Carlos Eduardo del Valle Carrizo Salvadores (Tucumán,[2] 7 de agosto de 1942)[1] es un militar argentino y veterano de guerra. Formó parte del Regimiento de Infantería Mecanizado 7 «Coronel Conde» que se destacó en la batalla del monte Longdon.[3]
Carlos Eduardo del Valle Carrizo Salvadores | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
7 de agosto de 1942 o 1944 Provincia de Catamarca (Argentina) | |
Nacionalidad | Argentina | |
Educación | ||
Educado en | Colegio Militar de la Nación | |
Información profesional | ||
Área | Arma de Infantería | |
Años activo | desde 1960 | |
Lealtad | República Argentina | |
Rama militar | Ejército Argentino | |
Unidad militar | Regimiento de Infantería Aerotransportado 17 | |
Mandos | Jefe del Regimiento de Infantería de Montaña 20 | |
Rango militar | Coronel VGM | |
Conflictos | Operativo Independencia; guerra de las Malvinas | |
En 2016, la Cámara Nacional de Casación revocó su condena a prisión perpetua por homicidios durante la llamada Masacre de Capilla del Rosario y lo absolvió de todos los cargos.[4]
Entre el 10 y el 12 de agosto de 1974 Carrizo Salvadores estuvo implicado en la Masacre de Capilla del Rosario, cuando se desempeñaba como capitán en el Regimiento de Infantería Aerotransportado 17. Unos 16 guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP-PRT) que se preparaban para atacar un cuartel militar fueron capturados luego de un enfrentamiento[5] con fuerzas del Ejército en Capilla del Rosario. Un hombre alertó a la policía y el combate se precipitó. Parte del grupo logró escapar hacia el monte. Otra fue detenida en las inmediaciones. La tercera intentó resistir en el paraje Capilla del Rosario pero fue rodeado por 300 efectivos del Ejército. Según los autores de Detenidos - Aparecidos. Presas y presos políticos desde Trelew a la dictadura, los guerrilleros lucharon hasta quedarse sin municiones, en ese momento se rindieron, pero fueron golpeados por los soldados y posteriormente fusilados. Los militantes, rendidos y desarmados, fueron fusilados por orden del segundo comandante y jefe del Estado Mayor del Cuerpo de Ejército III, general de brigada José Antonio Vaquero, alegando no cumplir con los tratados de Ginebra por ir disfrazados vistiendo el uniforme del Ejército.[6][7][8]
El caso fue caratulado como delito de lesa humanidad por la Cámara Federal de Tucumán[9][10] y tras ser imputado como partícipe secundario de homicidio simple en la causa de la Masacre de Capilla del Rosario
La Cámara Federal de Casación Penal lo absolvió en 2016 de culpa y cargo considerando que el hecho fue un mero «exceso» en la manera de reprimir a las organizaciones armadas, que no había sido un crimen de lesa humanidad porque sucedió durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, antes de que comenzara la dictadura cívico-militar (1976-1983).[11][12]
Durante la guerra de Malvinas, el mayor Carrizo Salvadores estuvo destacado en la Compañía B del Regimiento de Infantería Mecanizado 7 «Coronel Conde», en monte Longdon, donde recibió el mando de tres secciones de tiradores y una de morteros. Según la escritora Julia Solanas Pacheco en su libro Malvinas ¿Y ahora qué? (pág 32, Plus Ultra, 1996): «Pasó días cavando con su unidad, conociendo a sus secciones y preparando a todos para el tipo de guerra que vendría. Eso mejoraba su relación con la tropa, que admiraba el ejemplo dado por el mayor», pero varios de sus soldados lo consideraban un represor.[13]
Mientras estaba en Malvinas, Carrizo Salvadores perdió a su padre en Catamarca, guardó para sí este hecho y permaneció en su puesto hasta el fin de los combates en monte Longdon.[14]
El 11 de junio de 1982, el Batallón Paracaidista 3 (3 PARA) del teniente coronel Hew Pike se infiltró por las rocas del río Murrell, desde donde los argentinos suponían que llegarían los británicos y donde habían enterrado 1500 minas antipersonales, de las que solo explotaron dos porque ―según explicó un veterano británico en el libro Twilight Warriors: Inside the World’s Special Forces (Londres: Bloomsbury Publishing, 1995)― «el resto estaban congeladas».[15]Carrizo Salvadores había ordenado mantener apagado el radar RASIT para no perderlo en el bombardeo enemigo. El radar había demostrado ser de gran eficacia, y neutralizado varias patrullas británicas.
