, luchó en la campaña al Paraguay llevó a cabo la conquista del desierto. Presidente de la república por 2 periodos 1880-1886 y 1898-1904. La bóveda posee rasgos manieristas, estando profusamente decorados tanto sus muros como la verja que la circunda, con arabescos, ángeles y antorchas caídas llama la atención el carácter doméstico de su puerta principal antecedida por un pequeño atrio; posee abundante decoración de repertorio clásico.
El sepulcro del prócer está a nombre de la familia Ortiz de rosas y edificado en la sección en territorio general. El solar data de 1845 donde se construyó la bóveda primitiva al morir doña agustina López Osorio madre del restaurador la que fue remodelada a sus formas actuales en la primera década de este siglo. Posee 2 puertas de acceso, una de las cuales ha sido clausurada permitiendo así la colocación de un pequeño altar, siendo todo su revestimiento de granito. Descansa en esta bóveda doña encarnación de escurra esposa de Juan Manuel quien al fallecer el 19/10/1838 fue inhumada en el sepulcro de la familia. Como sabemos Rosas muere en su retiro en Inglaterra el 14/03/1877 donde se había radicado al irse del país luego de la batalla de caseros. Sus restos repatriados fueron inhumados el 30 de septiembre de 1989.
En una esquina de la sección 13 está la bóveda de Rufina Cambaceres al lado de su familia que ostenta el nombre de Antonio Cambaceres tío de Rufina con referencia al señor Cambaceres, estanciero y hombre de gran fortuna que ocupó el cargo de director del banco provincia de Buenos Aires y del ferrocarril. El padre de Rufina, Eugenio, fue un destacado escritor que dejó interesantes obras. Su hija murió el 31/05/1902, día que cumplía 19 años, presuntamente enterrada bajo un ataque de catalepsia. Su madre decidió construir vecina la bóveda familiar el sepulcro para su hija. De ello resultó un importante monumento art Nouveau con una estilización de líneas curvas y profusión de tallos, hojas y flores. Es obra del alemán Richard Aigner. Se representa a Rufina de pie frente a la puerta tomando el picaporte como para abrirla. Esta representación artística, sumado a la circunstancia de su sorpresiva muerte, dio lugar a que se construyeran diferentes leyendas en la sociedad porteña de la época que continuarán vigentes en la actualidad.
El sepulcro de este prócer está ubicado en una de las calles interiores de la sección 17 de esta necrópolis. Sobre un podio de base cuadrangular revestido en mosaico se yergue un obelisco coronado por un cóndor realizado en bronce en cuya base se encuentra la siguiente inscripción “Civilización y Barbarie”. Sarmiento fue educador, escritor y militar. Fue gobernador de su provincia y Presidente de la nación en el periodo 1868-1874
Podemos decir que es una de las más imponentes bóvedas en este cementerio, diseñada por el arquitecto francés A. Guilbert. Los Leloir son originarios de los bajos Pirineos franceses, habiendo llegado a estas tierras hacia 1820. Aquí descansa el Dr. Luis Federico Leloir. Premio Nobel de Química en 1970. El monumento consta de tres partes distintivas. Un gran basamento cúbico, revestido en granito pulido: la parte intermedia; compuesta por un tambor realizado en bronce, donde apoya una cúpula, elemento convertido en lucernario por donde llega luz a la refinada capilla. Esta es presidida por un cristo, obra del italiano Leonardo Bistolfi (1859-1933) Corona toda la estructura un templete rodeado por columnas jónicas, sobre las cuales apoya una gran cúpula en cuyo interior está representado el Redentor en teselas de diferentes colores.
El mausoleo del Dr. Pellegrini se encuentra en el camino central como cerrando la calle que nace en el Peristilo. Esta circunstancia le da una perspectiva estupenda resaltando aún más los valores que de por sí tiene la obra. Fue realizada a encargo del Jockey Club para guardar los restos de su fundador y primer presidente. Es obra del escultor francés Marins Jean Antonin Mercie.
