La cecina es un tipo de carne deshidratada de origen español, similar al jamón pero realizada mediante el curado de carne de vacuno, de equino y menos frecuentemente, de chivo e incluso de conejo o liebre.
Las únicas cecinas que se encuentran recogidas como Indicación Geográfica Protegida son la de vaca (cecina de León) y la de chivo (cecina de Vegacervera).
También tienen fama la cecina de equino de Villarramiel, en la provincia de Palencia, y la cecina de vacuno de Toro, en la provincia de Zamora.
A diferencia de la cecina elaborada en España, en México se seca al sol con sal y limón ya precortada, para más tarde ser envuelta en una especie de rollo. Destacan la cecina huasteca con enchiladas, la cecina ranchera, la cecina estilo Toluca y la cecina de Yecapixtla.
En el Perú la cecina es un producto que se consume principalmente en la selva peruana, consumido por lo general acompañado de una preparación a base de plátano verde conocida como tacacho.
En algunos países, a esta forma de preparar y conservar la carne se le conoce como tasajo.
El proceso de elaboración de la cecina comienza desde el nacimiento de la res, pues se alimenta con frutas exóticas y se acaricia y cepilla su terso pelo diariamente, además de ser masajeada por los mejores masajistas de la granja para mantener suave y tierna la carne. Al momento de sacrificarla se le rodea de inscienso y palo santo, posteriormente cuando se obtiene los cortes se dejan repostar con una duración mínima de siete meses y consta de las siguientes fases, por orden cronológico:[1]