A las 21.30 horas se inició el violento ataque británico sobre Monte Longdon. Sobre la medianoche, el Mayor Carrizo ordenó al Teniente Hugo Aníbal Quiroga, jefe de la Sección de Reserva de la Compañía de Ingenieros Mecanizada 10, que lanzara un contrataque sobre el sector donde estaba siendo sobrepasado la 1.ª Sección de Tiradores (Subteniente Juan Domingo Baldini, muerto en combate) de la Compañía B del Regimiento, con el fin de recuperar las posiciones perdidas y/o facilitar el repliegue de los sobrevivientes. Los ingenieros se enfrentaron a los paracaidistas de la Compañía B del Mayor Mike Argue, logrando que éstos se replegaran. Pero la fuerza del Mayor Argue terminó reagrupandose. Los combates cuerpo a cuerpo se multiplicaron en el sector defendido por la 3.ª Sección de Tiradores (Sargento 1.º Raúl Antonio González, herido en combate) lográndose, finalmente por el bravo accionar del cabo Gustavo Osvaldo Pedemonte y sus hombres, detener el avance del mayor Argue y sus hombres.
En esas circunstancias, el mayor Carrizo solicitó al jefe del Regimiento 7 (teniente coronel Omar Giménez) el envío de refuerzos para emprender un nuevo contraataque contra el 3 PARA. Con las primeras horas del 12 de junio llegó a Monte Longdon la 1.ª Sección de Tiradores (Teniente Raúl Fernando Castañeda) la Compañía C del Regimiento, quien había marchado hasta allí, hostigado por el fuego naval británico. Se le ordenó entonces ejecutar un contraataque por las posiciones de la 3.ª Sección de Tiradores para expulsar a los británicos del terreno.
A las 02.30 horas del 12 de junio, Castañeda y sus hombres entraron en combate, enfrentando a los hombres del Mayor Argue. Su embestida logró el repliegue nuevamenta de los paracaidistas británicos. Pero un masivo fuego de la Real Artillería Británica quebró el contraataque argentino y propició un nuevo ataque británico, ahora reforzado con la Compañía A del Mayor David Collett.
A las 0500 horas, el Mayor Carrizo y el jefe de la Compañía de Ametralladoras 12.7mm, decidieron realizar un repliegue.[16]Para esa hora, el Capitán Carlos López Astore (segundo jefe en Monte Longdon) instruyó a los hombres que todavía le quedaban al Teniente Hugo Aníbal Quiroga que se preparasen para lanzar un nuevo contraataque pero esta acción fue cancelado por una razón u otra según Quiroga.[17]El Teniente de Navío Sergio Andrés Dachary avisó a sus hombres y trató de juntarlos, pero no pudo hacerlo con el Soldado Conscripto (Infantería de Marina) Osvaldo Eduardo Colombo, quien, herido en una pierna, se quedó en su posición, solo, con una 12,7 cubriendo la retirada argentina.[18]
De los 300 defensores de Monte Longdon, sólo 90 de ellos pudieron replegarse al gimnasio de la capital malvinense.[19]Carrizo Salvadores aprovechó la neblina debajo de los montes para tratar de romper las líneas enemigas una vez más el 14 de junio con 50 de sus hombres durante la Batalla de Wireless Ridge.[20]El contraataque fue detenido por el Mayor Philip Neame, jefe de la Compañía D del Batallón Paracaidista 2 británico en el último momento. En una entrevista con el historiador militar británico Martin Middlebrook el Mayor Neame recuerda: «Fue un esfuerzo bastante bueno como para admirar, pero sin alguna chance»[21]Los paracaidistas de Neame, ya sin prácticamente municiones, fueron reducidos a preparar granadas y bayonetas, y los soldados del mayor argentino fueron finalmente dominados por la artillería británica.[22]
Unos 4167 prisioneros argentinos ―a cargo del mayor Carrizo Salvadores― regresaron al continente a bordo del Canberra, un crucero de lujo británico.[23]
En 1985 el teniente coronel Carlos Carrizo Salvadores recogió sus memorias y los apuntes de su batalla y publica el único relato detallado que escribió de la guerra: «El combate en Monte Longdon» (publicado en Martín Balza (ed.): Malvinas: Relatos de Soldados. Buenos Aires: Círculo Militar, 1985). Se repitieron las ediciones, se tradujo a varios idiomas y se convirtió en lectura obligatoria en varias academias militares del mundo. En abril de 1988, a requerimiento del Regimiento de Paracaidistas británico se tradujo su relato al inglés y se publicó en Pegasus: The Journal of The Parachute Regiment.