Esta bóveda es una construcción monumental en la que la parte más destacada la constituye un baldaquino en forma de aguja coronada con la figura de Cronos- Dios del tiempo. Dentro del pabellón se encuentra la estatua del jurisconsulto y sobre la entrada a la cripta el busto de Da Tiburcia Domínguez, su esposa. El sepulcro fue realizado por Camilo Romairone Del Carril (1798-1883) fue gobernador de su provincia natal San Juan: Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores durante la gobernación de Lavalle.
Un granadero en bronce vela el sueño del valiente soldado de Chacabuco, Maipú, Riobamba, Pichincha e Ituzaingo entre otras acciones militares. Se trata de una sobria bóveda realizada en granito negro descatandose la puerta refinada. Fue Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y como Jefe Unitario intervino en las acciones de Navarro.
El sepulcro de José Clemente Paz (1842-1912) es uno de los monumentos de un excepcional grupo escultórico realizado por el francés Jules Félix Coutan (1848-1939), quien realizó la obra por encargo de la familia Paz, en honor a su hijo fallecido, en 1904, José Jacobo Gainza Paz. Ocho años más tarde, en 1912, el presidente del diario La Prensa, José Clemente Paz fue enterrado en dicha bóveda.
Félix Coutan fue un escultor francés de gran renombre en su época, sus obras se destacan por un detallismo en la expresión y trabajo de los pliegues. Realizó esculturas en bronce y en mármol con una mirada al neoclasicismo y una disposición de las mismas para ser vistas de frente, contenidas entre soportes posteriores, haciéndolas parte de la arquitectura.
La sepultura presenta un volumen cúbico revestido en granito negro, una puerta de bronce sirve de pedestal a dos ángeles de gran tamaño, emplazados de derecha a izquierda de la misma, uno apoyado sobre un ancla y el otro con una corona junto a sus pies. Otro grupo escultórico de tres figuras recupera el dramatismo: una mujer semi doblegada, casi desfalleciente dejando escapar una lámpara extinguida. De forma ascendente, en la misma línea, vemos una urna con una tapa semi abierta llamada sarcófago, de allí una figura femenina que representa al alma humana, que se dirige hacia un ángel con sus alas desplegadas y señalando con su dedo índice el infinito, la eternidad. Toda la obra, fue realizada en mármol blanco, con minucioso detalle y gran dinamismo.
El Sepulcro de la familia Paz es una pieza escultórica que puede ser contemplada como “monumento, no amuleto” (Read, 1994:76), siendo apreciada para lo que fue concebida originalmente.
Este sepulcro está ubicado en la Sección 9 Tablón 2, fue realizado por Luis Perlotti en el año 1946. Tanto las placas como el relieve son de piedra dolomítica que su procedencia podría ser de las canteras de Olavarría, provincia de Buenos Aires, y el basamento es de granito. En él se muestra la imagen de una mujer con los brazos elevados en la que se puede ver sencillez pureza y sobriedad. Debido a la orientación sur del frente del sepulcro y a su delimitación por un muro aledaño, se produce un encajonamiento del sepulcro que genera un microclima muy húmedo que favorece el desarrollo de microorganismos circunstancia que dificulta la lectura de la obra. Se observó el desarrollo de plantas en la unión de la placa y relieve. Se identificaron micro fisuras en gran parte de las piedras. También se evidencio en erosión vinculada a los agentes agresivos como la lluvia y la acción del viento, lo que generó una falta de cohesión en la superficie y una pérdida del acabado superficial. Gracias a todas estas fallas fue necesario realizar una restauración al sepulcro. Es notable observar que el relieve, si bien se encuentra expuesto, después de la restauración quedó integrado a la composición total del sepulcro.
Este mausoleo está ubicado en la Sección 20 Tablón B, fue realizado por el escultor parisino Jules Coutan en el año 1910. Este monumento fue realizado íntegramente en mármol de Carrara mediante la talla y el armado de placas. La dimensión del mismo es de 3m de alto por 2,50m de ancho por 2,3m de profundidad. Está formado por un alto pilar en cuyo fuste se recorta una figura alegórica de mujer en actitud de orar, el capitel donde se encuentra el retrato del prócer y un basamento con decoración ornamental. Hubo una intervención previa de restauración de este monumento en el año 1968, debido a que la obra está expuesta sin ningún tipo de protección, padece un estado de erosión general en la superficie. Solo en sectores protegidos de la lluvia por la orientación (noreste) y su morfología, se pudo observar un registro del pulido original. En el perfil derecho la escultura tiene una fina capa negra producida por agentes biológicos que cubre casi la totalidad de la superficie y que está incorporada a la estructura de la piedra. También en el rostro de la alegoría se observó una erosión con pérdida de acabado superficial así como adherencia de una costra negra. Estructuralmente se observó el movimiento de un pilar que cierra el mausoleo. También se observó la falta de una cadena metálica adhería a las columnas como cierre del monumento. La intervención posibilito tener una rápida lectura del monumento, considerando su localización al finalizar una de las calles del cementerio. Estando cerca de la escultura podemos observar con claridad los distintos tratamientos realizados en el mismo material.
Este mausoleo está ubicado en la Sección 9 Tablón 1, fue realizado por Carlos Romairone en el año 1905. El material de soporte del monumento es de mármol de Carrara con vetas, exceptuando el busto que está hecho en mármol de Carrara pero sin vetas. Las placas conmemorativas y el ornato colocado al inaugurar el monumento son de bronce fundido. La dimensión es de 5m de alto, con una base de 2m por 2m. Haciendo una comparación visual entre la documentación histórica y el estado actual del monumento se pudo notar algunas diferencias, tales como el agregado de un escalón en el frente del monumento. Tanto la alegoría como el retrato del coronel presentaban una importante acumulación de sociedad superficial y alteración de la granulometría esto se observó en áreas expuestas a la inciensa de la lluvia y se extiende a lo largo de las líneas de escurrimiento generadas por la morfología a esto se le sumó el efecto mecánico de arenados efectuados en alteraciones anteriores el mármol presenta fisuras significativas como así también una película de óxidos provenientes de elementos decorativos metálicos también se observaron lagunas y fisuras, algunas de ellas con aplicaciones de morteros cementicos productos de intervenciones anteriores. El criterio de intervención consideró la reubicación de placas conmemorativas, fueron colocadas en el frente del monumento que por su cercanía al ingreso del cementerio permite una visualización rápida.
Este sepulcro está ubicado en la Sección 3 Tablón 8, fue realizado por un autor anónimo en el año 1870 con la técnica de torneado, siendo armados por partes el mármol de Carrara. Sus dimensiones son de 2m de alto por 2m de ancho y una profundidad de 1,7m. La mayor preocupación acerca de esta obra, a la hora de efectuar su conservación, lo constituyó su deterioro estructural, producto del movimiento de suelo afectado por el desarrollo de árboles cercanos al mismo. Su base cuadrada y su orientación generan una marcada diferencia de desgaste entre el frente con exposición directa al agua de lluvia y vientos respecto a los perfiles que tienen menos incidencia de deterioro. Los ornamentos y las placas presentan una marcada erosión cuyo avance expone en relieve las vetas propias del mármol. Al frente del sepulcro se observa un alto porcentaje de oxidación que se visualizan rápidamente. El mantenimiento estructural del sepulcro es producto de una disponibilidad técnica vinculada a su momento histórico, y que con el pasar del tiempo, se revalorizo
Desde comienzos del siglo XIX las circunstancias políticas que se van desplegando en ambas orillas del Río de La Plata –de las invasiones inglesas en adelante- cimentarán una dedicación especial dada a las glorias militares y en particular a los honores póstumos a los héroes de la reconquista y entrada ya la época independiente a los héroes militares de la independencia. Ese reconocimiento se verá traducido en relevantes celebraciones fúnebres, con rituales conmemorativos que recuerdan las exequias reales durante la colonia y equipamientos de arquitectura y arte efímeros de admirable inversión material y artística, a los que se agregaran los monumentos fúnebres emplazados en el cementerio público a partir de fines de la década de 1820.