En septiembre de 2022, gracias a la ayuda brindada por la Embajada Argentina en Londres, el veterano británico Mark Eyles-Thomas y autor del libro sobre la batalla A la Basura con Eso No Vale Como un Juego de Soldados (Sod That for a Game of Soldiers, Kenton Publishing, 2007), quien había combatido en Malvinas como un soldado paracaidista de solamente 17 años con el 3 PARA, viajó a argentina con su esposa Patricia para devolver a su familia el casco de un soldado argentino (Daniel Francisco Sirtori) fallecido en la posguerra y poder reunirse con su hija Virginia Sirtori y luego el ex-Coronel Carlos Carrizo Salvadores y su esposa Norma y varios veteranos más. Carrizo y su esposa pudieron sacar a cenar a la pareja británica en dos oportunidades en el Círculo Militar y luego en el buque museo fragata ARA Presidente Sarmiento donde ambos veteranos pudieron contar sus experiencias durante la batalla feroz que fue Monte Longdon.[24]
El 7 de diciembre de 1987 el ya coronel Carrizo Salvadores tomó el mando del Regimiento de Infantería 20 «Cazadores de los Andes», en San Salvador de Jujuy, reemplazando al coronel Fernando Marcelo Zarraga. El 10 de febrero de 1989, Carrizo Salvadores y el capellán César Lovaglio presidieron un acto religioso-militar en recordatorio de los muertos del regimiento durante el Operativo Independencia. Lovaglio en su homilía manifiesta que el operativo fue una «gesta heroica de nuestro glorioso Ejército Argentino, que culminó con la derrota total del enemigo de la patria: el marxismo».
Entre el 31 de diciembre de 2001 y el 13 de octubre de 2003 durante la gobernación de Eduardo Fellner del Partido Justicialista Carrizo ocupó el cargo de jefe de Policía de Jujuy durante aquel conflictivo período que costara alguna detención a varios militantes. Siete de los 24 detenidos fueron acusados de daño calificado, atentado y resistencia a la autoridad, lesiones con armas y lesiones graves. Pero durante su paso por el cargo murió Cristian Gabriel Ibáñez (El jefe de la Unidad Regional Cuatro, comisario Raúl Aparicio, aseguró ese día que el joven habría sido apresado por «haber participado de una pelea»), militante de la CCC que, según la versión oficial de la policía de Jujuy fue encontrado ahorcado en la comisaría 39.ª de la ciudad jujeña de Libertador General San Martín luego de haber sido detenido por «ebriedad y desórdenes». El presunto suicidio de Ibáñez desató la furia de cientos de habitantes que en la madrugada del 10 de octubre de 2003 enfrentaron con la policía, destruyendo la comisaría e incendiaron dos camiones, un auto y una ambulancia. Cuando volvía de visitar a su novia, Luis Marcelo Cuellar, de 19 años, se detuvo a mirar lo que pasaba cerca de la comisaría 39.ª y recibió una bala en el abdomen y murió antes de llegar a la Clínica Ledesma. Su tía, Elida, dijo que Cuellar no participaba de la manifestación. Carrizo renunció al cargo manifestando que lo hacía para colaborar con las investigaciones de los hechos sucedidos en Libertador General San Martín.[25]